Capítulo 14 - BREVIARIO DE HISTORIA HOMOSEXUAL I

7 0 0
                                    

EL IMPERIO DE LOS MARICONES

La prematura muerte de Jesús causó una gran conmoción entre las clases más desfavorecidas de la sociedad de su época, que le encumbraron como un héroe del lumpen proletariado, de los drogadictos piojosos y defenestrados en general. Su marcado talante, su afán contestatario y su singular modo de vida perrofláutico alimentaron una gran ola de fanatismo que se propagó por todo el continente con la misma velocidad con la que corre un somalí detrás de una cantimplora. Jesucristo es considerado aún a día de hoy como el primer personaje de culto que conoció el fenómeno de los 'fans', algo así como lo fue el cantante de Nirvana pero sin necesidad de escribir canciones de mierda o pegarse un escopetazo en las amígdalas por gilipollas. Su imagen y sus frases más representativas se emplearon para estampar camisetas y confeccionar todo tipo de objetos de colección: chapas, gorras, pegatinas, tazas de desayuno, sandalias, figuras de acción, álbumes de cromos, tebeos o llaveros.

Si bien en un principio la orden eclesiástica que predominaba por aquel entonces hizo caso omiso a la obstinación que presentaba Jesús por derrocar los templos de culto dedicados a la homosexualidad, finalmente terminó por comprender que no debían desestimar su amplio potencial mediático y aprovecharon la ocasión que se les brindaba para comprarle a la familia de Jesucristo todos los derechos de explotación sobre su imagen poco después de que éste hubiese fallecido. Así fue cómo la Congregación intergaláctica homosexual llegó a fundar toda una religión en torno a la figura del mesías, convirtiéndole en uno de los negocios más rentables de la historia –sólo por detrás del narcotráfico y la trata de blancas, claro está–. Jesús, quien fue el primer gurú que en vida se opuso firmemente al lobby homosexual, terminó convirtiéndose después de su muerte en el icono católico por antonomasia. Algo así como la mascota de los maricones del espacio.

Gracias a los abundantes beneficios que les reportaba el cobro de regalías y la venta del merchandising (permitidme el anglicismo) la Congregación pudo establecer oficialmente la primera metrópolis cuyos habitantes serían en su totalidad homosexuales; me estoy refiriendo ni más ni menos que a Pompeya. El nombre de dicha ciudad deriva de la forma habitual con la que los maricones acostumbraban a proceder enfilándose a la peña cuando éstos se encontraban literalmente 'con el culo en pompa'. Supongo que en su día debió resultarles gracioso y por eso se lo pusieron, no sé, la verdad es que el humor de los moñigos dista mucho de lo que podría considerarse humor.

Así pues, tras la conquista del planeta Venus, su posterior llegada a la Tierra y su incipiente adaptación al medio ya sólo les faltaba establecerse en firme por tal de expandir su imperio y, siempre desde el sigilo y la discreción, colonizar –de colon– el territorio que hasta entonces había sido dominado en su totalidad por el ser humano.

* * *

Después de Troya. ¡Maricones del espacio! volumen 0 


Disidencia apostrólica

Los apóstroles –o 'apóstatas de la próstata', que suena mejor por la paronomasia– fueron el último bastión de cruzados por la defensa de la heterosexualidad; los discípulos del odio contra la tendencia homosexual que difundía en sus parábolas el mismísimo Jesucristo; los sanguinarios hooligans neófitos de la palabra homófoba.

Estos, que eran casi tan vagos como el mesías y tenían las mismas ganas de trabajar que un sudaca con un corte en el dedo pulgar, vieron una gran oportunidad para seguir viviendo del cuento y se apuntaron al rollo que les propuso Jesús: Todos ellos se matricularon en la universidad para estudiar programación de sistemas y por las tardes organizaban batidas clandestinas con el propósito de perseguir sistemáticamente cualquier individuo que mostrase claros signos de tendencia homosexual ya que, tal y como profetizó el hippie drogadicto de mierda, serían ellos –los homosexuales– quienes tratarían de redirigir el destino de la humanidad con su forma de vestir hortera, sus champús anticaspa que huelen a frutas frescas y cualquier otra de sus tan deleznables y ridículas costumbres. Así pues, en sus manos recaía el peso de evitar que el mundo llegase a ser un campo-nabos para toda la eternidad.

– ¡MARICONES DE MIERDAAA! –Clamaban coléricos y al unísono, alzando sus antorchas, los salvajes apóstroles durante las encarnizadas batidas anti-maricón. Lo cierto es que daban bastante miedo cuando se engorilaban después de pegarse toda la tarde privando.

Según lo hubieron previsto, la palabra de Jesús se propagó a hostias y el Consejo General de los Maricones del espacio tuvo que reunirse de nuevo para tomar cartas en el asunto. Habiendo tergiversado por completo el cristianismo a través de la colección de sandeces y monsergas que recopilaron para componer la Santa Biblia, los maricones creían estar a salvo de la opinión pública gracias a la enorme difusión de que gozaban las sagradas escrituras desde que comenzó a publicarlas la editorial Altaya en formato de bolsillo con encuadernación rústica. Por desgracia, y a consecuencia del reducido e inapropiado tamaño de fuente que utilizaron para ello, la comunidad heterosexual terrícola –Heterricolas– se desinteresó completamente por la obra al poco tiempo de que ésta saliese al mercado. La gran mayoría abandonó la lectura porque, o bien no sabían leer, o bien no tenían suficiente pasta como para pagarse unas gafas de aumento.

La empresa apostrólica resultó ardua y arriesgada... pero los apóstroles, aquellos valerosos hombres de honor, prefirieron vivir una vida al amparo de la castidad, el celibato y la ultra-violencia pateando gónadas de maricones a destajo antes que salir a buscarse un trabajo de verdad; como celadores o barrenderos, por ejemplo.

Gran parte de los bujarras, ante la inminente amenaza apostrólica, optaron por emigrar hacia las inhóspitas tierras del norte donde desarrollarían una nueva forma de pelo en el pecho y terminarían conociéndose como 'El clan de los osos pollares'. Los que trataron de resistir defendiendo Pompeya corrieron peor suerte, puesto que todo cuanto había logrado prosperar la casta homosexual en tiempos del imperio romano se fue –una vez más– literalmente a tomar por el culo. Pompeya, la próspera metrópolis que pretendía ser faro y luz de Alejandría de la cultura gay, acabó siendo devastada por casualidad debido a la erupción volcánica del Monte Vesubio... y bajo sus escombros perecieron sepultados para siempre los maricones del espacio.

O tal vez no.

* * *

CHAPARRÓN DE POLLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora