XVII

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—Él es tú progenitor —le dijo enseñándole la foto de perfil de Jeak, a Zhanda.

El niño rubio tomó el celular, y observó la foto del oficial, encontrando tantas semejanzas entre ambos. Cómo la forma de sus ojos, el color de los mismos y el de cabello. La tez blanca, los labios...

—¿Crees qué me vea como él de adulto?

—No, no lo creo, hijo. No eres su clon después de todo —sonrió abrazándolo—. Sí te pareces mucho a él, pero no serás igual.

—¿Por qué tienes su número? ¿Te contactaste con él?

—No por el motivo que crees.

Volvió a ver la foto de Jeak, y luego miró desconcertado a su madre.

—¿Es el marido de mi maestra?

—Ex marido, cariño... Cuando nos encontramos con tu maestra en la feria, yo no sabía que ella era su mujer.

—¿Y por qué no me lo dijiste?

—Tú no querías saber nada de él, hasta hace más de una semana atrás.

—Sí, tienes razón —le dijo entregándole el celular.

—Mi amor, si tú quieres conocerlo en persona, puedo hablar con él.

—No, estoy bien así.

—De acuerdo, pero si él quisiera hablar contigo ¿Lo aceptarías?

—¿Qué podría querer hablar conmigo? ¿Pedirme perdón? ¿Decirme qué se equivocó?

—No lo sé, pero podrías escuchar al menos que tendría para decirte.

—¿Qué tengo una media hermana?

—Ah no, no es tu hermanita la bebé, porque... La niña no es su hija, Zhanda, es por eso que la maestra se fue de Kanat'ma. Ellos se separaron.

—Ah, entiendo.

—A mí me hubiera gustado conocer a mi papá, saber cómo se veía, o si siquiera sabía que había tenido una hija.

—¿Tu mamá no sabía quién era?

—No, no lo sabía, pero estoy segura que tengo hermanos en alguna parte de la isla —sonrió.

***

Tenía tantos hermanos en la isla, que a muchos de ellos era imposible recordar, ya que sólo los había visto una vez. Su padre de joven, era fuerte, atractivo, y aprovechaba sus características físicas para tener a más de una hembra durante las dos semanas del kok'ta Kanat'ma.

Era increíble como tantas mujeres habían caído ante él, inclusive su madre, a quien le había hecho creer el "cuento" de marido y mujer.

Ellos sí se habían unido, y habían tenido cuatro hijo, tres hombres y una mujer... Y también había seguido teniendo hijos estando unido a su mamá.

Si Jeak sólo tenía sexo con las mujeres de Eritma, era por el simple hecho de que su padre no había llegado allí, y por la tal motivo, el rubio no corría riesgo de acostarse con alguna media hermana.

"¿Puedes hablar?" Le envió a Erit.

"Sí, estoy preparando la merienda para los tres."

"¿Qué tal estás llevando el embarazo?"

"Muy bien, lo único que tomo todo el día es batido de fresas."

"Tu bebé tiene buen gusto."

Miró su mesa de noche, y luego nuevamente hacia el celular.

"¿El niño está bien?"

"Sí, Zhanda está muy bien, está terminando de hacer unos ejercicios de matemáticas, mientras espera su leche chocolatada."

"Cuando tenía su edad, lo único que hacía era estar trepado en los árboles, jugando con mis amigos, o comiendo. Es increíble que él sea tan inteligente."

"A mi también me sorprende su agudeza mental, pero Zhanda siempre fue especial, desde que nació."

"¿Qué sentiste al momento de verlo por primera vez? De ver qué se parecía a mí?" Le envió, sintiéndose... ¿Afligido? ¿Arrepentido?

"Cuando lo vi por primera vez, no te vi a ti, vi un hermoso rayito de luz dorado. Mi hijo brilla con luz propia."

"Tal vez... Si en algún momento él quiere, podríamos hablar."

"Claro, sí él lo acepta, yo te lo haré saber."

"Yo tampoco tuve una buena imagen de mi padre, y no pretendo ser algo que no... Soy. Pero tal vez, él tenga preguntas o dudas, que quiera sacarse conmigo."

...

EritmaWhere stories live. Discover now