Y demos otro paso adelante

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N. de la A.: ¡Sean muy bienvenidos a un nuevo capítulo!

Y hemos llegado a la fiestecita de Fujii-chan xD peeeeero... ¿qué tal si, antes de eso, presenciamos un poco de dramita? Para amenizar, para preparar terreno antes de lo que se viene XD
Los que me conocen de mi otro fandom (Resident Evil) saben que no puedo vivir sin drama. Aquí en Slam Dunk me cuesta más porque es un manga dentro de todo muy alegre (a pesar de unos cuantos paréntesis, como Mitsui y Sakuragi) y no tengo libertad para matar personajes, algo que me encanta hacer xD pero por eso es un desafío, y ustedes saben que amo los desafíos ;)
Este capítulo es de más larga duración, tal como le prometí a KarenSubero :) ¡gracias por tu apoyo, como siempre!
Y gracias también a mis lectores habituales y a los nuevos que llegaron. ¡Espero que disfruten mucho el capítulo!

¡Ah!, si lees esto en Wattpad, la ilustración de Yohei y Fujii nuevamente está a cargo del increíble Salvamakoto. ¡Precioso!
Si eres de ff, pronto estará disponible en mi instagram ;) pero también pueden verlo en su cuenta de DeviantArt.

Disclaimer: Los personajes utilizados aquí son propiedad de Takehiko Inoue. ¡Gracias por dibujar y escribir una historia tan hermosa!

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Y demos otro paso adelante.

Eran pasadas las seis de la tarde aquel opaco jueves de octubre. El gimnasio de la preparatoria Shohoku, tan activo pocos minutos atrás, se encontraba en el habitual remanso tras las impetuosas prácticas del equipo de baloncesto comandado por Ryota Miyagi. Casi todos sus miembros se habían retirado a esas alturas, excepto cuatro jovencitos que aún rondaban los alrededores.

—Uh... ¿R-Rukawa-kun?

El aludido, que estaba secándose el rostro cubierto de sudor con una toalla pequeña, se detuvo a mitad de la labor para echar un vistazo por encima de su hombro.

«Es la hermana de Akagi», pensó frotándose la boca.

—Dime.

Cerca de allí, escondidos tras la puerta principal del gimnasio, Fujii y Yohei vigilaban a Haruko como sombras guardianas, la primera enviándole descargas de energía positiva por medio de su mente, y el segundo reflexionando acerca de las posibilidades reales que tenía la muchacha de conseguir algo positivo si terminaba por declararle sus sentimientos a Rukawa, «el iceberg» como lo llamaban él y los muchachos a su espalda.

—¿Crees que Haruko-chan se atreva a confesarse? —cuchicheó en el oído de Fujii.

—Se supone que solo va a asegurarse de que asista a la fiesta —explicó, también susurrando—. Pero ¿quién sabe?, tal vez pueda decirle por fin lo que siente. De cierta forma, están solos.

Yohei volvió a concentrarse en el rostro inmutable de Rukawa y chasqueó la lengua.

—Al tipo no se le mueve un músculo de la cara, ni siquiera cuando está jugando baloncesto. ¿Lo has visto sonreír alguna vez?

—Creo que no. —Suspiró retorciendo las manos.

Haruko estiró ambos brazos en dirección al jugador para pedirle sin palabras que le dejara la toalla y así lavarla con el resto de útiles de aseo que esperaban en un rincón. Él se la tendió con el mismo gesto mortecino de siempre. Pensó que era eso lo que quería pedirle, por lo que comenzó a caminar en dirección a la salida para darse una ducha en los camerinos antes de regresar a su casa.

—Espera, Rukawa-kun. —La voz de Haruko temblaba ligeramente, y sus mejillas se tintaban de rubor con más intensidad a cada segundo—. Q-quería preguntarte... si... ¿asistirás al cumpleaños de Fujii con los demás chicos?

Melodía de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora