Intercambio de vidas

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Hasta que la mano de Alya se posó sobre su rodilla, sujetándola con firmeza para que detuviera su rítmico movimiento, Marinette no fue consciente del tic que ponía en evidencia lo nerviosa que estaba.

Bueno, teniendo en cuenta que había serias posibilidades de que Gabriel Agreste fuera Lepidóptero, solo acababa de insultar a la cara a un villano capaz de aterrorizar a todo París. Además, para mayor ironía, tenía serias pretensiones de que, en el futuro, el mismo hombre llegara a convertirse en su suegro. Emitió un largo suspiro: mucha gente se quejaba de que las relaciones con la familia política podían llegar a ser complicadas, ¡pero esto ya era demasiado!

Miró de reojo hacia Adrien, que parecía tan distraído como ella, perdido en sus propios pensamientos.  "Pase lo que pase, siempre estaré de tu lado", le había susurrado hacía tan solo un instante. Claro que él no sabía que ese "lo que pase" podría incluir derrotar y desenmascarar a su padre, para impedir, entre otras cosas, que trajera a su madre de vuelta.

¿Llegaría el momento en el que pudieran estar juntos por fin? A pesar de todas las dificultades, ¿se cumplirían sus sueños de futuro? ¿Tendrían una casa bonita, tres hijos y un hámster, que él cuidaría con amor cuando ella tuviera que salir de urgencia a patear traseros de villanos?

Se permitió perderse un instante en aquellos dulces pensamientos. Si rememoraba los bonitos momentos que había compartido con Adrien durante los últimos días, resultaba muy fácil imaginar un futuro feliz para los dos. De hecho, si era totalmente sincera, tras los intensos besos compartidos, no podía evitar que su rostro se acalorase al pensar no solo en tiernas escenas familiares, sino también en otras más íntimas que inevitablemente precederían al nacimiento de los bebés.

Meneó la cabeza para dejar a un lado esos pensamientos, con las mejillas ardiendo y el corazón dolorido, furiosa con el villano que les había arrebatado aquel momento, del que su amado ni siquiera tenía conocimiento, ni guardaba memoria alguna. Y se aferró en cambio al cruel recuerdo del llanto de sus padres en aquella terrible realidad alternativa, sabiendo que le daría las fuerzas necesarias para avanzar despacio hasta poder eliminar la amenaza de Lepidóptero.

Apretó los puños, ansiosa porque llegara la noche, cuando se reuniría con Chat noir para empezar a discutir su plan. Hasta que pudieran ponerlo en marcha, con todo el dolor de su corazón, trataría de alejarse todo lo posible de Adrien, que parecía empeñado en derretirla con cada mirada, con cada palabra, con cada acción.

La voz de la señorita Bustier le llegaba como un mero rumor de fondo, que ignoró hasta que Alya le propinó un ligero codazo, llamando su atención, y movió las cejas arriba y abajo.

--¿Eh? --preguntó, perdida.

--¡Me encanta la idea de la señorita Bustier! ¿Te imaginas que te tocara de pareja con Adrien para el trabajo final?

--¿Qué trabajo?

--¿Pero dónde has estado los últimos veinte minutos, chica? ¿Dormida, o en la luna?

Marinette se encogió de hombros, y Alya la puso al día en unos pocos susurros.

--El trabajo final se llama intercambio de vidas, y se basa en la empatía; es decir, en la capacidad para ponerse en la piel de los demás. Se designarán parejas, y cada uno de los miembros deberá hacer algo que sea característico en la vida del otro, y viceversa. Habrá que preparar una exposición con las conclusiones de la experiencia, y presentarla en clase ante el resto de los alumnos. ¿No es una pasada? --dijo, emocionada.

--Ehm... Sí. Suena bien.

--Pienso proponer a quien me toque como pareja que pase una tarde como administrador del Ladyblog. ¡Va a ser genial! ¿Tú qué harás?

A fuego lento (Reto Adrinette) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora