28. Desa

47.6K 7.4K 1.8K
                                    


La siguiente tarde decido no ir al albergue, le hablo a Lira y me dice que desde temprano hay varios chicos ayudando y que están avanzando rápido, la pintura ya llegó.

Compró lo que usaré para la cena, es una receta de Lua, algo sencillo pero que será cocinado por mí y eso me entusiasma. Me siento muy cansada, muchísimo a la par de nerviosa. Cada minuto que pasa solo ruego que las cosas salgan bien y esa noche termine de buena manera. Ansío a Riah, estos días lo he extrañado demasiado, pero siento como que ha transcurrido más tiempo que ese en el que no he estado a su lado y quizá sea así en realidad gracias a mis miedos, mentiras y esa duda que me acribilla.

Termino y no permito que Awdry me ayude, salvo lo indispensable, a cambio le pido que pasee a Missy y lo hace gustosa. Al terminar me doy una ducha, me visto con un suéter que cubre mi cadera y un poco de mis muslos, una medias oscuras y botas arriba de las rodillas, me sujeto el cabello de forma descuidada y experimento con otra manera de maquillarme, una menos cargada a la que estaba acostumbrada pero que realce mis rasgos, lo logro, para eso nunca tuve problemas. Al final lo que veo delante del espejo a pesar del ojeras, me gusta. Junto las manos en un ruego, cerrando los ojos. Espero que todo salga bien.

Acabo de poner la mesa usando algunas de esas cosas que en arrebatos de locura compré, hago una nota mental de revisar esos anaqueles porque la mitad jamás usaré y le pueden servir a alguien. Awdry se despide, le pedí que regrese hasta el lunes, por lo que se muestra agradecida y se va. Cuido los detalles, nerviosísima, pero desesperada por verlo.

Estoy revisando el sabor de la vinagreta cuando escucho la puerta abrirse, la música es tenue igual que la iluminación, deseo con todo mi corazón sorprenderlo, que esto sea un parte aguas entre nosotros, en serio lo deseo. Espero a que aparezca por la cocina como sé hará al percibir el aroma.

—¿Desa? —pregunta desde el recibidor. Escucho su profunda voz y mi cuerpo despierta.

—Aquí —respondo limpiando mis manos con el trapo y acomodando mi vestido, aparece justo donde espero y me sonríe desconcertado.

Me quita el aliento, lo juro, viste uno de esos trajes que le quedan de maravilla, su abrigo e imagino que ya dejó la bufanda por ahí que tan elegantemente porta. Mi boca se seca mientras ambos en silencio nos observamos intercambiando esa corriente de deseo que siempre nos ha caracterizado. Pasa sus ojos por mis pies, luego mis piernas acariciándolas, sonríe un poco más al notar lo corto de mi atuendo, luego sube hasta mi barbilla y termina de nuevo en mi mirada. Paso saliva. Ese hombre es aniquilante en definitiva.

—Te ves hermosa, mi sol —susurra llamándome de esa forma que adoro. Sí, puede que esta noche vaya bien.

—Me alegra que ya estés en casa, Riah —musito sensualmente, acercándome despacio, espera sin moverse, cuando estoy frente a su ancho pecho enrosco con suavidad mi mano en su cuello y lo beso de forma fugaz, aspirando su aroma, él hace lo mismo con los ojos cerrados. Lo contemplo un segundo y sé que no hay nadie en este mundo que pueda llegar a amar como a él, el hombre que elegí aquel día en esa fiesta. Sonrío y me separo—. Ponte cómodo, la cena estará en unos minutos —lo invito alzando las cejas con suficiencia. Sonríe complacido mostrando esos dientes que sus labios adornan, que son míos.

—Puedo ayudar —propone así, como suele ser. Se nota que lo tomé por sorpresa y eso me enorgullece.

—No, esta vez quiero hacerlo sola —reviro con suavidad. Asiente, se quita el abrigo despacio, mi cuerpo reacciona ante sus movimientos masculinos, que me resultan pecaminosos, así que entro de nuevo a la cocina a inspeccionar que todo esté listo.

Riah va a dejar su abrigo a la sala y su saco, supongo. Los nervios no están bajo control, pero me repito una y otra vez que todo saldrá bien, que no mentí en algo grave, que solo debo decirlo y preguntar lo que necesito saber. Eso es todo. Pasan varios minutos y no regresa. Dejo los panes sobre la mesa, salgo a buscarlo y su semblante me frena.

Más de ti • LIBRO I, BILOGÍA MÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora