Capítulo 5: Ignorarles + Hunter

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Era domingo y estaba dispuesta a obtener mi venganza. No tenía la suficiente energía como para currarme una buena broma, pero haría algo que sabía que les mataría. La amarga e infalible ignorancia.

Pensaba ignorarles todo el día. Os apuesto 100$ a que antes del mediodía los tenía a todos arrastrándose para que les perdonase.

Los tíos son tan simples.

Salí de mi cómoda cama y me dirigí al baño para lavarme los dientes y la cara, había pensado en ducharme, pero mi pereza habia ganado. 

Me arreglé un poco el pelo, recogiéndolo en un moño. Me encantaba mi pelo, pero me estresaba tenerlo cada mañana como si un torbellino me hubiese pasado por encima.

Me puse unos shorts negros deportivos y una camiseta de manga corta blanca que ponía "Fuck you". Me iba algo grande, pero al ser corta quedaba bien.

Ya lista bajé hacia la cocina para tomar la comida más importante del día, el desayuno. Allí se encontraban Jack, Tod y Chad.

Ellos me saludaron animadamente, como siempre, y yo les ignoré. Por muchas ganas que tenía de preguntarles donde estaban los demás, mi orgullo me impedía romper mi plan.

- ¿Que te pasa enana? - preguntó Jack sentándose en la encimera. Yo le miré y rápidamente volví a desviar mi mirada hacía la nevera, de donde saqué jamón dulce y queso. Quería hacerme un delicioso bocadillo.

Coloqué pan en el horno, me senté al lado del horno - donde había otra encimera- y comencé a jugar con mi móvil.

Mi plan estaba comenzando a funcionar, pues los hermanos que estaban presente no paraban de hablarme y intentar de todo para que riese o hablase. Si había algo en lo que era buena a parte de las peleas y las carreras, era en actuar. Era la reina del drama.

- Oh vamos, Cookie, si es por ayer...lo sentimos. - dijo en tono de súplica Chad. Los demás asintieron y yo simplemente bajé de la encimera y saqué el pan, ya que ya habían pasado los 10 minutos.

Me hice mi apetecible bocadillo y me fui a sentar al sofá, ya que a esa hora daban mi programa favorito: Sobrenatural. Esos malditos hermanos eran hijos del demonio, ya que estaban demasiado calientes.

Lo siento, un mal chiste.

En fin, en cero coma estaban los tres sentados alrededor mío suplicando que les perdonase.

Debo admitir, que mi yo interno estaba disfrutando bastante esta situación. Repito, los hombres son tan simples.

- Oh Brooke, sabes que tu indiferencia nos duele mil veces más que un mal polvo. - sentenció Tod con un tono de molestia y tristeza.

Yo seguía concentrada en los dos hermanos sexys de la televisión mientras moría por tener alguno de ellos en mi cama. Si, a veces mis pensamientos son muy primitivos. Desventajas de vivir con ocho simios.

A los 5 minutos oigo como se abre la puerta y dos más de mis "hermanos" se acercan.

- Buenas... - saludó Adam de buen humor, aunque al ver el ambiente que había su tono cambió. - ¿Que pasa aquí? ¿Quién se ha muerto? - Dylan, quién había entrado junto con Adam, se puso a su lado.

- Brooke está en su fase " os ignoro a todos" - respondió Jack yendo hacía la cocina. - necesito una cerveza. - dijo algo frustrado.

- Tío, a penas son las 12 del mediodía ¿y ya estás bebiendo? - preguntó Chad entre risas.

Él se encogió de hombros y siguió su camino.

- Oh, vamos moco. - suspiró Adam. Él, por mucho que estuviese acostumbrado a mis constantes indiferencias, no las soportaba. -¿es por ayer? Oh, demonios. Dylan, joder, pídele disculpas.

Dylan miró a Adam y luego a mí. Era demasiado orgulloso para hacerlo, lo tenía muy claro. A parte, no solo fue eso, parece que se olvidan de los detalles importantes, como que Dylan me intentó matar y ninguno de mis supuestos hermanos acudió a mi rescate.

- Oh, Dylan, no seas orgulloso, se trata de Cookie. - comentó molesto Chad.

Dylan volvió a mirarme y se fue hacía su habitación. Yo hice lo mismo.

Cuando llegué cogí una mochila tejana y me fui. No antes sin ser acosada por los estúpidos simios diciéndome que no me fuese. Panda de pesados.

Ya afuera decidí ir a dar una vuelta, hacía bastante que no salía sola y no me hundía en mis pensamientos. Había estado tan ensimismada en las peleas, que había sido capaz de olvidar por un  momento toda la mierda que llevo encima y por lo que de verdad hago las peleas.

Me reí ante mi pensamiento.

Cogí un cigarrillo y me lo puse en la boca. Mierda, me había olvidado del fuego. Estaba por una mini feria que había a tres manzanas de mi casa y había bastante gente, así que decidí pedirle a un chico que había de espaldas al puesto de churros. Y no sé, por que razón su gran y robusta espalda se me hacía familiar.

- ¿Disculpa, tienes fuego...?- pregunté antes de darme cuenta de quién era.

"Mierda" pensé.

- Hey, pero a quién tenemos aquí. - dijo divertido. - si es la mismísima Rompe Huesos. - yo rodeé los ojos y me giré dispuesta a preguntarle a otra persona. - Hey, tranquila, estoy de buen humor así que te lo daré. - suavizó tanto el tono que podía haberlo tomado como una persona amable.

Y pensar que justamente me tenía que encontrar "al nuevo" en la feria.

- Por cierto, no he tenido el placer de presentarme. - sonrió. Y joder, vaya sonrisa. - Soy Ryan Hunter. - se presentó prestándome el mechero. Yo me encendí el cigarrillo y se lo devolví.

- Uhm, gracias. - contesté algo incómoda. Es decir, hace un día me había llamado puta y ahora se estaba comportando genial.

Realmente no comprendo a los tíos y eso que vivo con ocho.

- Ah, y siento lo de ayer nena. - dijo despreocupado caminando. Yo le mutilé con la mirada.

- No me llames nena. - respondí fría. - ¿Se puede saber porque estás tan simpático cuando el día anterior me llamaste "puta"? - Su mirada se volvió algo triste.

- Supongo que no sé tratar con chicas. - respondió con una risa desentonada. Si no entendía a mis hermanos, a este, le entendía menos.

Sin darme cuenta, habíamos salido de la feria y nos encontrábamos en un parque tranquilo y agradable.

- ¿Y tus guarda espaldas? - preguntó dando un sorbo a su bebida. Yo tardé en responder.

- Se defenderme sola.- contesté sin abandonar mi frialdad. - Y están en casa.

El asintió lentamente, como asimilando mi respuesta. Pude divisar una pequeña sonrisa de su parte, aunque seguía sin entenderlo.

- ¿Y como es que vives con ellos? - preguntó curioso. - A ver si al final vas a ser su putita de verdad...- comentó por lo bajini, pero lo suficientemente para que pudiese oírlo.

Este chico era un imbécil. Cuando creía que podía aflojar e intentar mantener una charla tranquila, va y la caga.

- Vete al infierno, Hunter. - escupí levantándome del banco donde nos habíamos sentado. Él suspiró.

- Vivo en él. - contestó agriamente.

*RYAN HUNTER EN MULTIMEDIA*

She is Bad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora