IV

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—Entonces ¿Por qué me visitan el día de hoy?

—Porque ésta mujer dice-

—Mi nombre es Erit, señor Mafet, y es un placer para mí, que usted haya aceptado atendernos usted mismo en persona —lo interrumpió Erit, dándole la mano al castaño—. Antes que nada, debo aclarar que soy una prostituta de Eritma, y si aclaro mí profesión, es porque el... Señor junto a mí, cree que eso es un determinante del modo que usted, o cualquier persona, debe tener para tratarme. Cómo si ser prostituta, fuera una bajeza, o valiera menos ante cualquier otra mujer.

Mafet miró a Jeak, y él chasqueó la lengua, molesto.

—Ella dice que ese niño es mío, y es una prostituta ¿Cómo piensas que yo voy a creer eso?

—Señor Salagar, cuando él me conoció, y aceptó ser mi cliente, le dejé en claro que debía usar condón conmigo.

—Nunca aclaraste que no estabas operada —masculló el rubio.

—¿Y para qué tendrías que usar condón entonces? ¿Te habrías acostado con una mujer enferma?

—Señorita Erit, usted misma ha afirmado trabajar de prostituta ¿Qué tan segura está que el bebé es de él?

—La primera vez que estuve con él-

Zhanda comenzó a llorar, frotando su carita contra el pecho de su madre. Erit sonrió suavemente, y se levantó la camiseta, para darle el pecho al bebé, y que el pequeño cerrara los ojos, moviendo sus piecitos.

—Lo siento, él prácticamente está todo el día comiendo.

—Estamos en la oficina del abogado ¿No puedes simplemente darle un biberón? —preguntó molesto Jeak.

—Descuiden, no me molesta —sonrió suavemente Mafet—. Es bueno saber que hayas elegido alimentarlo con tu propia leche.

—No hubo forma de hacerlo agarrar un biberón, todos estos rollitos, son gracias a mi leche... Y que vive las veinticuatro horas del día prendido a mi pecho —rio.

—Tienes un bebé precioso, y se ve muy sano.

—Sí, es una pequeña bestia hermosa —sonrió.

—Entonces ¿Podrías contarme por qué crees que Jeak es el padre?

—Oh, sí, lo siento. La primera noche que nos conocimos, tuvimos sexo, fue mí primer cliente, yo recién llegaba a la casa. Y después de estar con él, tuve otro cliente, pero él primero quería que le bailara —pronunció antes de suspirar y rodar los ojos—. Cuando estaba por hacer una maniobra en el caño, se salió y caí, lastimándome el brazo. No pude volver a estar con otro hombre, y durante una semana tuve que hacer reposo. Cuando volví a trabajar, él volvió a pedirme, pero esta vez, por toda la noche. Y no usamos condón, fue con el único cliente con quién no usé condón. La mayoría de nuestros clientes vienen de la tribu del norte, son negros. Y Zhanda es rubio como él. No tengo ningún problema, ni me ofende, que solicite un exámen de adn.

—Por una historia tan pobre como esa, yo no me voy a hacer cargo de la criatura. Por supuesto que solicitaré un exámen de paternidad.

—De acuerdo, haré el pedido. Y en el caso de ser positivo ¿Qué posición tomará cada uno? —inquirió Mafet.

—Yo sólo quiero que él me respalde económicamente, que le dé al bebé lo que le corresponde por ser su hijo. Yo no puedo trabajar hasta que él no crezca un poco más, es muy pequeño, y sólo quiere estar conmigo.

—¿Y tú Jeak?

—Esta mujer lo único que quiere es dinero ¿Y qué más se puede esperar de alguien de su... Clase? Vende su cuerpo sólo para ganar unos cuantos billetes. Y si el maldito examen da positivo, le daré el dinero, pero yo no pienso formar parte de la vida de una criatura, que yo no busqué. Padre no seré del hijo de una ramera —gruñó antes de salir molesto de la oficina, cerrando de un portazo.

—Sh, sh, tranquilo, bebé, no pasa nada —le dijo en un tono suave, meciéndolo al escucharlo llorar, por el portazo de Jeak—. Toma, mi amor, sigue comiendo.

El pequeño volvió a prenderse de su pecho, y poco a poco se fue calmando, hasta quedarse dormido.

—¿Estás bien? —le preguntó en un tono bajo Mafet.

Ella asintió con la cabeza, y luego lo miró.

—Sus palabras vacías no me hacen daño, y me alegra mucho saber que un tipo como él, no formará parte de la vida de mi hijo. Sería muy decepcionante escuchar a Zhanda hablar de una mujer de ese modo. De creer que por trabajar del sexo, vale menos que una doctora, o maestra. Él debe creer que soy una analfabeta, que lo único que hago es dejarme follar, y está tan equivocado. Nuestra educación es superior a la de toda la región, hablamos varios idiomas, y sobre todo, somos mujeres muy respetuosas. Algo que claramente él no conoce, el respeto.

...

Preparando el capítulo final de Sin mí ♥️💞

(Sí, las estaba haciendo simultáneamente 🤣❤️✨)

EritmaWhere stories live. Discover now