Capítulo 25 - Aún cuando tienes la oportunidad de ser libre

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Rose Mary rio al ver la expresión de William, era como ver a un padre desesperado por ver a quién debía cambiarle el pañal primero, no podía dejarlos solos pues ya estaban matándose entre sí.

—Tengo que ir a verlos... —dijo exhausto. —si no... terminarán arrojándose por la ventana

Se puso de pie, pero Rose Mary volvió a llamarle.

—Querido, ¿Por qué repentinamente has decidido hablar sobre esto?

William se detuvo en seco, titubeante y con tenue luz sobre su perfil miró hacia la mujer. Sus ojos zafiros lucían preciosos, de ellos emergía una chispa que contrastaba de manera ideal contra las pestañas. Incluso en esta vida, William conservaba esos atributos que hicieron de él un hombre atractivo, siempre resaltando sus facciones con pequeños detalles.

—Inexplicablemente... sentí la necesidad de explicar el vacío, fue impulso o coincidencia, no lo sé

—Han pasado años joven... pero, realmente podría jurar que conservas su misma mirada... la de ese muchacho William. Que expliques la razón de esos ojitos bajos han resuelto quizá... en gran medida la duda que siempre tuve respecto a él

—Igual y esa mirada era por falta de amor —dijo entre risas. —muy despreciable debió ser para que nadie quisiera recordarlo

—No opino eso, igual y alguien le amó tan fuerte y él simplemente no se dio cuenta por prestar atención al vacío. Ya sabes lo que dicen querido, una puerta se cierra y tres más se abren, el problema es que nos quedamos viendo la puerta cerrada, expectantes porque vuelva a abrirse. A diferencia de ese muchacho, tú tienes compañeros apegados a ti, el joven que te acompaña es bastante protector contigo. No soy quien para juzgar, pero por esos rumores de William donde rechazaba continuamente a su alumno solo me pone a pensar... que ya tenía quien lo quería, pero fue muy ciego para aceptarlo, no cometas su mismo error

William permaneció callado. Le jodía bastante escuchar de muchas personas el constante regaño por no cuidar a Darien como debió, pero ¿qué iba a saber él? Le brindó todo, hogar, comida y fama, creyó que eso era suficiente o era lo que Darien anhelaba, pero jamás dio en el blanco. Desde la presentación donde vio a Darien cantar como un auténtico ángel supo que su mirada le pedía algo, pero jamás acertó y hasta ahora, no lo sabía.

—Descansa querido, Lysandro me ayudará con algunos deberes después así que no debes preocuparte

William asintió y seguido de eso se retiró. Subió las escaleras y la primera imagen que lo recibió tras abrir la puerta del cuarto fue a un Darien y un Lysandro peleando y rodando sobre la cama. Eran un desastre. Sin embargo, mientras ellos peleaban y se empujaban o mordían sin parar, William no pudo evitar recargarse sobre el marco de la puerta y mirarlos en silencio. Era cierto, ambos estaban ahí justo como en su vida pasada, sin embargo las cosas habían cambiado de algún modo.

¿Por qué nunca había visto lo fuerte que se había vuelto Darien? ¿O por qué no notó lo más humano en lo que se estaba convirtiendo Lysandro? Uno vive sin prestar mucha atención a las cosas que pasan día a día, pero todo se torna distinto cuando alguien muere. Solo así, inunda el temor y la reflexión constante de lo que consiste la vida.

Miró hacia Lysandro y pensó "De no ser porque esperas algo a cambio de mi, ¿Realmente te quedarías conmigo?" Aunque Darien no lo imaginara, sus palabras habían tenido gran repercusión en William.

"Él solo te ayuda después de lastimarte. Siempre a la espera de que te arrastres hacia él"

No quería admitirlo, pero en gran parte era cierto. De cualquier modo, no es como si esperara una actitud cálida de Lysandro, ni siquiera un acto noble o sincero... pero si estaba ahí, aunque fuera por la espera de algo le agradecía su compañía. El tenerlo cerca era un constante recuerdo de lo que no debía hacer, no de nuevo. No quería volver a la vida, pero ahí estaba y ahora debía afrontar lo que su nombre alguna vez implicó frente a las masas y lo que seguía siendo incluso en las nuevas generaciones. Si alguien se enterara que el violinista espectral William Wilder había vuelto ¿qué ocurriría esta vez con él? ¿Quién lo mataría o qué sería de su futuro? No quería mirar hacia atrás, hacia la sombra gigante de lo que fue, pero por miedo podría sucumbir solamente para protegerse. De todos modos, ese siempre había sido su mecanismo de defensa, hostil para que nadie lo lastimara.
Con un trago amargo de saliva recordó la razón por la que no lo amaban, jamás se dieron la tarea de conocerlo por dentro, por quién era. Y seguramente, así sería por mucho más tiempo.

En un susurro del viento recordó las palabras de la señora Rose Mary, y si..., ¿Alguien realmente lo hubiera querido? Salió de aquel trance de melancolía y recordó a Gelida, ciertamente fue un padre estricto pero no había duda que todas sus enseñanzas y todo su cariño había sido otorgado a él sin vacilación. Después, recordó a Darien. Posó sus ojos sobre el castaño y sin esperarlo sonrió.

Ya entendía porque Lysandro quería tanto a Rose Mary, era la voz de la razón, de la experiencia. En el pasado, ya hubiera querido que alguien le dijera todas estas cosas para no sentirse solo, pero igual era muy necio para entender. Suspiró y alzó la ceja.

—Así que, ¿Los tiempos de Dios son perfectos? —murmuró algo incrédulo. —una lección que no aprendí en el pasado por necio, ahora vengo a entenderla por sabio, una jugada de muerte arriesgada, pero solo él sabe cómo mueve sus fichas

Rio en voz baja, no era creyente, le tenía bastante desagrado a las cosas de la Iglesia, pero sabía de la palabra de Dios por Angie. Y a diferencia de todos los fanáticos religiosos que repudiaba, a Angie le tomó cariño su manera de expresarse sobre la divinidad. Sin duda, era la única persona a la que podía escuchar día y noche hablar sobre el cielo, el infierno y esas cosas con atención, sin aburrirse y sin sentirse abrumado. Quizá era por la manera en la que hablaba que lo hacía creer en algo más allá de la muerte, un sitio donde reposabas en paz, o quizá se trataba de la persona, daba igual, ambas cosas se habían complementado y habían hecho de William un hombre feliz. Pero hablar ahora del tema, le resultaba algo irónico.

Al mirar detenidamente a Darien y profundizar la razón del porqué seguía junto a él, no encontró motivos contrarios a la vida pasada.

—Quién lo diría cachorro... —masculló con una tenue sonrisa y una expresión burlona. —no te has ido ni siquiera en esta vida... aún cuando tienes la oportunidad de ser libre

Sonata espectral de un alma solitaria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora