Capítulo 43

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Salgo de la clínica para dirigirme a la casa, mis pequeños ya han de estar por volver loca a Gianina, Robert ya me espera con la puerta del coche abierta llegó hasta él.

─Buenas tardes señora Rusell. ─ me saluda el chófer y guardaespaldas de William, mi corazón da un vuelco al escucharlo llamarme señora Rusell la nostalgia invade mi pecho, mis ojos se vuelven acuosos y subo al auto en silencio. Robert a notado mi tristeza en el rostro, ya que me regala una sonrisa conciliadora. El viaje a casa es silencioso me dedico a observar por el cristal del coche, los árboles danzan de un lado a otro. 

Llegamos a las afueras de la mansión los inmensos portones son abierto mecánicamente ya que Robert a pulsado el mando en el interior del coche, entramos a la mansión se puede observar desde lejos tan elegante y moderna pero a la misma vez abandonada y sin vida. ¿Pero de qué sirve tanta elegancia y fortuna si no hay felicidad? Y realmente es algo que no se puede comprar.

El coche se detiene frente a la gran casa de estructura vintage, Robert abre la puerta para mí y bajo, en mi mano aún sostengo el pequeño aparato que me ha dado Myke en la clínica. Abro la gran puerta y entro no se puede escuchar absolutamente nada el silencio reina, cierro la puerta a mis espaldas y me dirijo hasta el despacho de William, aún no he tenido el valor de husmear por la casa ya que me da nostalgia recordar a mi bella Melina y a los momentos que pasé con William.

─¡Gianina he llegado!. ─Grito a la soledad de esta mansión y no hay respuesta alguna. ─¿Hay alguien en casa? ¡Milena! ¡Liam! Vengan con mami mis tesoros. ─No obtengo más ninguna respuesta han de ver salido, me dirijo al despacho de William, trato de girar el picaporte pero la puerta no cede se encuentra cerrada bajo llave.

Me dirijo hasta la cocina y abro la gaveta que está junto al refrigerador rebuscó y ¡bingo! encuentro el manojo de llaves, me imagino que deben de ser las de toda la casa. Me dirijo a paso apresurado llego nuevamente hasta el despacho, momentos después de calar todas las llaves al fin encuentro la correcta inserto la llave en la ranura y se escucha el clic, empujó la puerta color caoba y el alma se me va hasta los pies al mirar el desastre que hay dentro.

El computador está en el piso destrozado al igual que los cuadros que adornaban las paredes hay cristales por todo el lugar y varias botellas de whisky vacías, por inercia coloco mi mano sobre mis boca tratando de ahogar un grito de frustración que sale de mi garganta. Las lágrimas salen sin control me duele el pecho no puedo creer que William hubiese hecho todo esto, a mi mente vienen y van miles de escenarios al doctor diciendo que iba en estado ebriedad ¿Y que tal si tuvo una pelea en este lugar?. Salgo del despacho cerrando nuevamente la puerta con llave y borrando cualquier mal pensamiento sobre que pasaría en esta habitación. llevo conmigo el manojo de llaves para guardarlas en la habitación, más tarde vendré a limpiar todo este desastre que hay.

A pasos apresurados me dirijo hasta la habitación de William, entro y cierro la puerta no quiero ser interrumpida, el lugar se encuentra en total oscuridad las grandes cortinas negras se encuentran cerradas. Anoche que tomé la camisola de William para dormir logré mirar una laptop entre sus pertenencias, entro al armario y la agarro me dirijo hasta el pequeño escritorio halo la silla que está al lado y me siento. Abro la laptop y la enciendo <Contraseña> ¡carajo! Intento con el apellido <Rusell> incorrecto, una vez más intento <Melina> contraseña incorrecta, por favor Dios mándame una señal, intentaré con mi nombre aunque es imposible, <Ginebra> y como por arte de magia se desbloquea.

 <BIENVENIDO> Espero a que cargue los Windows e inserto la USB en la ranura cuando ya está lista, aparecen 4 videos de las cámaras de la casa, una es de medio día y la otra con horario de por la tarde, son de el interior y exterior de la casa. Pulso el de mediodía de la parte de afuera en el vídeo se puede observar a Robert limpiando el coche, pasan los minutos y llega un coche negro de el desciende William y otro chofer que al momento reconozco es Jeremías, el chófer de confianza de la familia.

Sentimientos OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora