Cerré mis ojos e intenté alejar esos pensamientos que me suplicaban que alejará su mano, y que le dijera hasta de lo que se iba a morir. En cambio, dejé que lo hiciera, porque soy humana y tengo mil sentimientos hacia este chico de ojos verdes. No, no estoy perdiendo la dignidad, estoy esperando que me dé una buena explicación del porqué hizo lo que hizo, y si tengo la oportunidad de volver a besarlo, créanme que no la desaprovecharé. Lo he extrañado cada día más que el anterior, sé que tal vez esté mal por querer hacerlo, pero nadie es perfecto en esta vida y cometeré miles errores antes de poder aprender de ellos.

—Si prendiera la luz en estos momentos, sé que vería dos mejillas completamente rojas —aseguró.

—N-No estés tan seguro —tartamudeé.

Sentí su aliento golpear mi rostro y el olor a hierbabuena invadió mis fosas nasales. Sin mencionar, que olor de su colonia ya me tenía lo suficientemente mareada. Ahora entendía cuando decían, que no te ahogas al caerte en un río, sino al quedarte sumergido en él. Cuando percibí que sus labios estaban por tocar los míos decidí preguntar.

Sentí la punzada de dolor en mi pecho.

—¿Por qué la besaste? —susurré contra sus labios.

—No quiero hablar de eso.

—Yo sí.

—Créeme que por tu bien no quieres saber.

—¿Eso que significa?

Suspiró con fastidio.

Mis ojos comenzaba a adaptarse a la oscuridad, y logré distinguir su silueta y algunas facciones de su rostro.

—Significa que llevó un puto mes privándome de poder estar cerca de ti. No he podido escuchar tu voz y todas las ocurrencias que salen de esa cabecita. No soporto estar un segundo más sin poder besarte. Eso es lo que significa.

Sus palabras se clavaron en mí, y no dudé ni un segundo más en unir nuestros labios. La familiaridad con que los recibieron no me sorprendió, mis labios lo extrañaban hasta el punto en el que sentía que no podía respirar. Sin dudarlo llevó su mano a mi cintura y me acercó más a él hasta que sentí su cuerpo pegado al mío. El roce de sus labios se iban haciendo cada vez más lentos, y él delineó el inferior de mi boca para entreabrirla y así nuestras lenguas pudiesen encontrarse. Sentí como todo mi cuerpo despertaba una serie de extrañas sensaciones.

Sus labios se apartaron de los míos, y estuve a punto de reprocharle, si no fuera porque sentí sus fríos labios en mi piel, y esta no tardo en arder en llamas. Nunca me hubiese imaginado que los besos en el cuello podían hacer que a alguien le temblarán las piernas de esta forma. Solté un pequeño gemido cuando llego al lóbulo de mi oreja y no lo soporte más. Atraje su rostro con mis manos y lo besé nuevamente, pero con más desenfreno que antes.

Sabía que el tiempo que teníamos era corto y tenía que aprovecharlo al máximo. No importaba si mañana no nos volviésemos a hablar. Estaba dispuesta a obtener lo que pudiese de él. Alex comenzó a caminar hacia atrás hasta que sus pies chocaron con lo que parecía ser un sofá y él se sentó sin pensarlo dos veces. Lo que hizo que nos separáramos un momento y me quedará de pie frente a él.

Mi corazón estaba bombeando demasiado rápido, y una lucha interna creció en mí, sobre sí hacerlo o no.

Vamos, Mack.

Esto no es un cliché, ¿o sí? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora