Capítulo 49

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«John Sigler», pronunció Hiroshi en su cabeza mientras caminaba hacia su destino

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«John Sigler», pronunció Hiroshi en su cabeza mientras caminaba hacia su destino. Ese era el nombre del maldito bastardo que había sido responsable por la muerte de su tío veinticuatro años atrás, el mismo que gracias a sus influencias se había salido con la suya en aquel entonces. Pero ese era un crimen que no quedaría impune: nadie ofendía a los Sakura y vivía para contarlo.

Iría directo a la oficina de ese desgraciado y acabaría con él y con todos los que se interpusieran en su camino. Las órdenes de su padre habían sido muy claras: sin sobrevivientes. Era domingo y bastante temprano en la mañana, por lo que la calle estaba desolada aún. Ese había sido el día escogido para que no hubiera demasiada gente en la oficina y pudiera realizar el trabajo él solo.

Los hombres de su padre llevaban algún tiempo siguiendo a su objetivo, y sabía que luego de la reciente muerte de su esposa él trabajaba todos los días de la semana, y algunos de sus desdichados empleados lo acompañaban.

Sería un trabajo limpio y rápido.

Hiroshi se detuvo frente a un enorme edificio, cuya entrada poseía un cartel que anunciaba la llegada a un reconocido bufete de abogados, y cuyo dueño era el distinguido Sr. Sigler. Estaba cerrado, pero miró a través de la puerta de cristal y vio a una mujer de mediana edad sentada tras un buró leyendo unos documentos. Tocó suavemente.

La mujer lo miró por encima de sus espejuelos y le indicó con la mano que leyera el cartel de: «Cerrado»; pero él insistió tocando una vez más, haciendo que ella se levantara, tomara las llaves y le abriera la puerta.

—Buenos días —dijo Hiroshi con su voz más dulce mientras entraba al lugar—, necesito ver al Señor Sigler.

—Lo siento, joven —dijo ella en un tono de voz suave—, estamos cerrados. El Señor Sigler no está disponible hoy para asuntos de trabajo. Mejor venga mañana bien temprano y él seguramente lo recibirá.

—Oh, no —respondió y le regaló una encantadora sonrisa a la mujer, sabiendo que no sería capaz de resistirse—. Yo no vengo por motivos de trabajo, vengo para tratar un asunto personal, y creo que él se alegrará verdaderamente de mi visita...

Ella dudó un instante, pero Hiroshi amplió su sonrisa y volvió a hablarle:

—Por favor, realmente necesito hablarle. Mi familia tiene una enorme deuda de gratitud con él desde hace varios años. Solo dígame dónde está su oficina, le prometo que él no se enojará con usted si me dice.

—Bueno... de acuerdo, su oficina es la tercera puerta a la izquierda en el segundo piso, pero igual lo llamaré para avisarle que subirá a verlo.

—Señora... no sabe cuánto le agradezco su ayuda...

La mujer le sonrió y caminó hacia el buró para llamar a su jefe, pero Hiroshi se volteó de espaldas a ella y se quedó ahí un instante.

—¿Está todo bien? —preguntó ella, algo confusa—. ¿Necesita algo más?

El ángel de la muerte (Antes llamada "El último dragón rojo") © [✓]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon