La batalla comienza.

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A la mañana siguiente, Sofía salió nuevamente al jardín para cortar algunas rosas.
Axel se encontraba escondido detrás de los rosales esperando a que ella apareciera.

~Todo saldrá de acuerdo al plan. Dijo para si misma.

~¿Qué plan? Preguntó haciéndose notar.

~No es de tu incumbencia, Axel. Contestó intentando seguir de largo, sin embargo él le cerró el paso.

~Eso es lo que me mantiene interesado en ti, nunca sé qué paso darás o cómo me harás quedar en ridículo.

~Es un don, supongo que soy muy astuta. Río mientras enrollaba un mechón de cabello entre sus dedos.

~¿Cómo te trata Hugo? ¿Es un buen amante?

~No conozco mucho sobre los hombres, pero te aseguro que nadie podría compararse a él.

~Quizás yo podría superarlo. Contestó tomándola por la cintura.

Sofía sintió cómo un escalofrío recorría su interior, así que lo alejó brutalmente de ella.

~¡No! Hugo es mi esposo...

~¿Crees que tú le importarías si tiene la oportunidad con Amber? Recuerda que solo se casó contigo por tu accidente.

El rostro de Sofía se puso rojo de ira.

~¡No vuelvas a mencionarlo! Hugo tuvo la oportunidad de dejarme en el altar y no lo hizo. A pesar de tus intentos, él jamás dudo en casarse conmigo, porque dentro de sí, me ama.

Axel apretó los puños y decidió pasar de largo.

~Te aseguro que Hugo te dejará ¡Él abrirá los ojos y se deshara de ti, en ese momento te estaré esperando, vendrás arrastrandote a mi.

Sofía apretó su mano contra el tallo de una rosa, provocando que una espina se clavara en su palma y la sangre se esparciera por sus dedos.

En ese momento, Esmeralda se acercó a ella.

~Veo que las cosas no salieron como esperabas.

~¿A qué te refieres? Soy muy feliz al lado de Hugo, él es maravilloso y está dispuesto a hacer cualquier cosa por hacerme feliz. Mencionó queriendo provocar la molestia de la joven, sin embargo, está se encontraba apacible.

~Hugo ya no me interesa, ahora tengo mis ojos puestos en un pez más gordo.

~¿Quieres al rey Garrick? Vaya, si que eres codiciosa.

~No tanto como tú, sin embargo te equivocaste, no me interesa el padre, si no el hijo mayor.

~¿Axel? De verdad crees que él podría fijarse en ti. Quizás solo para divertirse un rato, pero no para convertirte en su esposa. Un futuro rey ¡jamás! Se casaría contigo.

~Entonces tu madre tuvo mucha suerte, ya que el rey Roland la convirtió en su reina y a ti... En princesa, antes de eso, solo eras una niña harapienta de pueblo.

~No niego mi pasado y lo recuerdo con orgullo, fui criada y educada para ser una princesa, en cambio tú ¡No sabes nada sobre la realeza!

~Puedo aprender, si tú lo lograste, yo también.

Hugo se encontraba en Rudistan en compañía de Dereck, las negociaciones iban mejor que nunca y el intercambio de oro por plata se llevaría a cabo en pocos días.

~El cargamento llegará mañana temprano a Albuquerque. Mencionó Dereck apretando la mano de Hugo.

~Principe Dereck, la princesa Amber desea verlo. Habló el mayordomo con refinamiento.

El corazón de Hugo se aceleró, no obstante, de inmediato se rompió al recordar el aspecto desalineado de su antiguo amor, comparada con ella, Sofía lucía mucho más hermosa que nunca.

Amber salió a su encuentro. Cuando la observó, su mirada se perdió en sus ojos. Ella tenía razón, la Amber que había visto unos días atrás ya no existía, ahora estaba más radiante que nunca.

~Es un gusto volver a verte, príncipe Hugo, ¿Cómo se encuentra mi hermana?

Hugo cerró la boca y se incorporó.

~De maravilla, Sofía está más hermosa que nunca, además su salud ha mejorado.

~Me alegra.

Dereck inmediatamente se acercó a ella para ofrecerle su brazo. ~¿Por qué no entramos?

Los tres jóvenes se adentraron al castillo.
Ya estando en el salón, Amber se sentó frente a Hugo y al lado de Dereck.

~¿Pensaste en mi propuesta?

~Claro, una alianza entre Encantia y Rudistan beneficiaría a nuestra economía. Contestó de manera astuta.

~Tal vez deba retirarme, ustedes tienen mucho de que hablar.

~No Hugo, por el contrario, debo irme también. Te acompañaré.

Ambos jóvenes caminaron hacia la salida.
Cuando se encontraban lo suficientemente lejos, Amber se abalanzó hacia Hugo para darle un beso.

~Amber ¡No hagas esto! Gritó alejandola de él.

~ Te dije que haría sufrir a Sofía tanto como lo hice yo.

~Sofia... Mientras viva, nadie podrá lastimarla. Ni tú, ni Axel ¡Ni nadie!

~¿Aunque ella te lastime?

~Aunque me deje implorando la muerte.

Hugo se alejó sin mirar atrás. Sin embargo, las cosas no habían terminado en ese momento, los labios de Amber habían quedado marcados en los suyos, como si se trataran de un tatuaje, la sensación, los sentimientos que había revuelto en él, ¡No podía olvidarlo! Aunque quisiera, ella aún tenía un lugar especial en su corazón.

Sacó de su bolsillo un pequeño retrato de Sofía, lo observó y recorrió sus dedos alrededor de su rostro.

Sus lágrimas salieron de inmediato, no quería defraudar a su esposa, pero no tenía opción, aunque su mente intentará ser fuerte, su corazón se lo impedía.

~Llegaste tarde. Mencionó Sofía al verlo entrar en la habitación.

Hugo inmediatamente la tomó en sus brazos y comenzó a besarla con pasión. ¡Quería borrar el beso de Amber! Aquellos sentimientos se irían en los brazos de Sofía.

Con ese beso, Sofía sintió aquella furia reprimida. La forma tan feroz en qué Hugo la trataba y le hacia el amor.

Cuando finalmente terminó, se quedó dormido de inmediato, provocando que ella comenzará a llorar a su lado.
Era cierto, había disfrutado esa noche, mucho más que las anteriores, pero le preocupaba su aparente cambio.

~¿Qué te ocurrió, Hugo? ¿De qué tratas de escapar? Susurró acariciando sus cabellos.

~Sofia... Perdoname. Hablaba dormido, provocando que las sospechas de la joven se confirmarán.

Se levantó de la cama y caminó a la ventana, su matrimonio era como un cuento de hadas, sin embargo lo había conseguido a causa de engaños e intrigas. Además, temia su destino ya que cada una de sus mentiras iban volviendo a ella con el pasar de los días.

La maldad de la juventud. La otra cara de la moneda.Where stories live. Discover now