¿Cuál es el camino a casa?

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Cuando Arthit llega a casa, se entera de que Kongpob ya está dentro.

Suspira. Eso sólo significa que su novio debe estar preparando su cena en este momento, con lo cual Arthit no tiene mucho problema, sólo que hay solamente un platillo que Kongpob sabe cocinar.

Arthit se resigna a otra noche con fideos para la cena.

Pero cuando abre la puerta, frunce el ceño.

El Señor Risas corre hacia él, al parecer molesto por algo... o hambriento.

Pero Kongpob no se encuentra por ningún lugar.

—Ni siquiera es hora de cenar todavía, su alteza —se agacha para acariciar al gato, pero el Señor Risas evita su mano, maullándole con angustia. —¿No tienes hambre? —Murmura Arthit para sí mismo.

Observa que el Señor Risas camina en círculos de él a la puerta de la recámara, lo cual le dice a Arthit que Kongpob debe estar dentro, así que Arthit sigue al gato.

Dentro, encuentra a Kongpob recostado bocabajo en la cama, con las luces encendidas y con la única cosa que puede oírse dentro de la recámara siendo las súplicas del Señor Risas por algo por lo que Arthit no tiene idea de qué pueda ser.

—Kong —llama en voz baja, colocando con cautela su mochila en el suelo mientras se acerca lentamente hacia su novio. —Estoy en casa.

Kongpob se mueve y Arthit contiene el aliento.

Esta es la primera vez que lo ve actuar así.

Kongpob siempre ha sido alegre y sonriente y coqueto y siempre ha irradiado energía curiosa, y ver así a su novio no es algo que Arthit asocie con Kongpob.

—¿Estás enfermo? —Arthit se sienta en la cama, colocando una mano cuidadosa en la espalda de Kongpob. —¿Sientes algo?

Kongpob al fin se gira hacia él, negando con la cabeza. Pero no es eso lo que llama la atención de Arthit.

Es la expresión perturbada en los ojos de su novio lo que hace a Arthit acariciar las mejillas de Kongpob.

—¿Qué sucede?

Él conoce esa mirada como para saber que lo que sea que está carcomiendo a Kongpob debe ser algo serio.

Kongpob se sienta lentamente mientras Arthit espera una respuesta.

Él sabe que Kongpob le dirá lo que sucede. Para empezar, su novio siempre ha sido alguien directo.

Lo que Arthit no esperaba era que Kongpob lo abrazara con fuerza mientras su novio inhala profundamente.

Envuelve sus brazos alrededor del otro, apoyando su mentón en el hombro de Kongpob.

—¿Qué sucede? —Vuelve a preguntar, y esta vez, Kongpob responde.

—Si mi familia me pidiera irme con ellos, ¿me dejarías ir?

Las palabras hacen eco en la cabeza de Arthit y su corazón se acelera de inmediato mientras el resto de su cuerpo entra en estado de pánico.

Arthit intenta alejarse del abrazo, pero Kongpob refuerza su agarre.

—¿Qué estás...?

—Recibí una transmisión hace rato... de ellos —explica su novio. La voz de Kongpob es baja, tan tranquila que es casi alarmante, como si ya se hubiera resignado. —No sé cómo me encontraron, pero lo hicieron —continúa Kongpob. —Fue de mi hermana, lo noté en su rastro. Quieren que vaya con ellos.

ExtraordinarioWo Geschichten leben. Entdecke jetzt