XV

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Había comenzado los trámites de divorcio, y por el mismo motivo, aún no podía poner en venta la casa, por lo que Jeak había decidido alquilarse un departamento.

No podía vivir allí, y fingir que nada había pasado. Que en esa casa no había construido un hogar a base de mentiras, y una hija que ni era suya.

Meris no había vuelto a hablar con él, ellos se mantenían en contacto mediante sus abogados. Jamás había aceptado que lo había engañado, o que la niña no fuera hija de Jeak.

Jeak tampoco sabía quién era el padre biológico de Taeli, ni porqué su ex mujer le había mentido de ese modo. No sabía si la niña era producto de un simple polvo, o si ella tenía un amante.

Lo único que sabía, es que Meris había viajado cerca de la tribu del Este, dónde vivían sus padres y familia.

Y todo lo que había pasado con ella y la bebé, lo único que hacía era martirizarlo aún más. El único hijo biológico que tenía, era el de una prostituta.

Una mujer que había denigrado por conocer en un prostíbulo, que él mismo había ido a buscar. Una mujer que valía más que cualquier otra persona que hubiese conocido.

Después de denigrarla, y tratarla de ese modo espantoso ¿Cómo ella podía seguir siendo amable con él? ¿O ayudarlo? Ni siquiera le había cuestionado el que llegara a su casa en medio de la noche, cuando jamás le había dado su dirección.

Había negado a Zhanda por ser hijo de una prostituta, y había creído ciegamente que Taeli era su hija, por haber nacido de una mujer maestra, y de buena familia.

Qué irónica era la vida.

***

—Mi amor, hoy salí antes, pasaré por una pastelería, y luego iré a casa ¿Qué te gustaría que te lleve?

"—Pastelillos de chocolate y crema."

—De acuerdo, solcito mío, en unos quince minutos estoy en casa, te amo —sonrió antes de cortar.

Y al hacerlo, y salir de las instalaciones de la universidad, se chocó contra el cuerpo de Jeak.

—Lo siento ¿Estás bien?

—Sí, claro —pronunció frunciendo el ceño, sobando su panza que había golpeado.

—¿Te golpeé muy fuerte? —le inquirió preocupado, al ver qué tocaba su panza.

—Estoy bien, descuida.

—Quería hablar contigo, por eso vine hasta aquí.

—Lo siento, Jeak, pero estoy un poco apurada.

—Me dijiste que si necesitaba ayuda, tú estarías ahí.

—Es verdad, pero soy madre y profesora, también tengo otros asuntos por tratar. Si quieres, podemos hablar hasta que llegue a la pastelería —le dijo caminando, siendo seguida por él—. Zhanda está solo en casa, y quiero llegar cuánto antes.

—¿Lo dejaste solo? Tiene seis años.

—Sí, pero es un niño maduro, no actúa como alguien de su edad. Entonces ¿Qué querías, Jeak?

—Antes de que naciera mi hi... Taeli —se corrigió en un tono bajo—. Yo tuve un accidente en Iosopal, es por eso que no pude estar presente en el nacimiento de la niña.

—¿Qué te pasó?

—Me picó un insecto mientras dormía, en el interior del muslo derecho. Sentí que algo me estaba caminando por la pierna, subiendo, y en dormido intenté alejarlo de mí, fue entonces qué ese bicho me picó.

—¿Y cual fue el accidente?

—Casi pierdo la pierna derecha por culpa de su picadura, y aunque estuve internado más de dos meses, y me salvaron la pierna, la picadura me provocó esterilidad.

Ella lo miró sorprendida, sin saber si creer o no en su historia.

—Wou ¿En serio? ¿Una picadura te dejó estéril?

Él la miró, y luego desvió la mirada.

—Si te cuento esto, es porque siento que puedo confiar en ti, y sé que... No te burlarás, al menos no en mi cara.

—¿Quién podría ser tan inmaduro para burlarse de algo que te avergüenza? Eso es patético.

—Perdí ambos testículos, ya no puedo tener hijos biológicos, y estoy medicado de por vida. Tengo que tomar suplementos hormonales, y es por eso que tampoco estoy trabajando por el momento, esto pasó hace menos de un año, y aún los médicos creen que no es momento para que vuelva a mis funciones.

—Lo lamento mucho, Jeak, imagino como esto debe afectarte, y lo difícil que debe ser para ti aceptar tu nueva vida.

—Erit, ni siquiera puedo tener una vida sexual activa como antes. No me siento seguro de estar desnudo frente a una mujer ahora, y ni siquiera sé si sería capaz de tener una maldita erección, por la falta de testosteronas —gruñó frustrado—. Si Meris me hubiera cagado luego del accidente, lo hubiera entendido...

Ella lo miró con pesar, y le dio un apretón en el hombro.

—¿Sabes cuál es tu mayor problema? Qué siempre has sido muy superficial, y te rodeas de personas que son iguales, que piensan y sienten del mismo modo. Si tú buscaras una mujer más espiritual, a ella no le interesaría tu actual condición, y buscaría la forma de hacerte sentir bien, a gusto, que pudieras disfrutar también del sexo, sin importar cuánto tiempo te lleve. Pero, el principal problema eres tú. Atraes lo que eres, Jeak, mientras no cambies tu forma de ser, todo seguirá igual de oscuro en tu vida.

—Enséñame entonces a cambiar, Erit.

...

EritmaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang