CAPÍTULO 27

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MARSHALLTOWN, IOWA

06:53 p.m. Agosto 09, 2030

Claire permanecía en uno de los muebles de la casa en la que vivió por varios años a lado de sus padres, sus enrojecidos ojos, al igual que su nariz, mostraban claramente la evidencia de sus sufridos momentos de angustia al no saber en absoluto de su esposo quien, hacía ya algunas horas se había alejado de ella, no con la intención de abandonarla sino con el firme propósito de ayudar a crear un futuro, un futuro tanto para ella como para su hija en el cual no tuvieran que pasar preocupaciones y mucho menos ser dañadas, más o menos fue lo que Arthur le explicó antes de desaparecer. La mamá de Claire se acercó a ella en su intento por consolarla, llenarla de fortaleza ante ese momento de incertidumbre por el que su hija estaba pasando. No había palabra que la pudiera tranquilizar completamente, lo único que deseaba era que su esposo regresara a salvo, que cumpliera con sus palabras.

La luz del Sol había comenzado a tornarse a un color naranja en el horizonte dejando su intensidad para otro día, dando espacio para el despertar de la noche, una noche que Claire no deseaba que llegara. Habían pasado unos minutos desde aquel pequeño sismo que se había dejado sentir, haciendo que la pregunta de si su esposo volvería a casa se acrecentara aún más en su cabeza. Su mirada permanecía perdida mientras que sus lágrimas eran acumuladas alrededor de sus ojos para después caer sobre sus mejillas, acción que parecía no tener importancia en ella al verse sucumbida en sus pensamientos.

Lentamente llevó su mirada hacia su abultado vientre al momento que colocaba ambas manos sobre este, comenzando a tener pensamientos positivos acerca del futuro que le aguardaba tanto para su hija como para ella, sin dejar a un lado la idea de que su esposo en cualquier instante regresaría, confirmando su promesa hecha segundos antes de su partida.

Un sonido proveniente de afuera de aquella casa logró sacar de sus pensamientos a Claire, haciéndola voltear para ver por la ventana que se encontraba cerca de ella. Después de un rato regresó su mirada hacia donde permanecía su padre, el cual se encontraba sentado sobre un sofá de tonalidad clara, en su mano derecha sostenía una taza de café que había estado tomando desde hacía ya varios minutos, la preocupación en su rostro era evidente pues la situación en la que el esposo de su hija se encontraba causaba asombro, algo que Claire se había imaginado en el momento en el que se vio decidida a contarle a sus padres sobre lo que su esposo podía hacer, y peor aún al decirles la razón por la que había regresado al lugar donde se encontraban. En un momento, los ojos de Claire se vieron agrandarse como platos en señal de sorpresa, como si hubiese presentido algo y al instante una sensación de vacío se sintió en aquel espacio. Las lágrimas reiniciaron a rodar por las mejillas de Claire expulsando toda preocupación y llenándose ahora de felicidad. Arthur había surgido justo en frente de ella y aunque el estado en el que se encontraba no era muy bueno pudo sostener una ligera sonrisa. Claire en seguida se acercó a él dejando envolverse en sus brazos mientras ambos expresaban, sin necesidad de palabras, lo mucho que se habían necesitado durante tan pronunciado tiempo.

Las heridas en el cuerpo de Arthur habían comenzado a sanar, algo que dejaba aún más sorprendidos a los padres de Claire quienes seguían sin poder comprender lo que estaba ocurriendo, pero entendían que no era el momento para dar explicaciones sobre ello sino más bien de apoyarlos. Arthur había decidido hablar sobre lo que le había estado ocurriendo en los últimos meses después de aquel fenómeno presenciado a principios de año con quienes eran parte de su familia, después de todo habían presenciado algo que dejaba demasiadas dudas y que, principalmente, podría causar cierta desconfianza sobre él. Eso pasaría después de tomar un baño, de reposar su ya lastimado cuerpo, además conforme pasaba el tiempo su cuerpo se recuperaba de manera sorprendente, incluso para él.

De antemano, Arthur y su esposa sabían que a partir de ese momento nada podría ser normal o no en el aspecto de la forma de vida que ambos habían estado llevando. Arthur recordaba lo que aquellos soldados habían intentado hacer con su compañero muerto y las palabras que este mencionó antes de su deceso, "te buscarán y lo sabes. Deberás huir, proteger a tu familia", era obvio, Fred había vivido el enfrentamiento contra esa organización y entendido sus objetivos y hasta el final buscó la manera de ayudarlo a sobrevivir de aquel destructivo suceso. Era momento de llevar a cabo eso, proteger a su familia, proteger a su esposa y a su hija que muy pronto nacería. Debían salir de todo ese entorno, dejar todo atrás. Sus pensamientos sobre lo que creyó podría pasar se habían esfumado al ver la manera en la que sus acciones fueron tomadas, la culpabilidad crecía en él pero eso no lo detendría a esforzarse en proteger a su familia, de igual forma de no haber actuado las consecuencias tampoco hubiesen sido alentadoras. Cuidar de ella y continuar con sus vidas, así es como debía ser, así es como las cosas tenían que ser para ellos.

El legado: la llegadaWhere stories live. Discover now