Capítulo 31: Renacimiento pt2

1.2K 62 15
                                    




Era la nada.

En varios momentos de mi vida me planteé como seria el morir, si sentiría algo, si vería el famoso túnel hacia la otra vida, si mi energía vagaría por el mundo o si simplemente desaparecería por completo. Me preguntaba también, si mis personas cercanas llorarían mucho y cuanto tardarían en olvidarme, en pasar página.

Supongo que no verificaría ninguno de estos mitos, aunque de poco serviría. Pero lo único que veía era la nada, una gran y oscura nada. Como si estuviese en Stand By. Notaba ruidos muy muy lejanos, casi imperceptibles, no sabia descifrar si eran reales o algún tipo de visión post mortem.

Tras unos segundos pude verlo, vi una luz, una minúscula luz al final de toda esa oscuridad y divisé una figura a la cual reconocí al momento, era Sean. Mi querido hermano mayor, Sean. Me encontré corriendo hacia él con furor, hasta que esa luz se hizo mucho más grande y su figura se podía ver con claridad. Era él, estaba tal y como lo recordaba, sonriéndome como solo él sabía hacerlo. Tenia sus ojos brillantes y su sonrisa era bien amplia, de ese tipo de sonrisas que te transmitían calidez y seguridad.

Lo abracé y sentí algo extraño, lo frio e inerte que se encontraba su cuerpo. Era la sensación más extraña que había tenido, pero sabia que él estaba muerto y por lo que estaba viendo, yo iba por el mismo camino.

- Sean...- murmuré mientras los ojos se me llenaban de lágrimas.

- Has crecido mucho, pequeña. - sonrió acariciándome la cabeza. - No te esperaba tan pronto.

- Yo...tengo muchas cosas que contarte...los pequeños, no quiero que se queden solos...No lo he logrado Sean, no he conseguido hacer nada por ellos. Tendría que haber muerto yo en tu lugar y por lo menos ellos ahora tendrían un hogar y estarían junto a ti. - solté velozmente al mismo tiempo que sollozaba. Noté como la fría palma de su mano volvía a acariciar la cabeza.

- Has hecho mucho más de lo que crees. - respondió mirándome con pena. - Pero no creo que sea tu momento Brooks.

Le miré, secándome las lagrimas y me volví para mirar la oscuridad que envolvía el resto de ese extraño lugar.

- ¿No estás aquí para venirme a buscar? - pregunté, pensando que la respuesta seria afirmativa. El rió y negó.

-¿Que escuchas? - preguntó señalando la oscuridad. Lo miré confusa, cerré mis ojos y de nuevo escuché ese ruido tan lejano que procedía de algún rincón de esa oscuridad.

- No lo sé, solo ruido. - respondí, sin entender nada.

- Concentrate y vuelve a escuchar. Piensa en quien hay fuera.

Extrañada, le hice caso y repetí la acción anterior, esta vez, pensando en mis seres queridos.

Los oí.

Sean tenía razón. No eran ruidos extraños. Eran sus voces, podía oírles, con dificultad, pero lo hacia. Reconocía la voz de Adam llorando, mientras Chad le consolaba. Oía gritos muy muy a lo lejos, gritos de dolor por parte de mis amigas. Todo eran murmullos y pena.

Se me encogió mi supuestamente inerte corazón y miré a mi hermano, con lágrimas en los ojos, en busca de una ayuda, buscando alguna respuesta para no marcharme del mundo que conocía.

- No estoy lista Sean. No quiero abandonarles, se que nunca he hecho mucho por ellos, pero quiero cambiar. Quiero mostrarles un nuevo yo. Tengo muchas cosas que hacer y no quiero morir sintiéndome una inútil y mala hermana que no fue capaz de cumplir con la simple tarea de cuidar de sus hermanos. - Solté atropelladamente. El asintió lentamente y sonrió.

She is Bad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora