- Veladas -

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Una semana y Val todavía no tenía claridad con respecto a su futuro, lo cual lo tenía a partes iguales irritado y nervioso, a pesar de que trataba de actuar como si no le importara. Pero era imposible que nada le importara, pues muchas cosas le estaban sucediendo al mismo tiempo. Por un lado Inna estaba ignorándolo y él no tenía ganas de arrastrarse tras de ella, así que esa relación no estaba avanzando hacia nada bueno; por otro lado sus peleas con Dom se habían triplicado, por lo que ahora estaba literalmente haciendo como si su hermano no existiera pues su pura presencia le encendía la rabia; y también estaba el asunto de que sus padres llevaban la semana entera gritándose para ver qué hacían con él.

Al parecer castigar a Dom era fácil, adiós a los beneficios económicos y la libertad de salir; pero con Val se habían puestos más drásticos. Su padre insistía en el internado para el próximo año, mientras que su madre prefería llevarlo a vivir con ella; porque, sorpresa, sus padres se habían separado hacía apenas unos meses y Val nunca me lo había mencionado.

Tras todo el asunto entendí que la vida familiar de mi amigo era mucho más complicada de lo que pensé, y de alguna forma comencé a creer que esas personalidades tan hoscas e intensas que tenían los hermanos no eran producto solo de la impulsividad de la adolescencia. Me era difícil saber qué podía hacer ademas de acompañarlo y asegurarle que todo estaría bien, pues era obvio que reconfortar a Val era como tratar de cuidar un puercoespín.

Estaba echada en mi cama enviándole otro "¿Y cómo estás ahora?" cuando recibí un mensaje de Leo, me llevé el teléfono móvil a la frente cerrando los ojos con algo de nerviosismo y luego miré la pantalla. Era un simple "Hola, ¿qué tal?", pero con todo lo que había pasado con Val me había distraído un poco y había estado ignorando inconscientemente a Leo, por lo que ahora me estaba poniendo nerviosa hablar con él, como si fuera a regañarme por haberlo ignorado.

Suspiré hondo y le respondí. Fue una conversación realmente corta, pues tras las preguntas de protocolo Leo fue directamente al grano y me preguntó si estaba disponible para reunirme con él. Miré el techo de mi habitación por unos segundos y luego le respondí que sí, pues la verdad era que nunca me negaba a verlo; luego él me envió un "Estaba pensado en que podríamos comer algo en mi departamento. ¿Está bien?"

Tuve que leer el mensaje unas tres veces y cuando lo procesé por completo solté un gritito y creo que convulsioné un poco. Respondí con un "Sí, claro." y lancé mi móvil al otro lado de mi cama. Con Leo ya habíamos hablado de si es que acaso alguna vez estaríamos solos en un lugar privado, y habíamos quedado en que probablemente así sería en el futuro. Pero yo no había pensado que ese futuro llegaría tan rápido. ¿Qué se suponía que pasaría si iba a su departamento?

Me levanté con cierto temblorcillo recorriéndome el cuerpo y fui hacia mi espejo, me paré de frente y me examiné de pies a cabeza. Tenía puesto un pijama porque era fin de semana y no me había dignado en vestirme solo para estar en casa, mi cabello estaba amarrado en dos coletas precarias porque mi cabello era demasiado corto y revoltoso, y mi cara estaba llena de brillantina que había usado hacía un rato mientras experimentaba con maquillaje. Era un desastre.

Escuché el "ding" de mi teléfono y al revisarlo vi que me enviaba un lugar para encontrarnos dentro de una hora. Una hora. Desfallecí, los nervios me carcomieron el interior y me encerré sin pensarlo en mi baño. Me deshice del pijama y me metí a la ducha antes de que el agua se calentara, chillé y me aguanté las ganas de salirme. Me bañé a la velocidad de la luz y me inspeccioné cada centímetro del cuerpo en busca de alguna cosa rara que pudiera haber por ahí. ¿Cómo qué? Ni idea, pero había que revisar.

Salí envuelta en dos toallas, una en la cabeza y la otro en el cuerpo, y comencé a lanzar ropa sobre mi cama. No estaba segura de qué ponerme, no íbamos a estar en ningún lugar con código de vestimenta, pero quizás había un código implícito para cuando se iba por primera vez a la casa de tu novio/no novio del que yo no me había enterado.

Mi Último AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora