18. Desa

43.3K 7K 902
                                    

VERSIÓN BORRADOR ( EN LA VERSIÓN A LA VENTA HAY ALGUNOS CAMBIOS, ESCENAS EXTENDIDAS, EPÍLOGO Y UN EXTRA)



No puedo moverme, juro que nunca lo había visto así, incluso le temí y eso nunca me había ocurrido y no porque pudiese hacerme algo, no soy tan idiota, sino porque sé que lo estoy llevando al límite, que no he actuado bien, que lo puedo perder... o lo estoy perdiendo en realidad.

Pasmada paso ahí un buen rato, sé que ya se fue, su auto se alejó hace unos minutos, se marchó sin mí. Siento ese maldito nudo en la garganta pero no lloro, no nada.

Todo ese dinero ahora está transformado en suéteres, zapatos, cobijas, gorros y muchas cosas más que se necesitarán y ya se están usando en el albergue. Eso me da satisfacción, pensar a esas mujeres y sus pequeños con frío me parte en dos y simplemente no lo soporto, pero he llevado las cosas tan lejos que ahora no encuentro cómo retornar al punto en el que debí ser sincera costara lo que costara, incluso mi matrimonio.

Encontré una universidad a la que no he podido ir por falta de tiempo donde podría estudiar algo que llevo semanas dándole vuelta en la cabeza: "trabajo social", lo cierto es que no he mencionado nada porque deseo ir y ver, averiguarlo todo. Me ilusiona que pueda ser algo como eso, aprender a ayudar de verdad, con bases y elementos. Debo tomar algunos cursos antes de ser aceptada, no son muchos, pero requieren tiempo y entonces debería dejar de trabajar porque lo otro ni lo pienso, es simplemente imposible.

Ahora que siento que mi vida toma un rumbo, que voy decidiendo por dónde ir, sucede esto. Yo me lo busqué, soy bien consciente de ello, no le hablo con la verdad, no le digo qué ocurre en realidad y él se ha limitado a observarme sin decir nada, solo estando ahí, apoyándome. Entiendo su enojo pero ahora más que antes sé que lo perderé al decirle todo y lo peor es que cada día siento algo más hondo, más profundo, que me llena e impulsa, siento por Riah mucho más de lo que imaginé que se podía sentir nunca.

Tomo la guitarra desesperada olvidándome de pronto de quienes puedan escucharme, ya no puedo más y comienzo a tocar esa melodía que últimamente practico en el albergue y que Steve me ha ayudado a pulir. En ropa interior paso las horas, anotando lo que no me suena y lo que sí, tarareo buscando con ello enjaular esa ansiedad que me recorre, encadenar mis miedos y me obligo a no sentir, no eso por lo menos y solo ser consciente de lo que la guitarra y yo hacemos. Mis dedos duelen, pero no me importa, el sonido inunda todo, hasta mis pensamientos, con mi voz de acompañante logro fugarme y hacer a un lado todo lo que he hecho mal, todo lo que por miedo puedo llegar a perder. Debo decirle, sé que es así, pero también presiento que será el fin y duele a un grado físico.

Me quedo dormida con la guitarra sobre mis piernas, me levanto agobiada en la madrugada. La guardo en el estuche con cuidado, sin hacer ruido. Salgo de la habitación y al entrar a la nuestra lo encuentro dormido con la puerta abierta y medio vestido en uno de los sofás. Lo observo desde mi posición y me pregunto qué le estoy haciendo. Él no tiene necesidad de pasar por todo esto, por mi marea de estupideces, por mis locuras, por mis arrebatos y menos por mis mentiras. Me recargo en un muro sin quitarle los ojos de encima. Ha pasado por tanto... sin embargo, me despierta, Riah logra de alguna manera que me mueva sin poder contenerlo y eso lo está arrastrando conmigo.

No duermo por estar frente a él, en otro sillón, contemplándolo. Este hombre cree en mí, me mira y siempre que lo hace sé que encuentra más en mí de lo que yo misma veo en mí. Lo pienso de pequeño, cuidando a Kyroh, luchando con rabia por todo lo que tenía que vivir, sin las comodidades que yo tuve, con frío, quizá, con hambre, pero nada de eso lo detuvo y hoy lo tengo aquí, siendo presa de mi inmadurez, lidiando con otra persona que lo tuvo todo y no supo hacer nada con ello.

Más de ti • LIBRO I, BILOGÍA MÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora