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Martes, 2 de Julio 2020.

Sentía los rayos del sol golpear mi rostro, y la brisa de la mañana colarse por la ventana a la vez que hacía agitar las cortinas.

Me sente en la cama y frote mis ojos tratando de desvanecer la pereza que sentía, observe todo a mi alrededor y note que la puerta de la habitación estaba abierta y un grato aroma venía de afuera. Me levante a duras penas y me dispuse a ordenar la habitación.

A los segundos terminé y fui a refrescarme el rostro al baño; por suerte al ser la vicepresidenta podía llegar un poco más tarde al trabajo pero aún así era puntual, hoy sería la excepción.

Apoyé mis manos en el lavamanos y me observe en el espejo, mi cabello estaba suelto, mis ojos parecían cansados aúnque no había rastro alguno de ojeras y traía puesta una de las camisas de Luka. Suspire y sonreí. Lave mi rostro y enjuague mi boca para finalmente salir a la cocina.

Al llegar me recoste en la barra de la cocina y lo detalle cuidadosamente notando cada uno de los detalles de su torzo, estaba sin camisa.

Podría apreciarse hasta donde llegaban los tatuajes de su brazo, los cuales cubrían parte de su hombro y pectoral; habían muchos lunares esparcidos por su espalda y los músculos de ella se tensaban con cada movimiento que daba lo cual me atraía bastante, además de tener el cabello hacía atras sujetado con una coleta dándole ese no-se-qué que me hacía suspirar al verlo.

Me ecerque silenciosamente a él quien aún no notaba mi presencia, acaricie su espalda haciéndolo brincar levemente y finalmente rodee su torzo con mis brazos acariciando el frente de su cuerpo mientras lo abrazaba.

- Buenos días Couffaine... - saludé dejando un beso en su espalda, dejo lo que estaba haciendo y se giro hacia mí dándome un beso en la frente.

- Buenos días linda, ¿Cómo te sientes? - cuestionó con una sonrisa refiriendose a lo que había ocurrido ayer en su habitación.

- Duele, pero es soportable. - respondí dovolviendo la sonrisa, acarició mis caderas y repentinamente atrapo mi rostro dejando miles de besos por todas partes haciendome reír. Me ocasionaba bastantes cosquillas.

- ¡Basta Luka! - exclame entre risas haciendo que el se apartara de mi riendo.

- Aún no comprendo como puedes ser tan... ¡Wow! Eres sin duda alguna maravillosa, en todos los sentidos... - halago dejando frente de mi, aquella taza que estaba sirviendo y que ahora tenía café cargado.

Sonreí y me perdí en el oscuro líquido que humeaba frente de mi, llevando su aroma a mis fosas nasales.

En un segundo sentí pasar todos los pequeños momentos que viví con el desde que lo conocí, me era impresionante e increíble como mi confianza hacia el surgió sumamente rápido; el primer día no estaba dispuesta a abrazarlo por el simple hecho de no tener la suficiente confianza para hacerlo y justo al día siguiente me lance a sus brazos... muchos aspectos de mi persona combiaban cuando estaba a su lado, con el dejaba que todo fluyera, era yo; como lo soy con Jade, como lo soy con Massimo y como lo soy con mis padres.

El calmaba mi ansiedad, me daba paz; el sacaba mi lado infantil; el me hacía sentir muchísimo más segura; y la confianza que tenía puesta en el era un tesoro, todo con el era mejor.

- Linda... ¿Estás bien? Te perdiste un momento... - habló interrumpiendo mis pensamientos, sujetaba mi mano con dulzura dejando leves caricias en ella con su pulgar. Le sonreí.

- Derrumbaste la muralla china, Luka... - me acerque a el y lo abracé, me acercó aún más, pero parecía confundido.

- ¿De qué estás hablando linda? - cuestiono mientras acariciaba mi cabello.

- ¿Recuerdas lo que me dijiste cuando nos conocimos? Ya puedes decifrarme... - le pregunté mirandolo dulcemente, el torció su rostro dándome la imagen más tierna que haya visto, sonrió dejando a la vista su dentadura blanquecina que juraria destellaba si una luz le diera directamente. El asintió entendiendo.

- Lo hago desde el primer día... sólo que desde ahora será más sencillo. Te amo ______. - solo plante un beso en sus suaves labios.

- Y yo a ti Luka... y yo a ti... - y me quedé entre sus brazos sintiendo las mil y un mariposas que reboloteaban en mi estómago.

Si esto realmente es amor, no quiero vivirlo con nadie más...

[...]

- Estuve pensándolo, Massimo y creo que lo mejor es hablar con el señor Rodríguez para hallar una solución a todo esto, el calmaria a los medios... - comenté mientras caminaba de un lado a otro en mi oficina con los brazos cruzados siendo observada por el rubio.

- ¿Estás segura? - interrogó inseguro mientras se levantaba de la silla donde se encontraba sentado.

- A pesar de lo cascarrabias que puede ser, considero que es el único que puede encontrarle una solución a esto... siendo el presidente le creeran más a él, además que el desmentiria lo que dijeron en el noticiero. A mi no me creerían, pensarían que lo hago para cubrirme las espaldas. - Expliqué razonando.

- Tienes razón en eso... ¡En todo realmente! - exclamó repentinamente. Sólo reí levemente.

- Iré a hablar con él, lo único que espero es que no lo tome tan mal y pueda ayudarnos... - Dije con pesadez.

- ¿Es qué tan siquiera sabes si accederá ayudarlos? ¡Es su fin! - exagero dramático.

- Es la única solución... - suspire y salí de mi oficina en busqueda de mi superior.

Estaba nerviosa, sabía que reacciones negativas podia tener y las probabilidades eran más altas aúnque lo que me reconfortaba de todo esto era que no me hubiese llamado para hablar del asunto conociendo que era de tomar cartas en el asunto de forma inmediata, no se iba con rodeos y era directo a expresar sus disgustos. Al llegar a su oficina respire hondo y me dispuse a tocar pero su asistente me interrumpió.

- Señorita Evans... el jefe se encuentra en una reunión en estos momentos, pase más tarde. - explicó Helena, yo la mire resignada y me marche dándole una pequeña sonrisa. Aúnque cuando finalmente estaba fuera de mi vista me detuve y volví mis pasos a donde estaba.

- Dile que pase hablar con el de una asunto importante, que vendré después, cuando se desocupe... por favor. - pedí amablemente y ella asintió.

Decidí salir a tomar un poco de aire pero tenía que ser cautelosa pues podría estar la prensa y los paparazzi fuera del edificio, al bajar al recibidor o recepción me fije que habían muchos "chismosos" fuera, trate de relajerme y me dispuse a salir por la salida de emergencia que daba a un callejón (sorprendentemente) amplió; cuando estuve fuera suspire y me asome a la calle principal donde quedaba la entrada a la disquera y extrañamente estaba el auto de Luka afuera.

¿Qué hacía aquí si tiene la semana libre?

Una canción de amor | Luka Couffaine | ✔Where stories live. Discover now