24. Desa

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No sé qué hacer, pero mi mano cae y mi voz se extingue. Ella está ahí, mirándome y juro que sus ojos están empañados, luce aturdida, pero sobre todo incrédula. Mi corazón palpita como si quisiera salirse de una, mis oídos zumban.

Todos los presentes notan mi falta de movimiento y clavan su atención en lo mismo que yo, solo que a ellos no les refiere lo mismo. Experimento miedo, desazón. Mi boca, seca intenta articular una palabra, la que sea. De pronto ella sacude la cabeza y sale de mi campo de visión.

¡Riah! Solo puedo pensar con los líquidos del estómago subiendo hasta mi garganta. Giro la guitarra para que quede sobre mi espalda y salgo corriendo, me detengo en seco cuando notó que Ame está a su lado, susurrándole algo. Lira me observa serena y entra al lugar donde yo estaba segundos atrás. Muerta de miedo me aproximo, esa mujer es una mezcla de apabullante seguridad y dureza que la verdad siempre me ha amedrentado un poco, aun así, no me detengo. No logro llamarla porque alza la mirada y la posa en mí, aturdida.

No sé qué mierdas decir, no encuentro nada en mi cabeza que pueda servir. Le dirá a Riah y... quizá lo asombre tanto como a ella, quizá acabe por mandarme a la mierda para irse con Rowe, quizá...

-Con que tocas la guitarra -dice con voz suave, acercándose. Paso saliva, pero Ame me guiña un ojo, ese gesto se supone que debe tranquilizarme aunque la verdad no mucho. Comprendo, justo ahí, que mi tiempo está contado y que ya he mentido bastante. Asiento nerviosa. Sonríe con franqueza y eso me desconcierta aún más que todo lo demás. Sus ojos están enrojecidos, me evalúa con suma atención, es como si nunca me hubiese visto y fuese la primera vez que realmente lo hace. Mi pecho se oprime y expande ante la antelación. No tengo idea de lo que hará, de lo que dirá. Cierro y abro los puños, acción que no le pasa desapercibida. Debo hablar así que sin tener la menor idea de dónde saco el coraje, respondo con seguridad.

-Sí.

-Y cantas... -murmura ladeando su cabeza, sin juicio alguno, solo interés.

-Sí.

-¿Y vienes aquí a... -pregunta dejando en el aire lo siguiente. Paso saliva. ¡Habla! Me digo, que sea lo que deba ser.

-Ayudar, en lo que puedo. Nunca es suficiente, pero lo intento. Me gusta venir, es lo que más me gusta hacer y -de pronto sus brazos rodeándome y pegándome a su cuerpo me dejan muda. Me abraza con fuerza, con una a la que no estoy acostumbrada, sin embargo, no me quito y acepto el gesto pese a la incertidumbre. No logro ver a Ame, solo sentir su perfume suave y elegante, su abrigo contra mi mejilla. Cuando me separa, unos segundos después, acaricia mi cara y chasquea la boca, serena.

-Este lugar no es para alguien como tú -afirma con cautela, tomándome por los brazos, seria de repente. Me suelto molesta, negando. ¿Quién es ella para decirme el sito donde debería estar?

-No dejaré de venir -le advierto apretando los dientes, muy decidida.

-¿Por qué?

-Porque... aquí soy feliz -aseguro contenida, nerviosa también, pero me importa poco, no dejaré de ir. Su gesto se suaviza dramáticamente y juro que sus ojos se anegan de nuevo. Aprieta mi mano y se da la media vuelta. Le dirá a Riah, y no sé cómo lo hará, mi mente trabaja al máximo-. Sé que no soy lo que espera -se detiene sin voltear-, que soy lo más lejano a lo que alguna vez quiso para Zakariah porque sí, él merece alguien que sea igual de inteligente, de fuerte, alguien... diferente a mí. -Ahora sí me encara, intrigada pero atenta. Me desinflo, perdida-. Solo... solo no se lo diga, no ahora.

-¿Él no tiene idea de esto? -comprende, analizándome. Niego agobiada.

-No -confirmo.

-¿Cuándo piensas decirle? -pregunta, cauta. Me muerdo el labio, asiendo el colgante de mi guitarra con aprensión.

Más de ti • LIBRO I, BILOGÍA MÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora