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Luego de un hermoso fin de semana en donde los besos, caricias y palabras bonitas no hicieron falta, les tocaba volver a la realidad de adultos responsables.

Frank partió muy temprano el lunes por la mañana a una sesión de fotos para Rock Sound más una entrevista, después tendría una reunión con los chicos de la banda para comenzar a organizar lo de las grabaciones del nuevo disco, debían estar bien programadas ya que no quería estar separado de Gerard por mucho tiempo y menos lejos de la niña que ya se estaba acostumbrando a escuchar que le cantara su canción por las noches antes de dormir, luego de eso se quedaba completamente quieta hasta el día siguiente a eso de las 5 de la mañana, por lo que ambos estaban seguros, se dormía.

Por su parte Gee se quedó acomodado en el centro de la enorme cama y durmió un poco más, cuando la alarma sonó se vio obligado a levantarse, puesto que había prometido ir por Lindsey a determinada hora y no debía ser impuntual.

Salió de la ducha con la ropa interior puesta y una bata cubriendo su cuerpo, sin poder evitarlo se colocó frente al espejo y se despojó de ella, adoraba admirar su cuerpo y todos los cambios que estaba sufriendo, ya no tenía el vientre plano, ni una cintura definida, ahora tenía un vientre redondito con una bebé de casi 6 meses dentro.

Él ya no era el mismo Gerard tampoco.

Cuando esperaba a Helena aún era un chico inmaduro y con falta de potestad para tomar decisiones, porque muy en el fondo sabía que si hubiese tenido la voluntad de alejarse de esa relación tóxica cuando todo empezó, su historia hubiese sido otra, sin dudas no habrían habido tantas lágrimas de por medio.

Soltó un suspiro largo mientras acariciaba su vientre con tanto esmero, pensando en lo diferente que se miraba, su rostro lucía fresco, su cabello brillaba y sentía que su alma y corazón habían sanado.

Con una enorme sonrisa en el rostro buscó la ropa que se pondría, una camisa lila con un pantalón de maternidad negro, su chaqueta de cuero del mismo color, acomodo los cordones de sus converse con un poquito más de esfuerzo, tomó sus lentes y se echó perfume, estaba casi listo de no ser por el hambre que atacaba su interior.

En el comedor encontró el desayuno servido junto a una pequeña nota de Frank deseándoles buen día y recordándoles cuanto les amaba, a la par había un moñito de flores, eran los Lirios de Santa Paula, a Gerard le gustaban mucho porque las flores nacían antes que las hojas y porque eran muy delicadas, Frank en broma una vez le dijo que eran delicadas como él, solo de recordarlo una boba sonrisa se hizo presente en su rostro.

En el comedor encontró el desayuno servido junto a una pequeña nota de Frank deseándoles buen día y recordándoles cuanto les amaba, a la par había un moñito de flores, eran los Lirios de Santa Paula, a Gerard le gustaban mucho porque las flores na...

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Tomó su desayuno y partió a casa de Lindsey donde ella lo esperaba lista pero antes de tomar lugar en el asiento del copiloto recordó algo.

—Gee cariño, tengo algo para Lily, espérame un momento —volvió a entrar a la casa y luego de unos minutos regresó con una pequeña cajita en sus manos—. Es sencillo espero que te guste.

Destapó la cajita con mucho cuidado y encontró unos zapatitos adentro, eran rosados brillantes con un lacito pequeño.

—Oh Lindsey son lindísimos, muchas gracias —abrazó a la vieja mujer, realmente agradecido por el cariño que le tenía.

—No hay de que Gee —le sonrió ella.

Emprendieron su camino hasta el refugio para perros que estaba al centro de la ciudad mientras conversaron acerca de cosas para bebés.

—¿Qué tipo de perro están buscando? —preguntó una muchacha alegre que trabajaba en el lugar.

—Quiero un perro adulto para que me acompañe, tratar con uno pequeño es un poco más complicado y por mi edad no puedo hacer varias cosas.

—Entiendo, pasen para por acá entonces.

Era una habitación dividida por mallas en pequeños cuartitos, dentro habían uno o dos perros, Lindsey escogió un macho de 2 años, de color gris y cola peluda, según les explicaron era un perrito callejero pero era bien educado y cariñoso, cuando Lindsey se fue a la recepción a llenar unos papeles con la muchacha, Gee observaba la sección de perritos bebés, en su mente no dejaba de debatirse si adoptaba uno o no.

Pero cuando vio al cachorrito negro con manchitas cremas que temblaba porque los demás peleaban con el por la comida, su corazón se hizo pequeño, y cuando los ojos del animal se encontraron con los suyos, no pudo evitarlo.

Se acercó hasta la jaula y con cuidado de no golpear su vientre lo sacó, inmediatamente el pequeño se acomodó sobre su regazo y dejó de temblar, no lo pensó dos veces y fue a la recepción.

—Quiero adoptarlo.

—¡Oh! —mencionó la muchacha con una sonrisa—. Es la mejor noticia para esta amiguita, hace una semana se llevaron a todos sus hermanitos, a ella no la han querido porque tiene mucho miedo a la gente, pero veo que con usted hizo click.

Gerard no podía sentirse menos feliz, firmó todo lo que debía, compró comida, una camita, un par de juguetes y los platos de comida para Lois, a como la llamó.

Cuando salieron del establecimiento, se sentó en una banca con ambos perros mientras esperaba a que Lindsey terminara una llamada con su hijo según le dijo ella, el perro más grande lo ató del asiento, y a la perrita la tenía entre sus brazos, sacó su teléfono y se tomó una selfie.

"Te presento a Lois Iero Way, la hermana mayor y responsable de Li ♡"

"GERARD ARTHUR WAY"
"Voy a morirrrrr"
"Te veo en la casa en media hora"

"Esta bien cariño, con cuidado 💋"

Sabía que Frank sería el más feliz, guardó su teléfono y al poco tiempo Lindsey llegó junto a él, cuando le comentó que Frankie lo esperaba en casa se puso muy molesta, pero se justificó diciendo que la llamada había salido mal y no quiso decir casi nada más durante todo el trayecto a su casa.

Gerard se sintió un poco mal porque quizás ella se molestó con él y no se lo quería decir, o talvez si había sido la llamada la causa de su malestar, en ese caso él no tenía nada que ver y no debía preocuparse, pero era muy noble para no hacerlo.

Sin embargo Lois mejoró sus ánimos, no se movió de la par de su vientre en todo el camino desde que habían subido al auto, colocaba su naricita en la panza de Gee y movía la colita, Lily por su parte dejaba suaves pataditas cerca de donde Lois estaba, parecía una especie de juego el que ambas habían creado.


~𝙻𝙸𝚁𝙸𝚄𝙼~ ➛FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora