Capítulo 65 - Susan

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Llegaron a la habitación del hotel que William había reservado, él caminaba en círculos mientras Darien lo observaba sentado en la orilla de la misma. William acariciaba su mentón, tratando de encontrar respuestas.

—Catarsis está aquí... en Londres. Este chico Allen no hizo las cosas porque sí, ofrecer su cuerpo a mi alma ni siquiera fue casualidad, lo que no entiendo es el motivo de ello

—¿Qué teorías tienes hasta ahora?

—Greta dice que me desmayé por problemas de salud hace semanas, sin embargo, este cuerpo está muy saludable, ¡Completamente saludable! De no ser así no habría resistido tantas putadas contra los espectros... pero es cierto que el día que yo habité este cuerpo la garganta me ardía. Al parecer este chico estuvo bebiendo por largas horas en la noche y tocó mi sonata en medio del bosque

—Dices que no tenía notas, nada de instrucciones

—No, pero... sí tenía algo... una cosa en particular consigo —metió las manos en sus bolsillos

Sabía que guardar la libreta de notas con la que se comunicaba con Darien de algo serviría, en este caso, como una billetera donde guardar la libra más alta.

—La tela —dijo sacándola del medio de las páginas. —el abuelo me dijo que esta tela se vende únicamente en Londres... es un trozo, la pregunta es ¿de dónde sacó Allen este pedazo?

—Mejor dicho ¿a quién se lo arrancó?

William asintió, prestando más atención a los hilos con los que había sido fabricada y la textura inusual en ella.

—En el pasado Gelida solía llevarme a espectáculos de alta sociedad, así que las personas que iban siempre llevaban gabardinas extravagantes y caras, las más caras de todo el país. Esta tela sin duda proviene de un traje

—¿Será de Anton?

—¿Bromeas? Ese bastardo estaba tan mal de la cabeza que dudo que siquiera llevara calzoncillos, ni siquiera debió acordarse de la higiene personal. Tan sucio y demacrado... además, por lo que vi él tenía su traje completo. Así que no

—¿Qué sugieres?

—Greta no supo responder de dónde venía este pedazo de tela, pero... su sugerencia de una tienda exclusiva me da qué pensar

—¿Crees que... encontraremos la respuesta en alguna de ellas?

—Una... sí, la favorita del maestro Gelida. Cuando me hacía acompañarle no tienes idea de cuánto demoraba escoger una maldita tela... y ya sea que esta le pertenezca o...

—¿O?

—Que le pertenezca a la razón de quitarse la vida y dármela a mí. Darien, todo el mundo elogia a este chico por sus habilidades e inteligencia y sinceramente, puede decir que yo también lo hago. De hecho, podría aplaudirle si es que llego a toparme con su alma... su deseo de venganza sobrepasa mis propias opiniones. Piensa un poco, si es tan inteligente ¿de verdad crees que daría su alma solo por un estúpido berrinche? Es algo más personal, algo más grande

—¿Qué intuyes?

—Bueno... —caminó hasta el banco aterciopelado del tocador y suspiró, acariciando la tela. —fue alumno del maestro Gelida lo que lo hace conocedor de mí y de ti, incluso de mis sonatas y el mundo de los espectros. Aunque Gelida adulara mis habilidades, estoy seguro que el camino oscuro que tomé no le enorgullecía en absoluto y habría hecho de todo con tal de que otro alumno suyo no cayera en la misma desgracia... por lo que, Gelida no fue quien le otorgó mis sonatas —estrujó la tela, perseverando con la línea delgada en sus labios. —alguien más se las dio, alguien le hizo fácil su camino a mis sonatas prohibidas para invocarme... porque ese alguien me quería de regreso y Allen era solo una pieza de ajedrez en su tablero

Sonata espectral de un alma solitaria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora