Capítulo 40

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Doy media vuelta para salir de la habitación cuando el monitor comienza a pitar, se perfectamente lo que significa ese sonido. Mi corazón comienza a latir desbocado me giro para asistir al William, pulso el botón de emergencia que se encuentra a la cabecera de la cama que dará aviso en la central de enfermeras. William está teniendo un paro cardíaco, lo sostengo de los hombros las lágrimas bajan por mis mejillas sin control alguno, la valentía que había conseguido así como llegó se marchó, al mirar su rostro ¡Dios! no quiero que me deje. Miro borroso de tantas lágrimas que empañan mis ojos, no tengo fuerza para ayudarlo no es la misma situación como con otras personas, con él hay sentimientos de por medio y con los pacientes es mi vocación. Para ser sincera me siento vulnerable ante ésta situación, el pánico se ha apoderado de mi ser, pero también es su vida la que en estos momento está en mis manos, no debo ser débil no hoy. Si el me necesita aquí estaré coloco mis manos sobre su pecho entrelazando los dedos ejerzo presión sobre su pecho el RCP es para mantenerlo en lo que llega el médico, pompeo su pecho una y otra vez.


─Vamos amor lucha, tu eres muy fuerte. ─continúo con la Reanimación Cardio Pulmonar (RCP) tratando de mantenerlo con bien, él mantiene sus ojos cerrados.

─No me dejes lucha mi amor se fuerte te necesitamos. ─le hablo esperanzada de que me escuche, depósitos besos en sus mejillas. Me toman por el hombro, al volver la cabeza es Matilda y tras ella se encuentra el equipo médico, a lo último ingresa a la habitación agitado y sudoroso como si hubiese corrido una maratón el doctor Brown.

─Vamos Ginebra deja que Edward se encargue. ─Matilda me aparta de William que aún continúa muy mal.

─No puedo dejarlo yo quiero ayudar él es toda mi vida Matilda, ayúdalo Edward por lo que más quieras él no nos puede abandonar, no se puede ir así sin saber la verdad. ─le suplico dirigiéndome al amigo de William que lo trata de estabilizar.

─Haremos lo posible Ginebra. ─me responde, todo pasa en cuestión de segundos el monitor deja ir una línea fina acompañada del pitido, todo pasa como en cámara lenta miro a Brown  desconcertada él grita dando órdenes y los enfermeros corren de un lado a otro yo solo puedo mirarlos no puede estar pasando. 

─¡Desfibrilador! Grita Brown yo me encuentro paralizada en la esquina de la habitación, a los segundos o minutos llegan con el aparato, rápidamente lo encienden.

─¡Carga a 200 joules!. ─ordena el médico con su rostro desesperanzado, toma ambas palas y aplica gel conductor las frota entre sí para posteriormente colocarlas en la forma adecuada en el pecho de William para dejarle ir el zurriagazo. Checa el monitor que no quiere ceder, Matilda le practica (RCP) por tres minutos, no responde.

─¡Por favor mi amor reacciona! Te lo suplicó por lo que más quieras, aquí estoy William tus hijos esperan a conocerte. ─Murmuró para mi misma, Edward solo me observa con tristeza.

─¡Carga a 300 joules! ¡No me daré por vencido bastardo tienes que volver!. ─Grita el doctor a la enfermera que controla la máquina, vuelve a aplicar gel conductor y repite la hazaña, a Brown a estas alturas lo noto al borde de la desesperación. ─¡Carajo Rusell reacciona hijo de perra! juro que si te vas te traeré de vuelta a golpes. ─Sentencia derramando lágrimas estamos hablando de su mejor amigo al igual que Myke, vuelve a colocar las palas en el pecho del hombre que amo y nuevamente se estremece violentamente, miro como el médico, baja las planchas en rendición, me observa y sus ojos se vuelven rojos, deja las palas en su lugar él comienza a practicar RCP y después de varios minutos una enfermera lo aleja. Matilda toma el pulso de William, y sólo mueve la cabeza en negación.

─Hora de muerte 5:40 pm. ─Afirma la enfermera.

─¡¡Noo!! Edward dime que no ¡ayúdalo! intenta una vez más te lo suplico. ─Todo se vuelve gritos y desesperación, me acerco a él y sostengo nuevamente el desfibrilador. ─¡Carga a 360 joules!. ─ordenó y Matilda cede a mis peticiones, echo gel conductor y vuelvo a posicionar las palas en el pecho de William oprimiendo los dos botones que se encuentran en la misma para soltar el zurriagazo, no hay signos vitales alguno suelto las palas en su debido lugar y sostengo el rostro de mi amado con ambas manos.
─Amor vuelve por favor te lo suplico no nos dejes, tenemos mucho de qué hablar necesitamos arreglar nuestra situación, yo aún te amo nunca he dejado de hacerlo. Tenemos toda una vida por delante ¡Te amo William! Te amo, tus hijos esperan por ti necesitas conocer a esos pequeños angelitos.. ¿sabes? son tan parecidos a ti ellos te necesitan tanto como yo. ─Dejo besos en sus comisuras ya que tiene el tubo por donde respira artificialmente, beso su rostro sus bellos ojos están cerrados no concibo la idea de no volver a mirar el color miel que tanto adoro, a escuchar su melodiosa voz decir mi nombre, a sentir una vez más sus caricias como cuando éramos uno sólo.

Sentimientos OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora