Cartas

3.7K 315 225
                                    


Adrien seleccionó una suave melodía de piano en su reproductor, se sentó frente al escritorio, y, exhalando un hondo suspiro frente a la página en blanco, se dispuso a escribir.

Querida Marinette: ¿o, mejor, amada Marinette? No, demasiado intenso. ¿Cómo podría comenzar? ¡Ah, ya lo tengo!

Hola, princesa.

Tengo muchas cosas que decirte; tantas, que ni siquiera sé por dónde empezar. Creo que tu idea de escribir estas cartas es una muy buena opción, ya que últimamente me cuesta horrores concentrarme cuando te tengo delante.

¿Que cómo ha pasado esto? Si te soy sincero --tal y como tú misma me has pedido--, debo reconocer que no lo sé. Creo que, de alguna manera, este sentimiento ya vivía en mí desde mucho antes de que la venda cayera de mis ojos; pero, tal vez, mi adoración por Ladybug no me dejaba ver más allá.

Estoy un poco asustado, ¿sabes? Sé que todo esto de expresar mis sentimientos no se me da nada bien. Temo estropearlo, meter la pata, terminar perdiendo tu amistad. Y eso sí que me destrozaría del todo.

Al reflexionar al respecto, me he dado cuenta de que yo no sé mucho sobre el amor: mucho tiempo viendo películas y leyendo, solo en esta enorme casa, y demasiado poco viviendo en realidad, me temo.

Hasta hace poco, estaba convencido de que solo había una manera de enamorarse; pero ahora he aprendido que existen por lo menos tres, si no tantas como parejas. Ladybug me encandiló desde el primer vistazo: fue como una verdadera explosión, un huracán que lo cambió todo a su paso. A Kagami tengo que agradecerle haberme enseñado lo agradable que puede ser sentirse correspondido, pero no sé si puedo llamar amor a lo que llegué a sentir por ella. Y contigo... siempre hemos hablado de amistad, pero esa palabra cada vez se me queda más corta para definir cómo salta mi corazón cada vez que te miro, o que nuestras manos se tocan. ¿Y cuando tus labios acariciaron los míos? ¡Mariposas, primavera, fuegos artificiales! Y un poco de vértigo también, lo reconozco.

Lo peor es que el momento no puede ser más inadecuado, después de volverte loca con mis inseguridades a la hora de invitar a salir a Kagami, y de que tú hayas iniciado algo con Luka que no sé muy bien lo que es. A lo mejor debería conformarme con tu amistad, que no es poco; asumir que he fastidiado cualquier posibilidad de llegar a algo más contigo, y dejarte ser feliz con él, limitándome a darte mi apoyo tal y como en su momento hiciste tú. Pero lo pienso y algo en mi interior se rebela. Ya llevaba demasiado tiempo aguardando sentado a que mi vida comience, sin darme cuenta de que, mientras tanto, los días no dejaban de escurrirse entre mis dedos. (Efectivamente, esa frase es de Springsteen. ¿Has reconocido la canción?)

Recuerdo aquella primera cita doble en la pista de hielo; cómo admiré la seguridad de Luka al tratarte, y lo ridículo que me sentí yo en cambio, sin apenas saber qué hacer. Realmente, entendería que prefirieses salir con él. Es amable, comprensivo, maduro, y se nota a la legua que te adora. Además, tiene una familia estupenda, y libertad para cultivar sus sueños. Puede acompañarte al cine, a tomar un helado, o invitarte a escuchar una canción compuesta para ti sin necesidad de elevar una instancia al Supremo y ofrecer su alma a cambio (o, como mínimo, darlo absolutamente todo en la próxima sesión fotográfica y tomar algunas clases extra de cualquier cosa que complazca a mi padre).

Bien pensado, no hay absolutamente ningún motivo racional por el que pudieras preferir ser mi novia en lugar de la suya. Así que espero que tu corazón sí encuentre razones suficientes. Tú también has sentido la conexión, ¿verdad? Tú también has temblado entre mis brazos, y has notado la electricidad que se genera cuando nos tocamos. Y ayer, al despedirnos, me besaste.

Y te garantizo que esta vez no tuve dudas, ni sentí que necesitara más tiempo, ni pensé en nada más que en ti y en mí. Siento mucho haber decepcionado a Kagami, y haber roto su corazón. Pero todo lo que con ella resultaba complicado, contigo fluye sin más.

A fuego lento (Reto Adrinette) Where stories live. Discover now