- El drama de las citas -

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-No me mires así.- se quejó Val agitando una mano fastidiado.

Lo observé desde la altura con una sonrisa genuina y brillante, la clase de sonrisa que aparecía en mi rostro cuando me sentía bien y satisfecha con mi vida. A esa hora del día, es decir, durante el almuerzo; estaba bastante contenta con lo deliciosa que estuvo mi comida y con el hecho de que pude sentarme con Elías y mantener una conversación agradable con él. Así que sí, era un buen día.

-¿Cómo?- pregunté.

Val suspiró deslizándose una mano por la cabeza y luego irguiéndose hasta sentarse. Lo había visto tendido en el césped a solas mientras que Alan y yo atravesábamos el patio, así que se me ocurrió intercambiar amigos y pasar el resto de mi tiempo libre con él. Así podríamos charlar un poco, pues últimamente ninguno de los dos había estado muy desocupado.

-Como si estuvieras feliz.- bufó.

-Pero estoy feliz.- aseguré.

Él rodó los ojos exasperado y yo reí mientras me agachaba hasta acomodarme en el suelo junto a él, ordené mi falda lo mejor que pude y al terminar volví a prestarle atención. Estaba claramente irritado, lo que era bastante común en su carácter; ya lo había mencionado, tenía problemas con la ira.

-En ese caso quita tu feliz trasero de aquí y llévalo donde yo no lo vea.- me indicó.

-¿Estabas mirándome el trasero?- pregunté jugando.

-Eso desearías.- bufó.

-Estás especialmente insoportable hoy, ¿por qué?- pregunté.

Los ojos celestes de Val se posaron en los míos y me bastó con que me mirara por tres segundos para comprender que probablemente llevaba insoportable más días de los que yo estaba concediéndole. Suspiré resignada y le devolví la mirada con cierto fastidio, esperando que esa comunicación telepática le diera paso a una más verbal.

-No me gustan las citas.- soltó.

-A mi me encantan.- sonreí.-Me encanta lo que representan ¿sabes? Los inicios de una relación o la manutención de algo que ya empezó; quizás una ruptura de la rutina de siempre, o una ocasión especial...-

-Mierda, ¿todo eso significan?- preguntó frunciendo el ceño, mirándome como si le hubiera descrito algo inconcebible.-Estoy jodido.- rió.

-¿Por qué?- insistí, quería la historia completa.

-Invité a Nora Webber a una cita.- dijo.

Una sonrisa se comenzó a formar en mi rostro, pero se quedó a medio camino cuando noté que él me estaba advirtiendo silenciosamente que no me emocionara tanto. Me llevé una mano a la boca y oculté mi reacción tras ella, era gracioso imaginar la cantidad de idioteces que Val estaba pensando en ese momento.

Una cita no era nada terrible, podía ser algo divertido y casual, si así lo quería él. Además, Nora era una chica inteligente y talentosa, cantaba en el coro de la academia y siempre había sido muy buena en los concursos anuales de matemáticas.

-Eso es genial, estabas buscando a alguien con quien salir por ahí ¿no?- pregunté.

-¡Sí!- exclamó.-¡Alguien con quien salir por ahí, no alguien con quien salir salir!- explicó exasperado.

-¿Cómo que...? Oh...- me detuve, comprendiendo.-Oh...-

Asentí pensativa, sin apartar mis ojos de los de Val y siendo completamente consciente de lo que se le estaba pasando por la mente. Respiré hondo en busca de algo que lo ayudara, pero en cambio me dejé llevar por mi primera reacción y le di un golpe en el brazo.

Mi Último AñoWhere stories live. Discover now