22. El lago

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Capítulo Veintidós

El lago

¿Es mucho pedir que nadie me moleste?

Escuché como aporreaban la puerta desde afuera.

—¡Mackenzie! Llevas más de media hora en el baño, ¿es que acaso piensas quedarte ahí todo el día? Todas tenemos que entrar —gritó una de las chicas.

Lo sé, deben preguntarse por qué estoy aquí encerrada.

Después de ir a desayunar. Me subí para ponerme el traje de baño porque todos van a ir al lago. Así que aquí me encuentro con el ya puesto y estoy muy nerviosa como para poder salir. Cuando lo compré estaba en un transe de valentía pero ahora que me encuentro a unos minutos de que Alex me vea hace que quiera vomitar y no en el mal sentido. Se lo había dicho, que me había comprado un traje de baño, cuando le susurré al oído. Era obvio que se sorprendería pero tenía la esperanza de que me sentiría más segura para poder lucirlo sin ninguna preocupación.

Joder.

Es que soy una dramática de primera, no es la gran cosa y no se va a acabar el mundo. Tienes que calmarte, Mack.

¡Sal afuera y demuestra quién eres!

Ojalá fuese tan fácil.

Di pequeños brincos frente al espejo y sacudí las manos.

—Tú puedes —le dije a mi reflejo.

Con los nervios carcomiendo por dentro. Me atreví a abrir la puerta y salir con la frente en alto como si nada hubiese pasado. Las dos me observaron en silencio, y después empezaron a discutir por quién seguía para poder entrar.

Shelly me sonrió y negó con la cabeza.

—No sé cómo se soportan entre ellas.

—Ni yo —sonreí.

—Te ves hermosa.

—Vaya, ¿tú crees? —me di la vuelta para que lo viese completo y me empecé a reír—. Siento que me veo rara.

—Dudo que la palabra rara sea lo que piense Alex cuando te vea con el —se burló.

—Aquí entre nos, espero impresionarlo.

—Lo harás —aseguró—. Confía en mí.

Me acerqué a mi maleta y saqué una toalla y un gorro pesquero de color verde limón. Me lo coloqué sobre mi cabeza y me giré hacia Shelley.

Ella no traía un bañador puesto.

—¿Y tú? ¿No nadaras?

—Sí, más al rato.

—¿Por?

—Leo me invitó a una caminata al bosque.

—Que romántico —sonreí con inocencia.

—Es un paseo de amigos.

Esto no es un cliché, ¿o sí? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora