Capítulo 05 - LOS CRÍMENES EN LA CALLE DE LA MIERDA

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La reunión se celebró en la sala contigua. Una mesa conformada por los principales delegados de la institución mental discutían acerca del comportamiento de uno de sus pacientes en particular.

–Señores, les presento al inspector de policía Onésimo Redondo –Articuló el doctor Cervantes a la vez que abría la puerta.

–Muy buenos días –Contestó el inspector al entrar–, les presentaré... hoy me acompaña el comisario Eleuterio Chanfletas.

–Muy buenos días –Respondió Eleuterio justo después.

El doctor Cervantes les ofreció tomar asiento y ambos accedieron después de entregarle sus respectivos abrigos. El inspector Onésimo, un tipo bastante alto, se apercibía con aires de persona apacible e intelectual; por contra el comisario Chanfletas, bastante menudo, tenía el pelo rizado, los ojos azules y pinta de ser un tanto gilipollas. Ambos parecían una revisión mala del 'duo sacapuntas', pero en este caso del lado de la ley.

DR. CERVANTES: Señores, tomen asiento por favor. Con ustedes se encuentra el equipo de análisis técnico del hospital. A mi lado el eminente doctor Miravillas...

DR. MIRAVILLAS: Buenos días.

DR. CERVANTES: El doctor Joño...

DR. JOÑO: Buenos días.

DR. CERVANTES: Y por último el doctor Rabadán...

DR. RABADAN: Muy buenos días.

DR. CERVANTES: ¿Y bien? ¿Qué tal les fue con el paciente?

INSPECTOR ONÉSIMO: Bueno... la verdad, nos da la sensación de que efectivamente se encuentra enajenado. Durante la entrevista nos estuvo relatando una anécdota ficticia e inverosímil acerca de un supuesto amigo suyo que vivió un idilio con una amante coprófaga.

DR. JOÑO: Sí, a mí me contó la misma historia el jueves pasado.

DR. RABADÁN: En efecto, es común que en sus delirios comience a relatar esa clase de proyecciones del subconsciente.

COMISARIO CHANFLETAS: Que sí, que el pavo está como una puta cabra. O si no, por lo menos interpreta muy bien su papel.

DR. CERVANTES: ¿Les ha contado algo más acerca de los maricones?

INSPECTOR ONÉSIMO: Em... sí, bueno, ha hecho mención reiteradas veces en otras ocasiones. Parece como un caso de homofobia llevado al extremo de la obsesión.

DR. CERVANTES: ¿Y qué hay de las víctimas? Eran...

INSPECTOR ONÉSIMO: ¿Homosexuales? No, en principio no nos consta que lo fuesen. Pero existen ciertos puntos de la confesión de hoy que nos acercan un poco más a nuestra última investigación.

DR. CERVANTES: ¿Se han producido más casos?

INSPECTOR ONÉSIMO: No, es decir... tenemos otras investigaciones abiertas en paralelo. Tan sólo necesitamos saber si el individuo tiene algo que ver con este caso o no. De hecho aún estamos tratando de establecer una conexión entre ellos.

COMISARIO CHANFLETAS: De todos modos resulta más que obvio el que las víctimas tienen un nexo en común con el asesino.

INSPECTOR ONÉSIMO: Señor comisario, hágame el favor de no adelantarse a los acontecimientos.

DR. MIRAVILLAS: Bueno pues... ¿Qué van a hacer? ¿Piensan seguir interrogando al sujeto?

COMISARIO CHANFLETAS: Hasta que confiese.

INSPECTOR ONÉSIMO: Pero, vamos a ver, señor comisario... –Articuló el inspector exhasperado– ¡¿Cómo coño puede usted culpar al señor Pesebre sin tener más indicios que su propia in-tuición?!

CHAPARRÓN DE POLLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora