04; La tormenta.

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Había decidido evitar nombrar mi visita a Canaán. Quería mantener mi plan en secreto, ya que este podría desviar la atención de los Jinetes fantasma.

En este instante, nos encontrábamos reunidos en la biblioteca con Mason y Liam.

—¿Qué es el índice K? —preguntó Liam.

—Es la escala que los meteorólogos utilizan para medir las tormentas eléctricas —le expliqué.

—Si es inferior a veinte, no habrá actividad —continuo Mason—. Si es superior a treinta y cinco, es actividad severa.

—¿Qué tan malo es severo? —le pregunté a Mason.

—Una tormenta promedio tiene aproximadamente mil rayos —hizo una pausa—. Pero en los últimos meses, las tormentas promedio en Beacon Hills tienen cinco mil rayos.

—Entonces podríamos saber cuándo vienen basándonos en ello —agregó Liam.

Los valores del índice K comenzaron a aumentar rápidamente y nos alertamos al comprender que los Jinetes nos visitarían hoy mismo. Salí rápidamente de la biblioteca para tomar un respiro y fue entonces cuando llegó Scott.

—¿Tienes un minuto? —me preguntó.

—Claro, ¿qué sucedió?

—¿Recuerdas la Ley de la conservación de la masa y energía? —me preguntó.

—Eso creo —respondí—. Los sistemas cerrados intercambian energía, pero no materia. Mientras que los sistemas aislados no intercambian ni energía, ni materia. La ley dice que la masa de un sistema aislado permanece constante, ¿verdad?

—¿Cómo lo recuerdas tan bien? Lo dimos en segundo grado —se rascó la nuca—. Como sea, parece ser el punto débil de los jinetes.

—Tiene sentido —comprendí—. Siempre que alguien desaparece, algo de esa persona queda aquí.

—Exacto. Debemos encontrar la reliquia que ha quedado de Stiles.

—Liam quiere atrapar a los jinetes con un pararrayos —solté.

—¿Qué? —exclamó.

—Y Mason cree que deberíamos esconder a las personas bajo tierra —agregué—. Suena bastante lógico, ya que la Tierra detiene la carga eléctrica de los rayos.

—Mora, eres tan inteligente —me susurró—. Podría escucharte por horas y nunca me aburriría.

—El problema es que no tenemos tiempo, debemos actuar cuanto antes —le recordé.

Scott asintió y ambos nos dirigimos hacia la biblioteca, donde se encontraban Mason y Liam.

—Esto es lo que haremos —les dijo Scott tomando la iniciativa—. Llevaremos a todos los que estuvieron presentes en la fiesta al búnker de los Argent, ya que es bajo tierra y está rodeado de Serbal.

—Logramos detener a los Jinetes anoche —le recordó Liam—. ¿Por qué no lograríamos hacerlo de nuevo?

Realmente me gustaría comprender que sucedió anoche en Beacon Hills, pero no quiero perder tiempo escuchando las anécdotas de los chicos. Así que decido cerrar la boca y continuar escuchando:

—¿Entonces cuál es el plan? —pregunta Mason—. ¿Ir uno por uno y decirles a los chicos que deben ir a un bunker bajo tierra porque unas criaturas sobrenaturales quieren desaparecerlos?

—Me encantaría ver el papel lamentable que harán —agregué.

—Eso no sucederá —me aseguró Scott—. Mora, debes ir con Mason para preparar el bunker para recibir a los chicos.

—¿Preparar el bunker? —pregunté—. ¿Acaso pretendes que coloque un cartel de bienvenida o qué?

—Mason, ¿quieres llevártela? —le pidió Liam.

Mason asintió y nos dirigimos hacia el bunker. Los chicos comenzaron a llegar de manera inmediata, pero al parecer, aún faltaban llegar tres personas.

—Se nos acaba el tiempo —nos indicó Mason.

—Debemos ir por ellos —dice Liam.

—Yo iré, ustedes quédense aquí cuidando a los demás —responde Scott.

—Apenas pudimos con un Jinete anoche —le recordó Liam—. ¿Sabes cuantos habrá esta noche?

—Ya los han marcado a todos —respondió Scott.

—Lo sabemos —agregó Corey—, pero al menos puedo ver cuando vienen.

—De acuerdo —aceptó finalmente Scott—. Pero si los ven acercarse, corran.

Scott, Liam, Mason y yo nos dirigimos hacia el instituto con el objetivo de lograr convencer a los chicos que faltaban de que jugar el partido de esta noche sería una mala idea.

—¿Qué haremos para impedir que jueguen? —les pregunté.

—No podremos impedir que jueguen —aseguró Mason.

—Pero podemos jugar con ellos —añadió Liam.

Mason y yo nos dirigimos a las bancas mas cercanas a la cancha que encontramos y tomamos asiento para observar el partido ya comenzado.

Fue entonces cuando Mason lo comprendió:

—Tu eres la solución. El jinete se marchó cuando tu llegaste a la fiesta.

El cielo se nubló y comenzó a llover. La tormenta había comenzado y no podía esconderme. Yo soy el águila, debo volar más alto; más cerca y la única forma de hacerlo es entrando en ella.

—Mora, ¿A dónde vas? —me gritó Mason—. Scott dijo que nos mantuviéramos al margen de esto.

—Scott dice muchas cosas —respondí—. Debes llamar a Parrish.

De pronto, los jinetes aparecieron en la cancha y Liam se lanzó contra ellos. El arbitro finalizó el partido, obteniendo protestas del entrenador. Las personas comenzaron a marcharse rápidamente. Más rápidamente cuando lograron ver a los jinetes fantasmas cabalgar hacia ellos en sus caballos. Corrí hacia donde se encontraban Scott y Liam junto con los chicos y me encontré con tres jinetes más.

—Debemos protegerlos —le grité a Scott.

—¿Cómo harán eso? —preguntó Gwen.

Nos tomamos todos de las manos y Corey nos volvió invisibles. De igual manera, los jinetes nos rodearon. Uno de ellos apuntó con su arma a Corey y disparó. El lazo se rompió y ahora nos encontrábamos todos a la vista. Los jinetes al verme retrocedieron, pero eso no les impidió continuar con su trabajo.

Liam se transformó y se lanzó contra uno de ellos. Scott le imitó. Uno de los jinetes aprovechó aquel momento de distracción y le disparó al último de los chicos de la fiesta.

Fue entonces cuando oí una bala salir disparada hacia Scott, corrí hacia el y recibí el impacto de la bala en mi pecho. Me vi rodeada de una nube verde y todo a mi alrededor se desvanecía poco a poco. Llevé mi mano a mi muñeca y desabroché el brazalete que Kira me había regalado por mi cumpleaños número dieciocho. El brazalete cayo sobre el suelo húmedo y frío.

A los lejos, oí gritar a Liam:

—No eres lo suficiente fuerte para resistir la tormenta.

Liam, yo soy la tormenta.

Mora's Ghost | Teen WolfDove le storie prendono vita. Scoprilo ora