-Son casi las cuatro de la mañana, no creo que hayan deliverys a esta hora.

Se dirige hacia mí, y me deja un pequeño beso en la frente. Haciéndome sonreír como una boba.

-Haré palomitas entonces, ponte cómoda, veremos la película que tu decidas.

Vuelve a besarme y sin más, se dirige a la cocina.
Me siento en el cómodo sofá y observo las películas que nos olvidamos de guardar ayer por la noche.

Teen beach movie se ve buena.
¿Lo sería?

Me acomodo en el sofá, apoyando mi espalda contra el espaldar y dejo la película elegida a mi lado. A los pocos minutos, la voz de Ross vuelve a aparecer.

-Preciosa- volteo- ¿Elegiste una?

Se sienta a mi lado, dejando el bowl de palomitas y latas de soda en la mesita de cristal. Asiento, y le doy la película.

-Buena elección.

Esta a punto de levantarse otra vez para poner la película en el DVD pero lo detengo, sujetándolo del brazo. Haciendo que vuelva a sentarse.

Lo beso antes de que pueda decir algo.

Me subo encima de él lo más rápido que puedo, dejándolo algo confundido, pero aún así no tarda en seguirme el beso.

Estoy haciendo lo correcto.
El me aprecia.
Jamás me haría daño.

Hace mucho tiempo que no sentía algo así, bueno, creí estar enamorada de Brad hace unos meses, pero sólo fue una ilusión. No puedo enamorarme de alguien que me utiliza solamente para sus necesidades físicas y para elevar su ego estúpido. 

Necesito a alguien que me quiera, con mis defectos y virtudes, con toda la mierda que me rodea, y que no me juzgue... allí es donde viene Ross. 

Honestamente cuando lo conocí en aquella cafetería se me hizo súper raro, pensé que era algún paparazzi infiltrado que quería averiguar cosas de mi padre mediante mí. Mi madre y mi padre, me habían advertido de eso días atrás, diciéndome de que comenzaban a sentir que alguien los seguía, y por ello contrataron guardias que vigilan actualmente mi casa y el trabajo de mi padre.

Pero no era así.

Era Ross, y llegó a mi vida como si fuese un mismísimo ángel guardián, quizá no llevemos "juntos" mucho tiempo, pero en todo el tiempo que hemos estado saliendo, siento que soy otra __________. 

Otra __________ que no duda de sí misma, que se quiere a sí misma y que también por lo menos trata de confiar en los demás. 

Sus labios siguen besándome de tal manera, que siento como si me trasladarán hacía otro planeta. 

Enredo mis dedos en su sedoso cabello rubio y tiro de este con suavidad, tratando de no hacerle daño pero a la misma vez de excitarlo más de lo que ya está. 

Sus manos se dirigen a mis caderas, y las aprieta con fuerza cuando comienzo a restregarme contra él. Escucho sus gruñidos, que provocan una sonrisa en mí. Me froto más fuerte contra él, sintiendo toda la dureza de su miembro en mi intimidad cubierta por la tela del fino short que estoy usando.

-Preciosa- susurra, alejándose de mí- Si sigues así no podré parar. 

Gruñe, sonriéndome. 

Tiene una sonrisa que estoy segura que los mismísimos Dioses no son capaces de adquirir.

Vuelvo a besarlo, solo que esta vez, mis manos se encargan de quitarme el crop top que estoy usando, quedando en sujetador, puedo darme cuenta que el miembro de Ross crece más debajo de mí. Muerdo su labio inferior, introduzco mi lengua en su boca. Recibiendo una nalgada de su parte.

Tomo sus manos y las llevo hacia mis pechos sin dejar de torturar su labio inferior. Las manos de Ross no tardan en tocarme, volviendo suyo cada parte de mis senos. Pellizca mis pezones, volviéndome loca.

No había tenido sexo en un buen tiempo.

Me había masturbado, claro, lo normal, pero masturbarte con tus dedos no se compara a tener una deliciosa polla dentro tuyo, bombeándote cada vez más duro. 

-___________- me llama, separando mis labios de los suyos nuevamente, extasiado- ¿Quieres hacerlo?

Su mirada cambia.

El placer de su rostro se borra, y se torna en una expresión de preocupación, haciendo enternecer mi corazón.

-Sí- susurro contra sus labios, volviéndolo a besar con fuerza.

-¿Estás segura?

Sus labios bajan hasta la altura de mi mandíbula, besando cada lugar de esta, para luego comenzar con mi cuello, sus manos torturan mis pechos, queriendo adueñarse de ellos.

Gimo.

Sus manos viajan hacia mi espalda, comienzan a acariciarme con delicadeza, como si no quisiera hacerme daño. Poco a poco, desabrocha mi sujetador, hasta que mis pechos quedan al aire. 

Vuelve a acariciarlos de la misma manera que antes, solo que ahora, introduce uno de estos en su boca. Tiro mi cabeza hacia atrás, dejándome llevar por las sensaciones sublimes que Ross está causando en mí.

-Por Dios nena- gruñe- Eres perfecta.

Sonrío, acercando mis pechos más a su boca. 

Él se encarga de succionar y besar cada uno de ellos con fuerza, dejando mis braguitas más húmedas de lo que ya lo están. Y estoy segura de que si sigue así,  se encargaría de hacerme llegar a un orgasmo sin siquiera penetrarme con algo.

Sus manos bajan, ahora presionan mi trasero.

Cambiamos de posición, ahora es él el que esta encima mío, mientras que yo estoy recostada en el cómodo sofá de la sala principal de la cabaña de Ross. 

Me encargo de quitarle la camisa que está usando y la tiro hacia un lado para que no nos estorbe, haciéndolo reír. Sus manos se deshacen de mis shorts y no tarda en comenzar a acariciar mis piernas, haciendo que me estremezca.

-Tócame.

Le indico.

Sus labios me besan una vez más, y comienza a bajar la trusa que estoy usando, en cuanto menos lo espero, siento sus dedos acariciando mi entrada. Muerdo mi labio inferior para no hacer tanta bulla.

-Estás muy mojada.

Me besa.

Y yo le correspondo.

¿Cómo no hacerlo? 

-__________- dice de pronto, observándome con determinación- ¿de verdad estás segura que quieres hacerlo? estoy a punto de ponerme como una bestia, y no quiero hacer algo sin tener tu total consentimiento. 

Río. Pero entiendo todo cuando toma mi mano, metiéndola a su pantalón y la pone sobre su glande. Gimo.

Es enorme, esta muy dura. Y al parecer está tan excitado que su miembro está palpitando. 

Meneo mis caderas hacia a él.

-Claro que quiero hacerlo- le respondo, presionando su glande con mi mano- Sé que nunca me harías daño Ross, y te agradezco muchísimo por ello.

Frustrado; Ross LynchWhere stories live. Discover now