5. Zakariah

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VERSIÓN BORRADOR ( EN LA VERSIÓN A LA VENTA HAY ALGUNOS CAMBIOS, ESCENAS EXTENDIDAS, EPÍLOGO Y UN EXTRA)


Me muevo en la madrugada y me espabila su lado de la cama vacío. Desa no es de sueño pesado, lo sé, pero creí que había terminado exhausta después de lo de hace unas horas. Escucharla gemir, rogar, lloriquear, es mi mayor afición, su cuerpo es mi mayor perdición por lo que nos doy gusto con él cada vez que puedo.

Desde hace dos días las cosas han estado tirantes, pero hoy parece que toman un cauce, aunque no tengo idea de cuál. Escucharla en la cena exigiendo ser parte del orden de la casa, no lo negaré, me gustó, y no porque sea su labor, sino porque habla de adueñarse. Por otro lado, llegar y enterarme de que había salido a pasear a Missy me sacó una sonrisa. Soy consciente de que no debí portarme así la noche anterior, pero es casi como un reflejo que siento al verla así; superflua.

Me levanto, ojeo el reloj, las 3 de la mañana, y voy en su búsqueda, bien puede estar rondando por la casa, como al inicio, o haber caído dormida por algún lugar, como también le pasaba. Por instinto voy al mismo sitio en el que la encontré ayer y sí, ahí está con los audífonos de nuevo puestos y su rostro recargado sobre sus brazos, dormida. Sonrío negando, es atípica y no se da cuenta, por lo que se empeña en ser típica y eso no la hace feliz, lo sé.

Con cuidado le quito los audífonos. Una tonada en guitarra suena muy bajito gracias al silencio logro escucharla, cierro la computadora y la tomo en brazos sin mayor esfuerzo. Enseguida se recuesta sobre mi hombro.

La deposito en nuestra cama y la observo después de arroparla... Qué ocurre en su cabeza, qué esconde tras esa manera tan suelta de ser. Algo que siempre me ha llamado de ella es que me intriga, se muestra tan transparente, tan sin problemas, pero sé que no es real, que guarda cosas... Muchas, aunque ignoro de qué tipo.

Hablamos mucho pero ninguno suele ahondar en cuestiones que nos han marcado, que nos han definido y la verdad es que hasta cierto punto lo agradezco, no sé si me verá igual cuando conozca todo de mí. La mayoría fueron eventos que no tuve cómo cambiarlos, decidirlos, pero otros fueron consecuencia de... y no me arrepiento, era una forma de salir a flote, pero tampoco son agradables. Lograr lo que hoy tenemos supuso mucho más de lo que ella puede imaginar y es por eso que no me conformo.

Cuando la vi por primera vez me atrajo como nunca nadie, me dejé llevar por primera vez en mi vida, confiando en mi instinto. Desa lucía infantil, pero alegre, de convicciones férreas y ávida de experiencias, de demostrar mucho más de lo que hasta este momento ha mostrado. Me gustó que no fuese lo común, después, al conocernos con el paso de las horas, de los días, que fuese impredecible, que sonriera y aligerara con su presencia cualquier ambiente, que fuese desinhibida, apasionada, directa, me terminó de enganchar.

Lo cierto es que al casarnos y con el paso de los meses no la he visto avanzar y sí convertirse lentamente en una mujer como la que varios de mis amigos o socios tienen, no es que esté mal, es solo que no es lo que veo en ella, no es lo que quiero, no es lo que es.

No soy tierno, no soy dulce, pero esa mujer me aniquila y la quiero en mi vida, pero no de esta manera que me irrita. A veces inmadura, porque lo inconsciente, insolente, aguerrida y fiera me fascina.

Resoplo abrazándola, enseguida se amolda a mí susurrando cosas sin sentido. Pierdo mi nariz en su aroma, ese delicado que siempre desprende. Es un huracán, lo sé, por eso ansío verla arrasando con todo a su paso.

No es sencillo para Desa, soy bien consciente de ello y no la quiero perfecta, la quiero feliz.

Mi madre, Kindah, no es un hueso fácil de roer, la vida, las experiencias le han vuelto adusta, inflexible y desconfiada. Sin embargo, tiene buen corazón, aunque un poco escondido, he de admitir, tanto como Kyroh o como yo.

Más de ti • LIBRO I, BILOGÍA MÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora