Capítulo 56: Cooperemos.

722 66 55
                                    

Al despertar mi vista se vio turbada con la luz intensa de la habitación, de poco en poco distinguí la habitación del hospital. En mis adentros rogaba porque todo haya sido un sueño, que algo hubiese pasado mientras andaba en coche, que hubiese chocado y la muerte de mi tío simplemente fuera parte de mi imaginación, un reflejo de mis miedos.

Pero luego ví entrar a Matsuda con vendajes por todo el cuerpo y un collarín, entonces la realidad me golpeó, mi tío si había muerto, y sin previo aviso mis lágrimas salieron una tras otra con una velocidad indescriptible. Solo podía cubrir mi rostro con la vana intensión de que Matsuda no me viese así, pero era algo tonto, si bien nunca amé a Matsuda, y al parecer tampoco el a mí, existía una extraña conexión entre ambos, no una romántica, una emocional, una conexión que permitía apoyarnos el uno al otro. Ese hombre había descubierto la desnudes de mi cuerpo sin fines eróticos, me había ayudado con el alcoholismo sin beneficio propio, incluso evitó mí suicidio. Entre tanto que buscaba esconder mi rostro no me percaté de la cercanía entre Matsuda y yo, el chico estaba junto a mi, acariciando mi cabeza, tratando de consolarme.

- Si yo hubiera cooperado en la investigación no habría pasado esto.- dije entre lágrimas.- yo debía recibir la bomba.

- No digas eso.- con delicadeza quitó las manos de mi rostro y con la única mano móvil que poseía secó mis lágrimas.- él no murió por la bomba.- dijo cabizbajo.- si yo hubiese tomado el pacto el hubiera vivido más.

Las lágrimas se detuvieron rápidamente, y en su lugar un aura tenebrosa se desprendía de mi cuerpo, era la ira que se apoderaba de mi y amenazaba con salir de manera salvaje. Era verdad lo que Matsuda decía, todo era por ese pacto con ese dios.

- ¿Dónde diablos está Light?- dije con un deje de enojo.

- En la misma habitación donde ... Murió el subdirector.

Sin aviso empujé sin fuerza a Matsuda, sin lastimarlo y me levanté de la camilla en busca de Light. Mis piernas se habían vuelto rápidas, Matsuda trataba de alcanzarme mientras gritaba cosas que no entendía, pero nada lograba, estaba ensordecida de ira. Pronto di a dónde estaba Light, abrí la puerta de golpe, estaba solo.

- Veo que ya estás bien.- dijo Light con sonrisa irónica.

Con rapidez me acerqué a él y estando lo suficientemente cerca le di un golpe en la mejilla haciéndolo perder el equilibrio, cuando tocó el suelo me coloqué sobre el y con la mano hecha puño golpeé una y otra vez aquel bello rostro.

- Es tu culpa que mi tío este muerto.- decía tras cada golpe.

Y de pronto el chico respondió con otro golpe haciéndome retroceder.

- ¿De qué demonios hablas? -me dió una abofetada.

En un abrir y cerrar de ojos ambos nos encontrábamos en una lucha cuerpo a cuerpo sin medida alguna, hasta que de pronto se escuchó abrir la puerta de la habitación y sin saber cómo, Matsuda y Mogi, que aún estaba lesionados, nos separaron.

- Es tu maldita culpa que mi tío esté muerto.- dije con rabia.

- Mi padre murió por la investigación.- dijo mientras limpiaba la sangre que corría de su labio.

- Si tu ego por ser un dios no te cegara verías la gravedad de tus actos.

- ¿Sigues con lo mismo? Ya se lo demostré a L una vez, lo he demostrado está vez con recuperar el cuaderno- tomó aire y comenzó a gritar.- ¡Y no me cansaré de demostrar las veces que sea necesario que no soy Kira!

- Creo que este no es el lugar ni el momento.- interrumpió Matsuda.- es mejor que regresemos a Japón lo antes posible.

Así, acompañada de Matsuda fui a la habitación del hotel que había reservado a recoger mis pertenencias. En el taxi, camino al aeropuerto me mantuve cabizbaja.

Death Note: Todo por una apuesta (L Lawliet y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora