~08~

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Despertó de nuevo, tranquilo, intentando de alguna manera levantarse del suelo, pero era inútil, le dolía el alma entera, su padre estaba ahí, pero no podía escuchar más que un zumbido en ambos oídos, aturdido, esa es la palabra que define completamente el estado en el que se encontraba Jimin, realmente creyó que moriría, pero seguía vivo, muchas cosas sucedían a su alrededor, su madre llorando, su padre gritando y él... él solo sentía que algo estaba mal.

Con toda la fuerza que tenía intentó levantarse, la cabeza le dolía y el brazo le punzaba, ¿qué demonios había pasado?, no podía ser más que un simple desmayo ¿verdad?, no podía estar pasando nada que él no recordase. Una vez estando en el baño, se miró al espejo, para encontrar que sus ojeras eran gigantes y su labio estaba partido, abrió la llave para mojarse la cara- ...¿Qué diablos...?- miró incrédulo en dirección a el chorro de agua que pasaba a través de su brazo, el agua que salía era color carmín, eso realmente lo confundía mucho, no podía pensar con claridad, estaba tan drogado que no entendía que pasaba a su alrededor, su estado era tal, que solamente sentía una punzada en el brazo, justo en el lugar en el que había cortado él mismo, desde el codo hasta la muñeca en un intento de suicidio, que al parecer no consiguió. Jimin no podía parar de sentir dolor, la jaqueca era terrible y el mareo insoportable, así que se sentó sobre la tapadera de inodoro, esperando a que pasase aquella terrible sensación. Poco a poco comenzaba a escuchar de nuevo, la casa se escuchaba tranquila, mucho más de lo habitual, podía escuchar que alguien con pasos lentos se acercaba a la puerta del baño, y una voz tenue se escuchó del otro lado.

- Jimin... ¿puedo entrar?

Jimin no contestó nada, se sentía demasiado agotado como para contestar.

- Interpretaré ese silencio como un "sí"... ¿de acuerdo? - preguntó en voz baja con un deje de tristeza y dolor nuevamente, para abrir la puerta y encontrar a su hijo sentado, con la mirada perdida y el brazo colgando con gotas de sangre cayendo hacia un pequeño charco que ya tenía acumulado en el piso blanco del ya viejo cuarto de baño. La señora Park no podía ver a su hijo de esa forma y no sentir un nudo en la garganta y las lagrimas amenazando con salir, pero intentó controlarse y del pequeño gabinete con espejo sacó un par de gasas, una venda y alcohol para intentar sanar a su hijo.

- Tu padre... no quiere que te lleve al hospital... así que haré todo lo posible por sanarte bebé, ¿sí?- dijo mientras tomaba el alcohol y desinfectaba con cuidado el brazo de su pequeño hijo. Jimin no hacía más que mirar hacia el suelo sin hablar, sin quejarse, solo dejaba que su madre terminara su trabajo.

Cuando la madre de Jimin estaba por terminar de vendarle Jimin finalmente habló.

- ¿Por qué lo haces?- preguntó el chico con una voz suave, casi inentendible.

- ¿Por qué crees que lo hago?- contestó.

- ¿Le debes un favor a la mujer que me engendró acaso?

- Jimin... yo soy tu madre... lo hago porque te amo y no me gusta verte sufriendo.

- ¿Por qué debería creerte?

- Tu mismo responde a esa pregunta...- susurró y terminó de vendarle, se levantó y acarició a Jimin en la mejilla, le besó la frente y salió con mucha cautela del baño, dejando nuevamente al muchacho solo, viendo hacia el suelo, sin rastro de vida en sus pequeños ojos.

Quizá desde ese día las ganas de vivir de aquel chico se habían esfumado por completo, dejando solo a un triste y solitario cascaron roto.






(Capítulo sin revisión)

Send Nudes Girl [YOONMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora