21; La vida en tiempos de guerra.

1.3K 97 12
                                    




Me desperté cubierta en sudor y totalmente agitada. Encendí la pantalla de mi celular y me encontré con que era más de medianoche. Me llevé la mano a la frente para quitarme el sudor de la cara, pero fue inútil. Sin mas remedio, me puse de pie y me dirigí al baño para darme una ducha.

Desde que llegue a Beacon Hills mi vida no había sido para nada fácil, cada año que transcurría, algo peor venía. A pesar de ello, siempre lograba salir adelante con la manada, aunque, para mi desgracia, no todos pudimos sobrevivir a estos años. Personas inocentes murieron por orden del benefactor, otras murieron masacradas por La Bestia de Gévaudan, por los Doctores del Pavor o simplemente desaparecieron para siempre en manos de los Jinetes fantasmas. Pero lo peor se había desatado este verano con la llegada del Anuk-ité y lo que este provocaba en las personas.

De alguna manera, el Anuk-ité fue la criatura que más daño causó porque, a pesar de haber sido devuelto a donde pertenecía, algunas personas aún conservaban odio por nosotros y no podíamos hacer nada al respecto mas que convivir con ello y demostrarles que no éramos el enemigo.

La noche en que logramos derrotar al Anuk-ité, Monroe y algunos de sus cazadores huyeron de Beacon Hills y nadie más había escuchado algo de ellos.

Una vez que la bañera había terminado de llenarse, me metí y cerré los ojos. Recosté mi cabeza en el borde de la bañera y me dejé reposar unos minutos.

De pronto, mi tranquilidad se vio interrumpida por las escenas que aparecieron en mi cabeza; un chico huyendo de quienes parecían ser cazadores. Abrí los ojos exaltada y salí rápidamente de la bañera. Tomé una toalla y me dirigí hacia mi cuarto para vestirme.

Unos minutos más tarde se escucharon golpes en la puerta de mi casa. Tomé lo primero que tenía a mi alcance y abrí la puerta.

—¿Por qué estas cargando una pala? —me preguntó Scott.

—Creí que alguien venía a matarme.

—¿Por qué alguien vendría a matarte? —preguntó sin comprender.

—Entonces tú también lo sentiste —me dijo Chris.

—¿Sentir qué? —pregunté sin comprender.

—Que la historia se repite otra vez —respondió Scott.

—El chico que vi huyendo de los cazadores no fue producto de mi imaginación, ¿o sí? —pregunté.

—No —susurró Chris—. Tenemos que irnos antes de que sea demasiado tarde.

Asentí y tomé las llaves de mi auto.

—¿Cómo sabes a donde tenemos que ir? —le pregunté a Chris.

—Tengo mis contactos —respondió.

Sonreí y le lancé las llaves del auto a Chris, quien las tomó muy ágilmente en el aire.

—Creí que ya había terminado todo esto —susurré.

—Si logramos vencer a los cazadores entonces todo habrá terminado —me dijo Scott—. Esa es la razón por la que estamos haciendo esto.

—¿Estas seguro? —alcé una ceja—. Creo que estamos haciendo esto porque la historia se nos hace muy familiar, principalmente a ti, Scott.

—No quiero que tenga que pasar por todo lo que tuve pasar yo —confesó.

—Lo sé —le tomé la mano.

Nos mantuvimos en silencio el resto del viaje, hasta que finalmente Chris nos dio el aviso de que habíamos llegado. Scott y Chris se bajaron del auto y se fueron en busca del chico, mientras que yo me quedé en el auto controlando que todo saliera de acuerdo al plan.

Mora's Ghost | Teen WolfWhere stories live. Discover now