~𝙻𝚒𝚛𝚒𝚘 𝚍𝚎 𝙿𝚊𝚜𝚒𝚘́𝚗~

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Las sombras se proyectaban en la pared recreando el suave compás que sus cuerpos marcaban.

Sus pieles desnudas estaban juntas intentando fundirse en una sola.

Gerard estaba sobre Frank moviendo sus caderas en suaves movimientos circulares y a veces atacados marcando el ritmo perfecto que su pareja adoraba, Frank acariciaba con su mano derecha sus glúteos y con la izquierda dejaba pequeños rasguños en la espalda de Gee.

La luz tenue de las velas rojas iluminaban la habitación y provocaban que sus pieles lucieran anaranjadas y brillantes por el efecto del sudor que emergía del calor de sus cuerpos.

Una batalla de gemidos y jadeos se desataba desde sus gargantas ante el placer de las caricias recibidas, Gerard succionaba el labio inferior de Frank cuando sentía como su pene atacaba su punto débil, sentía que levitaba entre flores con el placentero vaivén que sus caderas hacían.

Frank comenzó a masturbar el pene de Gerard de manera rápida a la vez que lamia y besaba sus pectorales dejando un rastro de saliva a través de todo su pecho.

No pasó mucho tiempo cuando Gerard tomó los cabellos de Frank y echó su cabeza hacia atrás soltando el nombre del castaño en un intenso gemido, eyaculando entre sus cuerpos y bajando el ritmo de sus caderas.

—Un poco más mi amor —habló Frank con la voz tan ronca por la excitación, colocó sus manos con cuidado de no apretar muy duro en las caderas de Gerard y comenzó a marcar el ritmo de las penetraciones, fuertes, duras y certeras.

—Eres un Dios Frankie ahhh —Gerard era un mar eterno de jadeos.

—Y tú eres una delicia mi amor —pasó su lengua delicadamente a través de la garganta de Gerard para luego morder un poco su clavícula y evitar seguir gimiendo, no quería que la pequeña se despertara por tanto ruido.

Bastaron un par de estocadas más para que Frank se derramara en el interior de Gerard, llenándolo con su líquido caliente, se quedaron en esa posición unos minutos recuperando la respiración y abrazándose sin más.

—Los extrañé muchísimo —Frank fue el primero en romper el silencio.

—Nosotros a ti mi cielo, Lily te buscaba siempre.

Después de ciertos retrasos la gira para promocionar Barriers por fin había acabado y ahora si Frank podría descansar en casa todo lo que quisiera, aparte que había sido más de un mes sin verlos mas que por video llamadas.

—Mi bebé linda quiero ir a abrazarla.

—¡Oye! —lo regañó Gee con un tono de dulzura.

—Perdón, a ti también te extrañé bebé —agachó su cabeza para hablar con el vientre ya de cuatro meses de Gerard, dejó un suave beso a la altura de su ombligo.

Así es, la feliz pareja estaba en espera nuevamente, aunque Lily aún fuera una bebé de diez meses no importaba porque Gerard quería que sus hijos no tuviesen grandes vacíos de edad entre ellos, para que se llevaran mejor. Éste bebé había sido planificado por ambos, aunque al principio fue bastante duro por los síntomas y porque Frank estaba empezando con la gira, sin embargo ahora todo estaba bien.

—Les traje varias cosas pero tengo un regalo especial para ti amor —le dijo Frank.

—Nosotros también tenemos un enorme regalo para ti Frankie.

Gerard colocó una gran sonrisa en su rostro y sin hacerse de esperar se levantó con cuidado del regazo de Frank haciendo que su flácido pene saliera de su interior, dejándole una rara sensación de vacío pero no importó.

Se levantó de la cama para ir a su armario y buscar su sorpresa mientras que Frank fue a la sala a traer la suya.

Antes que Gerard volviese a la cama las repentinas ganas de ir a orinar aparecieron y es que a pesar de tener cuatro meses su vientre era grande, casi como cuando tenía seis con Lily, y las ganas de ir al baño en cualquier momento aparecían sin avisar a cada segundo, hizos sus necesidades rápido, lavó sus manos y volvió a la habitación para encontrar a Frank admirando a la pequeña a través del monitor que usaban para verla de su habitación, sonrió enternecido.

—Es tan preciosa —le comentó Frank cuando sintió a Gee volver a acomodarse sentado sobre el.

—Claro Frankie si es producto de nuestro amor —le dio un pequeño beso en la nariz, Frank se sonrojo como pocas veces lo hacía—. Ahora ten.

Gee quitó el aparato de las manos de Frank y a cambio depósito en ellas una cajita mediana de color blanco.

—¿Qué es?

—Abrelo —le alentó con una sonrisa, Frank como el curioso que siempre ha sido la abrió, al instante su boca formó una pequeña "O"—. ¡Sorpresa papi!

Dentro de la cajita habían un par de chupetas de las que traen animalitos al final, ambos eran unos ositos, la diferencia era que uno tenía su trajecito amarillo y el otro era celeste aqua, además había una fotito de ultrasonido en la cuál estaban señalados dos pequeños bultitos.

—Mi amor —susurró Frank, con lágrimas amenazando caer de sus ojos, no podía con tanta alegría.

—Si cielo tendremos gemelitos —Gee estaba tan emocionado y feliz, era felicidad doble, por esa razón su vientre era tan grande (y bueno también porque los antojos eran el doble), dentro de él se estaban formando dos pequeños seres.

—Ay Gee esto es maravilloso, te amo, los amo —comenzó a acariciar y a repartir besos por todo el vientre de Gerard, este acarició sus cabellos con delicadeza.

—Y son un niño y una niña —añadió Gerard.

Como respuesta Frank lo apretó fuerte entre sus brazos, estuvieron así unos momentos, platicando un poco sobre Mikey que casi se desmaya cuando Amber les había mostrado a los dos bebés.

—Gee amor entonces mi regalo no es nada a la par del tuyo —Frank hizo un puchero, logrando verse angelical.

—Qué dices Frankie, todo lo que venga de ti es perfecto, mira a nuestros hijos por ejemplo.

Frank sonrió e inclinó su cuerpo para recoger del piso una pequeña maceta de madera preciosa tallada a mano, ella contenía unos pequeños lirios blancos que salían desde la tierra misma, no había ni una sola hoja solo aquellas majestuosas flores que dejaban emanar un olor exquisito.

—Se llaman Lirios de Pasión —comenzó a explicar, colocandolas en las manos de Gerard, éste las tomó y las acercó a su nariz para olerlas—. No pude evitar pensar en ti cuando los vi Gee, son tan delicados y hermosos como tú, tienen esa pureza que nunca nadie te va a quitar e irradian esa paz tan enorme con solo verlos.

Frank finalizó su discurso solemne viendo directamente a los ojos de Gerard, sin ningún rastro de titubeo en su voz.

—Frankie eres lo mejor de mi vida —se inclinó a besar sus labios como agradecimiento—. ¿Sabes? todos en su vida deberían tener un Frank Iero —soltó una risita traviesa.

—Bueno no sé si todos tengan un Frank Iero en sus vidas, pero tú si me tienes aquí mi amor, totalmente rendido a tus pies —besó sus labios castamente al tiempo que depositaba los regalos en la mesita de noche a su lado para luego volver y tomar a Gee de las mejillas—. ¿Y sabes algo más? Ahora mismo te juro nuevamente que sin importar el cómo, cuándo o dónde, siempre estaré a tu lado para amarte, protegerte y cuidarte.

—Te amo mi amor.

Luego de reafirmar una vez su amor eterno volvieron a entregarse a los brazos de la lujuria, disfrutando de sus caricias con la plena seguridad que estarían unidos para siempre, sin importar las alegrías o las enfermedades, las riquezas o pobrezas porque mucho más allá de eso el amor que se tenían era lo más puro e inquebrantable como la magnanimidad y preciosidad de un tierno lirio.

FIN

~𝙻𝙸𝚁𝙸𝚄𝙼~ ➛FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora