25. El cuidado

50.4K 4.3K 3.2K
                                    

Capítulo Veinticinco

El cuidado

Un paro cardiorrespiratorio.

Mi madre había tenido un paro cardiorrespiratorio.

Y, no solo eso, al perder el conocimiento había caído por unas escaleras y en el proceso se había roto algunas costillas y golpeado fuertemente en la cabeza. No solo eso, la maldita vida no había tenido suficiente, también se había fracturado el brazo derecho. Mi madre había sufrido todo eso y yo había estado a miles de kilómetros de ella.

No había estado allí para ayudarla.

¿Qué clase de hija era?

Mi padre estaría muy decepcionado de mí.

—No obstante, el paro cardiorrespiratorio suele ocurrir sin previo aviso —decía el doctor. Sin embargo, yo apenas y escuchaba todo lo que él estaba diciendo.

Me llevé una mano para ahogar mis sollozos.

Y Alex hizo que recargara mi espalda en su pecho.

»Lo que le ocurrió a su madre fue por sobre exigirle a su cuerpo, y más de lo que ella podía soportar. Nuestro sistema tiene cierta resistencia, si nosotros no nos detenemos por voluntad propia, el cerebro nos hará que nos detengamos. Y tuvimos que suministrarle suero porque al parecer no había estado comiendo bien en los últimos días. En estos momentos será transferida a cuidados intensivos y las heridas que tenía ya fueron atendidas de manera adecuada. Solo queda esperar para ver cómo reacciona su cuerpo y esperar a que despierte.

—¿A-A que despierte? —pregunté.

—Su madre entró en coma por el golpe, y no sabemos si eso traerá problemas más adelante. Es por eso que necesitamos que despierte, para saber si sufrió pérdida de memoria, o alguna secuela que el golpe haya producido en otra parte de su organismo. Hay que dejarla descansar.

¿Coma? ¿Había dicho coma?

Mis ojos volaron a Brianna.

—¿Cómo es que no nos dimos cuenta? —le solté con cierto resentimiento a mi hermana.

—Mack, no hagas un drama ahora.

—¿No hacer qué? Esto tiene que ser una jodida broma, no me puedo creer que ni en esto te entre cierta culpa, porque déjame decirte que la tenemos. Tenemos la culpa de que nuestra madre esté en un maldito hospital, ya que estamos lo suficientemente jodidas para no darnos cuenta de que ella estaba cansada porque tiene dos malditos trabajos.

Alex apretó mi mano y lo agradecí.

Me sentía tan débil que sentía que me caería en cualquier maldito momento. Necesitaba de alguien en ese instante.

El doctor se aclaró la garganta.

—Los primeros días son críticos, así que estaremos al pendiente de su madre —explicó.

Bree me lanzó una mirada de advertencia pero a estas alturas lo que menos me importaba es que se enojara.

—¿Críticos? —pregunté.

Esto no es un cliché, ¿o sí? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora