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- Esta bien mamá, adiós. - me despedí y suspire con gran cansancio, nada estaba saliendo bien a mi parecer.

Jade y yo aún seguiamos sin hablarnos del todo, el trabajo se ponía cada vez más complicado, cuando me doy cuenta que siento cosas por Luka ya a el le gusta alguien más y ahora mi madre me ha dicho que mi padre ha enfermado.

Estaba sumamente estresada y aúnque una de esas situaciones fuera una completa tonteria me afectaba, estúpida ansiedad del demonio. Tenía noches en vela, mis manos temblaban demasiado y el dolor de cabeza junto el dolor que se instala en mi pecho es insoportable, el café esta dejando de calmarme y no me ha pasado por la cabeza medicarme, de tantos ataques de ansiedad que me provoca todo lo que me rodea me volveria dependiente, una completa drogadicta.

Trataba de tranquilizarme pero me costaba bastante y mas teniendo en frente tanto que firmar y redactar. Tome mi cabeza entre mis manos y la aprete tratando te calmar el dolor lo cual obviamente no funcionaba. Golpee con fuerza mi escritorio y tome una pluma dispuesta a terminar todo lo que tenía en frente.

Después de unos minutos con gran esfuerzo terminé, pero mi estado no mejoraba. Mi mente rapidamente ayudo a empeorar las cosas, la idea de qué mi padre podía estar grave y sucederle algo me invadió, además de los distintos pensamientos relacionados con el trabajo y yo viendome despedida, todo parecía empeorar en mi cabeza.

Comencé a tronar mis dedos con fuerza tratando de calmarme. Escuche como llamaban a la puerta de mi oficina, no conteste necesitaba tranquilizarme.

Esta vez mi mente se invadio de mis recientes discuciones con mi mejor amiga, el pensar que a ella no le importaba en lo más mínimo me enojaba y entristecia a la vez, repentinamente la imagen de Luka con otra chica pasó por mi cabeza dandome una incómoda sensación en el pecho. Volvieron a llamar.

- Estoy ocupada. - dije entrecortadamente. Ahora no, maldición.

- ______, ¿Estás bien? - cuestionó la persona tras la puerta, era Lya. Que se vaya por favor.

- ¡Si, solo estoy muy ocupada! - Solloce. Toque mis mejillas y efectivamente estaba llorando, mis emociones estaban explotando y mi cuerpo se estaba desestabilizando.

Escuche sus pasos alejarse y me dispuse a soltar todo lo que contenía dentro sin dejar de tronar mis dedos. Me sentía muy mal, era como si te clavaran diez mil dagas en el pecho y como tener una bomba en tu cabeza. Nuevamente volvieron a llamar a la puerta y una vez más no contesté. Escuché como la puerta era abierta de golpe y por ahí entro Massimo quien al verme rápidamente me abrazó. El sabía que estaba pasando.

- Hey, mirame. - pidió, yo negué no queria que me viera así, me era vergonzoso, me sentía incapaz de hacer algo en este momento viendome como una torpe.

Escuche como alguien susurraba en la habitación, Massimo se separo de mi y yo mantuve mis ojos cerrados tratando de detener mis pensamientos. Sentí como ponía sus manos sobre las mias acariciandolas, haciendo que poco a poco las relajara. Eschuche pasos alejarse supuse que Lya se había marchado.

Massimo seguía acariciendo mis manos cosas que hasta ahora iba funcionando, respire profundamente y me dispuse a verlo, levante mi mirada y abrí los ojos. No era Massimo era Luka. Beso el dorso de mis manos, se agacho frente a mi sin soltarlas colocandolas en mi regazo.

- ¿Te encuentras mejor? - cuestionó con voz suave. Yo solo asenti limpiando los rastros de lágrimas que quedaban en mis mejillas.

Desvíe mi rostro, lo menos que queria era que me viera así. Débil, quebrantable y enferma.

- Nunca me dijiste que tenías ansiedad...

Solo pude observarlo y mantenerme callada, evitando pensar perdiendome en su mirada. Solo quería irme de ahí.

Una canción de amor | Luka Couffaine | ✔Where stories live. Discover now