27. ¡¿Pero a ti que carajos te pasa?!

Start from the beginning
                                    

—Y está guapo —entrecierra los ojos, quiero evitar su mirada a toda costa—, conozco una chica que sin duda moriría por él si no fuera su hermanastro.

—Por favor Carol... ¿Yo y esa bestia? —le recrimino con fingida indignación—. Mis gustos no caen tan bajo...

—Si no te interesara, dirías la verdad sin tanto rodeo, el chico está guapísimo y es todo lo que te gusta en los hombres, te recuerdo que te conozco de pies a cabeza —se cruza de brazos.

—Si, está que se come solo, pero es irritante, odioso, y solo ver su cara engreída mata toda la atracción que alguien podría tener por él —resoplo—, lo invité por mera cortesía.

—Entonces... ¿Esa invitación fue solamente para darle una lección a tu padre? Eso no está para nada bien, no sé qué está pasando por tu cabeza, pero él y Grace son buenas personas.

—Lo sé —me mira sorprendida ante mi respuesta—. Son prácticamente perfectos ¿No? Al menos Grace no tiene cáncer y Damián no es un malcriado mimado —me levanto con un ataque de rabia imposible de ocultar, Carol me mira con tristeza.

—Sabes que jamás...

—Yo sé que te caen bien Carol —suspiro intentando controlar el tono de mi voz y sentándome de nuevo, no quiero herirla a ella también—, pero por favor, no intentes cambiar mi opinión de ellos, o pensar que ahora los trataré como si fueran mi familia... puede que no tengan la culpa de nada, aun así, los detesto —agradezco internamente que hayamos cambiado el curso del tema.

—Amanda, estas tan llena de odio —noto como sus ojos se aguan. Me levanto nuevamente de la mesa y camino hacía mi cama donde me acuesto a revisar mi celular.

—Ya me llené, gracias, puedes llevarte eso —soy una egocéntrica maleducada de primera categoría, lo sé, no debería hablarle de ese modo.

—Espero que algún día empieces a vivir de verdad.

— ¿Ahora estoy muerta, o qué? —finjo revisar mi Instagram, paso las fotos del muro y me detengo en alguna de vez en cuando para darle like.

—Si —intento que no me afecte su respuesta—, tu corazón está tan muerto como el de tu padre, solo espero que algún día te pase lo que a él y alguien lo reviva.

—No vuelvas a compararme con él, o tus años de servicio en esta casa pueden acabar en un chasquear de dedos —jamás en mi vida la había mirado como ahora, noto como una lagrima se desliza por su mejilla y mis manos tiemblan un poco.

—Tu padre y Grace vendrán a almorzar, él pidió tu presencia —dice antes de marcharse.

¡Maldita sea! Cierro mis ojos con fuerza, no quiero llorar, no voy a llorar.

No puedo aguantar esta mierda, cojo mis almohadas y las lanzo con fuerza hacía el suelo. ¡Joder conmigo! Vuelvo a sacar mi cajita mágica y elijo una botella de vino, luego busco en los cajones de mi escritorio una copa y me sirvo. Bebo con rapidez y mi cuerpo se tambalea, intento mantenerme al margen y la próxima copa la bebo con más lentitud.

No tengo tiempo para compadecer a los demás, y mucho menos a mí misma, me siento en mi escritorio y prendo mi computador, veo algunos documentos y me encuentro con el contrato con Damián, lo ignoro por completo, no quiero pensar en él.

Me coloco a buscar información de lo que sucede recientemente en Kn y me pongo a analizar absolutamente todo, encuentro algunos artículos de las recientes amenazas hechas a mi padre por diversas personas, es algo completamente normal y no le presto atención; averiguo sobre las acciones de la empresa las cuales están estables, pero antes nos iba mucho mejor, con los años estamos atrasándonos en la industria, necesitamos innovar.

Las reglas del deseo | 1.0Where stories live. Discover now