CAPÍTULO 21

3 0 0
                                    

La cristalina bola roja que se encontraba por encima del hombro de aquella criatura cesó de moverse como anteriormente lo hacía, o más bien, el ojo representado en ella dejó de estar tan activo, manteniéndose fijo en un único sitio. La imponente criatura ajustó su posición, quedando alineado hacia la dirección a la que apuntaba aquella bola roja, las líneas iluminadas en su cuerpo comenzaron a parpadear y justo en frente de su rostro un haz de luz comenzó a formarse, atrayendo hasta su centro pequeñas esferas luminiscentes que se alargaban al ser arrastradas hasta agruparse, en conjunto, en una densa bola que de inmediato fue expulsada a gran velocidad, en una trayectoria lineal. Aquella energía traspasó algunos de los edificios que aún permanecían de pie, dejando un centro en ellos. Arthur apenas pudo percatarse de lo que se aproximaba hacia él tan velozmente, pero no pudo hacer nada, su cuerpo no reaccionó en lo absoluto.

De entre los escombros, una figura se movió extremadamente rápida, tomando el cuerpo de Arthur en un estridente movimiento, llevando los cuerpos de ambos muchos metros de ahí. El poder destructor de aquella energía fue intenso, provocando un hoyo sobre el asfalto, con lo cual muchos pedazos de escombros pequeños fueron lanzados en todas direcciones junto a una masa de aire caliente. Arthur permanecía en el suelo, apenas le había dado el tiempo para proyectar una protección alrededor de él y de quien, prácticamente lo había salvado. Volteó su cabeza, a un lado se encontraba Fred quien apenas logró incorporarse, su cuerpo apenas presentaba leves raspones en comparación a la última vez que Arthur lo había visto, la recuperación de su cuerpo era innegablemente alta.

-Así que, aún piensas poder derrotarlo -la determinada mirada de Fred provocó un cierto asombro en Arthur debido a que, después de salir de aquel edificio y dejarlo atrás, este mantenía una postura de no querer verse más involucrado en la lucha contra de aquel ser, con una mirada de desesperación y de impotencia, pero ahora todo eso se había ido.

Arthur se encontraba por decir algo cuando se percató nuevamente de la cercanía de otra de aquella misma energía que hacía unos segundos había sido impactada cerca de ellos. Tocó apenas el brazo de Fred e hizo que ambos se teletransportaran lejos de aquel lugar, siendo este sitio impactado provocando el mismo el efecto.

Los cuerpos de ambos reaparecieron a casi 400 metros de donde se encontraban. Con una ligera agitación en su cuerpo, Arthur se asombraba de cuan eficientes se habían vuelto sus habilidades, pero se esforzó por no denotarlo y mantenerse en su determinación.

-Solo me podría resultar complicado -respondió Arthur a lo que anteriormente Fred le había dicho, haciendo que este lo volteara a ver-, pero no me vendría nada mal un poco de apoyo -en ese instante ambos sonrieron, como dos viejos amigos al reencontrarse.

Estirando su mano, Fred ayudó a su ahora compañero de batalla a incorporarse, mirando ambos en dirección hacia su enemigo en común. Este se encontraba lejos y por el momento aún no los había detectado, aunque eso no duró por mucho.

El ser a pesar de poseer un poder tan destructivo, había permanecido quieto en aquel lugar, tan solo dirigiendo una clase de energía expulsada de su cuerpo en contra de quienes eran sus objetivos. Parecía incapaz de elevarse como lo había hecho antes. Aun así, preparaba otro ataque después de haber dado con quienes tanto se había ensañado en atacar. La energía fluyó como lo había estado haciendo, formándose aquella bola de brillo intenso frente a su cráneo, pero antes de que fuese expulsada, un impacto que terminó en una explosión lo hizo tambalear provocando que lo que se encontraba por realizar terminara cancelándose. Después de eso, más impactos prosiguieron estallándose en el cuerpo del ser ante lo que este, con movimientos de sus alas, comenzó a protegerse del ataque en el que se encontraba.

El general Robertson había posicionado a todo su equipo en derredor del ángel y procedido a realizar una ronda de ataque simultáneo. Los disparos proporcionados por parte de los vehículos generaban un gran daño en quien era su objetivo, haciendo que este tomara posiciones con sus alas para, de alguna forma, evitar que su cuerpo fuese lastimado con mayor severidad.

La actitud de Fred había dado un cambio drástico al mostrarse determinado en terminar de una vez con aquella temible criatura, teniendo en cuenta que de no ser detenida podría haber un caos aún mayor y todo el mundo se vería sucumbido ante ello. Cierto era que sus ideas de conseguir lo que ahora se proponía tenía un punto de partida, una motivación para intervenir y no correr más.

-No hay nada más motivante para una persona que hacer todo lo posible por proteger a los que ama, ¿no es así, Arthur? -La pregunta de Fred quedó por un breve instante sin ser respondida, la mirada de Arthur observaba a sus doce justo donde se encontraba aquel ser siendo atacado.

-Y es por ello que estamos aquí -volteó en seguida su cara a Fred dando una sonrisa a su compañero.

-Cuida de tu esposa -la mirada de Fred se vio desviada, como si recordara algo que le llenara de cierta nostalgia pero que igual lo impulsaba a ser más fuerte que antes- y de tu hija.

Las palabras de Fred provocaron un ligero desconcierto en Arthur, y aún más al percatarse de que había hecho mención de su hija, quien permanecía en el vientre de su esposa y de quien no había comentado con él. Se procedía a preguntar cómo es que sabía eso, pero fue interrumpido por un ruido estremecedor proveniente del ángel, el cual después de permanecer abrumado y acorralado por los ataques por parte de tan inclemente legión de batalla, había extendido sus alas tomando una postura de ataque que de inmediato se vio resultado de esto. Un sonido mucho más estremecedor se pudo presenciar varias cuadras de la ciudad provenientes del ángel y fue procedido por una fuerte onda destructiva. Al suceder eso, toda arma, equipo, vehículo o nave dejó de funcionar dejando a cada soldado que aún permaneciera de pie desprotegido ante la amenaza que representaba tal criatura.

Las aeronaves comenzaron a caer en picada, un espectáculo que para nada resultaba alentador para quienes se encontraban allí. El ser comenzó a moverse de su lugar y con grandes abatidas de sus alas dio inicio con la devastación de sus enemigos, quienes no podían hacer nada más que correr evitando ser destruidos ante tan imponentes ataques, los cuales partían sin ninguna dificultad todo aquello que tocara, aunque eso no fue lo único de lo que debían preocuparse pues entre los ataques, se alternaban impactos de energía que provocaban grandes daños en todo el lugar en el que se dirigiera. La muerte prácticamente deambulaba en todo aquel lugar.

Ante lo que sucedía, Arthur decidió actuar, hacer algo para detener tal exterminio, pero fue detenido por Fred, no porque ahora ya no estuviera impulsado a continuar, sino porque entendía que ambos necesitaban implementar algo más que simples ataques contra su enemigo.

-Ya te lo dije, protege a tu familia, ella es tu mayor fuente de impulso -el brazo izquierdo de Fred se encontraba extendido, justo a donde se encontraba Arthur, evitando que este saliera impulsado a atacar-, pero por ahora, solo concéntrate en no fallar.

El rostro de Arthur se tornó aún más serio, la determinación de lo que debía hacer permanecía en su mente, pero igual comprendía hasta cierto punto lo que su compañero quería darle a entender. Una misión suicida, una oportunidad para acabar con aquel que amenazara con sus existencias.

El legado: la llegadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora