Aquí vamos de nuevo

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    —Así que... ¿cómo terminaste con él? —Arthit asiente hacia M, quien sigue ocupado charlando con Kongpob.

    May se gira, sonriendo con ternura a los dos alienígenas y, encogiéndose de hombros, dice:

—Es... toda una historia. No sabía que Kongpob también es un alienígena —continúa—. M sólo me dijo que hizo un nuevo amigo y que debía recogerlo porque no sabe cómo regresar a casa.

    Arthit ríe. Eso es algo que imagina que Kongpob haría.

    Reconoce a May como su menor de la universidad. Tienen la misma especialidad, lo cual significa que participó en las actividades de iniciación de Arthit. Le sorprendió que fuera ella de quien hablaba M.

—En realidad M era mi vecino del edificio de apartamentos en el que vivo —empieza May—. Un día tocó a mi puerta preguntándome por qué la gente de la caja parlante no le respondía. M hablaba de la televisión.

    Ella ríe antes de seguir.

—Pensé que era raro, pero se ve inocente, así que lo ayudé. Después de eso, toca a mi puerta siempre que necesita ayuda con algo.

    Arthit ve a May con incredulidad.

    Él tuvo un alienígena desnudo en su sala mientras que May tiene lo que es un típico primer encuentro que sólo lees en novelas juveniles.

—¿Cómo consiguió un apartamento en primer lugar? —Arthit le pregunta a May, pero niega con la cabeza y llama la atención de M antes de hacerle la misma pregunta.

—Uh, compré el apartamento a su lado, P' —responde M con el ceño fruncido—. Admito que falsifiqué unos documentos y hackeé algunas transacciones para conseguirlo porque no tenía dinero en ese entonces, pero... sí.

    Así que May tiene un alienígena inteligente mientras que Arthit tiene a un exhibicionista.

    Genial.

    Dirige su mirada hacia Kongpob quien sólo lo mira de vuelta.

—¿Por qué no pensaste en hacer eso en lugar de estrellarte aquí? —Pregunta Arthit.

—Te dije, P'Arthit. Este es lugar más seguro que ubicó mi nave —es lo que dice Kongpob—. Y además, si no me hubiera "estrellado" aquí, entonces no te habría conocido.

    Arthit se sonroja.

    Bueno, su alienígena puede ser un exhibicionista, pero debe admitir que tiene labia.

    Cuando Arthit se vuelve hacia May, ella sonríe con ternura.

—Cállate —murmura.

—No dije nada, P' —May intenta no sonreír más, pero falla.

    Arthit gira los ojos.

—Es una larga historia —dice.

—Entonces soy todo oídos —May se inclina hacia él con una sonrisita.

    Parpadea, y como comparten la misma situación con sus compañeros alienígenas, Arthit le cuenta.

--

    Se hace tarde cuando May y M deciden irse a casa.

    Tuvieron una buena charla y Arthit prometió que se reunirían en otra ocasión para pasar el rato ya que Kongpob es técnicamente su primer amigo aparte de ella.

—Eres bienvenido aquí cuando sea —dice Kongpob. Arthit sonríe y asiente. Tenerlos a ambos aquí es mejor que salir y estresarse por lo que podrían estar haciendo sus compañeros alienígenas.

    Están acogiendo a dos malhechores; nadie sabe qué harían esos dos ahora que saben que hay otro alienígena además de ellos.

    Podrían derrocar al gobierno si se aburren.

    Kongpob está bastante emocionado por su próxima reunión, Arthit se dio cuenta de eso. M no es amigo de Kongpob, ya que el alienígena se refirió a sus compañeros del café de gatos como sus "amigos", pero la presencia de M lo hizo más especial y eso significa que Kongpob no se sentirá tan solo en este nuevo mundo en el que decidió vivir desde que es un refugiado.

    Cuando May y M se van, el Señor Risas al fin se muestra.

    Arthit se ha estado preguntando a dónde fue su gato, pero Kongpob le dijo que el felino estuvo todo ese tiempo durmiendo una siesta en su recámara.

—Señor Risas —saluda Kongpob, colocando al gato en su regazo—. Hoy hice un nuevo amigo, acaba de irse.

    El Señor Risas maulla como si le dijera que le alegra que no lo hayan despertado.

    Arthit observa a Kongpob y al gato antes de decidir tomar una ducha.

    Kongpob le sonríe, asintiendo antes de proceder a decirle al Señor Risas lo que pasó hace rato.

    Hay un sentimiento liviano en su pecho que Arthit no puede explicar. Y este sólo se incrementa en la privacidad de su propio baño mientras el agua lo moja.

    No se da cuenta por completo de lo solo que Kongpob debe sentirse. Es verdad que Kongpob parece estarse integrando bien a la sociedad, consiguiendo su propio trabajo y cosas así, y es verdad que el alienígena se ve bien y contento la mayoría del tiempo, pero Arthit reconoció el sentimiento de soledad y esa emoción de ver a alguien familiar cuando M y Kongpob estaban hablando.

    Los dejó estar en su burbuja. De todos modos, tenían mucho por contarse.

    Arthit piensa que Kongpob debió haberse sentido aliviado por que otro de su especie haya sobrevivido a la invasión y ahora esté refugiado en la tierra. Porque eso es lo que son, refugiados, y Arthit es lo bastante humano como para entender al menos el sentimiento de ser parte de una sociedad en la que todo es nuevo y en la que cada paso que das debe ser calculado.

    Debe darle crédito a Kongpob por llegar tan lejos y por enfrentarse a un mundo del que no sabe nada.

    La existencia de M lo cambia todo, Arthit lo sabe.

    Lo ve luego de salir de salir de la ducha y vestirse, cuando Kongpob le sonreirá diciéndole que M le acaba de mensajear pidiéndole salir este próximo fin de semana.

—Claro —Arthit le dará una sonrisa—. Lo que necesites, Kong.

    Y Kongpob pausará su emoción para estudiarlo y hasta la fecha eso sigue haciendo que Arthit se avergüence como si lo estuvieran escudriñando hasta los huesos.

—Gracias, P' —Kongpob le sonríe con calidez—. Nunca te he agradecido lo suficiente por todo lo que has hecho por mí.

    Se sonroja mientras Kongpob toma su mano. Arthit se lo permite.

—No tienes por qué agradecerme por nada —murmura.

    Entonces, Kongpob se inclina hacia él sólo lo suficiente para que Arthit le llegue un poco del aroma de Kongpob.

—Pero quiero hacerlo —susurra Kongpob antes de besar su mejilla.

    Esto deja a Arthit estupefacto mientras intenta recobrar la compostura. No puede pensar claramente por el fuerte latir de su corazón y su mente se pone en blanco mientras mira fijamente los ojos de Kongpob.

    A veces, Arthit piensa en pedir más, o en tomar más, pero sabe que no es el tiempo, así que sólo se aclara la garganta y oculta el sonrojo de sus mejillas.

—Aunque ya dije que sí —dice Kongpob—. A M.

—Oh, eso es... es genial.

—Tendremos una cita doble el sábado —dice Kongpob casualmente mientras se pone de pie.

    Kongpob lo deja en el sofá para ir a ducharse, dejando a Arthit boquiabierto.

    "¿En qué me he metido?", piensa.

    Su cabeza sólo empieza a trabajar apropiadamente cuando pierde de vista a Kongpob.

    Arthit lo sigue con:

—¡A qué te refieres con cita doble!

ExtraordinarioOù les histoires vivent. Découvrez maintenant