Capítulo 7. Sobre cuando tenía 8 años.

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Voy a dividir este capítulo en dos partes, porque no me siento lo suficientemente fuerte como para contárselos todo de golpe. Porque a penas recuerdo lo que pasa en este año y me pongo a llorar. No por lo que hice o no hice, ni porque me auto-compadezco, sino mas bien porque nadie se dió cuenta de nada y eso me parte el alma aunque sea estúpida mi forma de pensar.

Después de perder a mi gran amor las cosas fueron muy monótonas. Clases, sonrisas falsas, peleas en casa por las noches, falta de padres ya que ambos trabajaban por ese entonces, vacío interior, fingir felicidad, hacer tareas, tratar de ser buena en los estudios y aprobar con diez todos los exámenes, fingir de nuevo, sonreír falsamente de nuevo, hablar con gente falsa y convenenciera, fingir para tener amigos, depresión y ansiedad social, ocultar mi depresión y ansiedad social y fingir de nuevo y fingir más y más y más y más y más. Así pasé un año entero.

El estrés poco a poco se fue acumulando. Lo único a mi favor era que los maestros me amaban. Hoy en día puedo ir a mi primaria y los maestros que me conocieron todavía se acuerdan de mi y me saludan. Mi hermana menor fue querida y favorecida por los maestros gracias a mi reputación con ellos.

Siempre fui la niña buena, la educada, la callada pero aplicada. No saben cuanto odié ser así pero traía ventajas consigo. Valía la pena aquella reputación. Al menos el bullying ya no era tan seguido.

Tal vez no quería hacer un escandalo sobre mis problemas. El regresar a una casa vacía era demasiado triste pero ni una sola vez le repliqué o culpé a mi madre por ello. A mis siete, ocho años de edad yo sólo fingía con mi padre, poco me importaba él. La única que me quería era mi madre, lo sabíá de sobra.

Demonios, todavía ni llego a lo feo de este año y tengo un ataque de pánico o ansiedad, como quieran llamarlo. Estoy temblando, mi corazón va a mil por hora, tengo miedo y estoy llorando... Sabía que hacer esto sería muy difícil para mi. Aunque no esté pronunciando palabra alguna mis manos vacilan al momento de teclear cada letra. Lo siento, estoy mal porque mañana me operan y pues el estrés y mi cabeza están en mi contra. Tengo pensamientos suicidas deseando que algo salga mal y al fin pueda no despertar de nuevo. A parte odio los hospitales y ni modo, entrare a un hospital. mi ansiedad esta al cien por lo que quiero contar y por lo de mañana. A parte mi madre quiere borrar mis marcas de guerra, mi único orgullo que me queda, mi recordatorio de que decidí seguir de pie aunque no disfrute la vida. Le dije que no quería pero no me escuchó. tengo miedo y mis pensamientos no ayudan a tranquilizar mis ataques. Es el segundo que tengo en el día. maldita sea.

Ya hasta he olvidado a dónde iba con este capítulo, lo siento. Sólo lo dejaré por ahora y acabaré aquí el capítulo. No tengo la fuerza para llorar y teclear al mismo tiempo. Carajo, me odio por eso.

Verdades Ocultas. (Hidden Truths)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora