28. La familia

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Capítulo Veintiocho

La familia

—Mamá despertó —murmuré.

Esas palabras que salieron de mi boca no las esperaba decir en un momento cercano. Había entrado en una especie de shock y había repetido lo mismo que había dicho el doctor hace unos segundos. Me llevé la mano a mi boca para ahogar el grito eufórico que quería salirse.

—Una vez que veamos que todo está en orden, y que responda bien a todos y cada uno de los procedimientos, podrán entrar a verla los tres. Solo tienen que intentar no hacerle sentir aturdida y hacer que se altere. Por favor.

Mi corazón dio un vuelo.

—No se preocupe —aseguré—. Eso no pasará.

—Muy bien, pues les avisaremos cuando puedan pasar.

Me giré para abrazar a Bree y Connor.

Unas lágrimas de felicidad hicieron acto de presencia en cada uno de nosotros. Había intentado ser positiva con toda esta situación sin importar cuán difícil se viera.

Y, al final, eso me había ayudado.

Sé que tal vez la manera en la que lo había tomado al principio no fue la más correcta. Pero al final había intentado corregirlo. No me podía dejar caer, sin importar cuánto sintiera que lo hacía, simplemente no podía. Me había aferrado a la poca esperanza que tenía y no la había soltado. Porque sabía que sí lo hacía, nada de lo que había pasado habría valido la pena. Tantas cosas que me habían pasado me habían enseñando a ser fuerte. Y, nada de eso serviría, si yo lo hubiese todo a la basura al rendirme.

En estos tiempos tan difíciles es cuando me necesitaba demostrar que no importaba con que me tirara la vida.

Yo seguiría de pie y no me dejaría vencer por ella. Si mi destino era seguir viviendo esta clase de cosas, pues no podía hacer nada para detener su curso. Solo ser fuerte y esperar que la tormenta pasará cuando tenga que pasar.

Yo era Mackenzie Davis, una chica de cabello rosa, con un gran corazón dispuesto a amar a las personas que me dejan hacerlo y en mi cabeza existen miles de pensamientos. Los cuáles la mayor parte del tiempo no son lo más normales, pero después de todo, esto es lo que soy. El resultado de todo por lo que he tenido que vivir en mis diecisiete años de vida, acompañada de personas que me han brindado su amistad y me han dado palabras de aliento cuando más las he necesitado. Muchas veces en mi vida he sentido que me caeré pero he corrido con la suerte de que siempre alguien a mi lado para sostenerme.

No todos corren con esa suerte.

Me siento agradecida porque aún sin saber lo que nos dirá el doctor al salir de la habitación de mi madre. Estoy segura de que serán buenas noticias y de que podremos superar esto todos juntos, como la familia que somos.

Al final nos sentamos a esperar lo que pareció una eternidad porque mis ansias por ver a mamá eran enormes. Y a mi lado Connor tenía una enorme sonrisa en sus labios y no pude evitar abrazarlo de lado y recargar mi cabeza en la suya para después decirle lo que llevaba días intentando convencerme. Solo que ahora las sentía más reales que nunca y no sería fácil que dejara de hacerlo.

No ahora.

—Todo va a estar bien, ya verás —lo animé con una sonrisa, y él me la devolvió—. Una vez que veamos a mamá y la dejen volver con nosotros a casa. Todo será mejor que antes y seremos la familia que siempre debimos haber sido. ¿Me escuchas? Ya no más distancia, no más orgullo y no más eso de buscar culpables.

Esto no es un cliché, ¿o sí? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora