25. Desa

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No obstante, no siento nada y grito al borde un ataque de nervios, al levantar el rostro veo como él yace inerte ahí, a pocos metros de mí, con el rostro desfigurado por la bala justo en la cabeza, lleno de sangre, huele a pólvora. Empiezo a temblar convulsamente, atónita.

Escucho a lo lejos los sollozos de Mary que sacude a su madre sangrando, no está viva y yo solo puedo sentir terror, un shock profundo, mi pulso desbocado. Patrullas comienzan a escucharse a lo lejos, gritos y gente yendo y viniendo. Y unos brazos firmes me levantan. Es un hombre que desconozco, parece asustadísimo e impresionado, pero no logro recuperarme, creo que nunca lo haré. Tiemblo, tiemblo como nunca antes.

-¡Desa! -Es una de las mujeres con las que canto en la cocina, la busco con la mirada y enseguida me envuelve en sus rollizos brazos, me aferro a ella negando una y otra vez. El hombre que me había levantado se aleja, pero no me importa nada más. Lua, la mujer que me sostiene, me saca de ahí y noto que otras más se acercan, vienen del albergue. Apenas si puedo caminar en línea recta.

-Mary -puedo decir con un hilo de voz.

-Ya están con ella, anda, debo sacarte de aquí. Dios -la escucho llorar mientras me guía al albergue. Cuando entramos todo es una locura de la que no puedo ser participe, mi cabeza repite la escena una y otra vez, el sonido una y otra vez, la sangre-. Desa, toma esto -me pide nerviosa, con lágrimas en los ojos pero sin titubear. La observo fijamente intentando tomar el vaso pero no puedo sostenerlo.

-La mató -solo digo. Lua asiente cubriéndose la boca.

-Protegiste a la niña -murmura aturdida, asombrada y de nuevo a punto del llanto. Sus palabras no me llegan, no sé qué me ocurre. Acerca el vaso hasta mi boca y hace que beba a tragos. Afuera de la cocina se escuchan muchas voces, llanto, conmoción. Cuando ya no puedo tomar más se sienta a mi lado, rodea mis hombros y me acerca a su cuerpo, meciéndome porque imagino que nota el shock en el que me encuentro.

-Desa, Dios, ¿estás bien? -Es Lira, se hinca frente a mí y ve a Lua un segundo luego a mí. Luce entristecida. La directora del lugar pasa una mano por mi rostro.

-La mató, la mató así, nada más -le hago ver aturdida pero mi voz se escucha ajena. Lira asiente.

-Fuiste muy valiente e... inconsciente. No debiste ponerte ahí, te pudo haber disparado. -Mi mente va del estruendo al hecho y la cara de Riah en todo momento, como en una misma imagen. Si me hubiese hecho daño o... algo peor. Dios. No, debía hacerlo, me repito de forma convulsa.

-Es una niña, Mary es una niña -le digo medio histérica. Lira asiente comprendiendo que estoy un tanto fuera de mí.

-Lo es, y lo que pasó es una tragedia, pero, Desa, esto es parte de este lugar -expresa buscando que reaccione y lo hago clavando la vista en sus ojos.

-¿Por qué? -pregunto sin soltar una sola lágrima que imagino es lo que más la desconcierta en ese momento. Sin embargo, acaricia mi mejilla y respira hondo.

-Porque esta es la vida de muchas de ellas, porque es justo de lo que huyen -me explica afligida. A lo largo de este tiempo he escuchado historias terribles, desgarradoras y tormentosas, duele siquiera saberlas, pero nunca, ni de lejos, pensé que me tocaría vivir algo semejante. Esa mujer tenía una hija, el mundo lleno de posibilidades y simplemente ya no está y la niña ya nunca tendrá a su madre.

-Quiero ver a Mary -solo logro decir. Lira asiente y me levanto al tiempo que ellas lo hacen.

-Está en su cuarto, logramos que se alejara de la escena, pero servicio de menores no tarda en venir, seguramente mañana se la lleven -me informa. Mi pecho se contrae aún más, si eso es posible. Subo hasta el dormitorio y noto como permanece impávida mientras dos adultas le terminan de limpiar la cara pues estaba llena de sangre. De pronto es consciente de mi presencia, me observa fijamente y luego con odio me dice:

Más de ti • LIBRO I, BILOGÍA MÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora