Capítulo 22.-Más de un incidente.

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Con cada paso que daba, Bercouli se congelaba más, sudando varias gotas gordas que le recorrían el cuello, la frente y las patillas. El punto de quiebre para él fue cuando una gota muy gorda de sudor resbaló desde su axila hasta sus costillas.

Escuchaba la conversación de Tieze, Ronye y Quinella.

-¡Yo le creo a Tieze, si es que ella es más buena que el pan blanco! ¡No pudo haber robado de mala fe!

-Y es que ni siquiera ella fue quien me lo robó...de cualquier modo, si llego a encontrar el otro anillo en la habitación, irás a la cárcel por robarme, Tieze. Iré a informar a Bercouli que venga con Egil a...

-N-no es necesario, Quinella-Sama. –Dijo él, un poco antes de llegar al marco de la puerta. Las tres mujeres dirigieron la mirada a ésta.

-¿Bercouli? ¿Es usted?

El viejo capataz se quedó parado en el pasillo, deseando no dar la cara al ser el único responsable de que Eugeo se hubiera escapado del palacio cuando él pudo detenerlo.

Cuando escuchó que unos tacones caminaban a la puerta, siendo claramente los de su señora, Bercouli decidió dar la cara, parándose en la entrada de la habitación. Las tres mujeres se asustaron al verlo sudando y con una expresión de espanto.

-Llegó una carta de él...tiene tres destinatarias. –Él la entregó. Quinella se la quitó con rapidez y desesperación. Tieze hizo lo propio, acercándose a ver si el sobre contenía algo para ella.

Al abrir el sobre, lo primero que Quinella sacó fue una foto de Eugeo posando él solo con una bandera roja en las manos. Estaba a blanco y negro, pero por la nitidez de la misma delataba el color de la tela.

Él sonreía sin abrir la boca, teniendo una expresión igualmente sería. Fruncía el ceño ya que el sol le pegaba en la cara. Llevaba en el pecho varias tiras de balas, y una pañoleta roja que lo identificaba como parte de la comuna.

Excavando un poco más en el sobre, salió el dichoso anillo que seguía. Tieze se rompió a llorar ya que sabía qué era lo que eso significaba: que su marido no iba a regresar.

Quinella tenía un gran nudo en la garganta, no llorando ya que no le salían las lágrimas. Lo que más le dolía era que ese anillo era de su difunto esposo, y que su amante lo había usado...aunque no con ella.

Las tres cartas se asomaron. En el primer doblez de éstas se leía lo mismo, casi como si la intensión de Eugeo fuera que cada una de las chicas la leyera aparte. Era un "Perdóname" seguido del nombre de la destinataria.

La señora de la casa no aguantó más, tomó su carta y la de su hija para dejar a Tieze sola, no quería saber qué le diría. Le interesaba más saber que tenía el muchacho para decirle, y también quería leer la carta dirigida a su hija para cerciorarse de que Eugeo no le saliera con el chistecito de que también era amante de Yuuki.

Bercouli salió del cuarto de Tieze. Ronye se quedó con ella, ya que su contraria tenía los ojos inundados en lágrimas de dolor y tristeza.

Ojala me perdones por no cumplir lo que te prometí. Te dije "hasta la victoria" y como no pude alcanzar tal, no podré regresar a verte. No llevo cargos en mi conciencia ya que tengo la certeza de que moriré con la sensación de cumplir el más sagrado de los deberes: hacer triunfar a la Comuna. No podré estar contigo para disfrutar de ello, lo cual lacera profundamente mi espíritu. No obstante, te dejaré a ti y a tus hijos, a los cuales querré como míos, un mundo mejor, uno donde ustedes pueden vivir y ser felices. Recuerdo cuando nos conocimos, fue el segundo día de mi estancia en el palacio, tú ya trabajas ahí; y nada formal me ataba a ti, sino lazos de otra índole, unos que ni mi muerte podrán romper. Contigo he vivido días magníficos, y sentí a tu lado sentimientos que nunca antes una mujer me hizo sentir ya fueran en los momentos luminosos o tristes. Y que si me llega el final en otros cielos que no sean del Noir et blanc o de una casa contigo, mi último pensamiento será especialmente para ti. Te doy las gracias por tu confianza y por tu amor, y que trataré de regresar a tu lado, así sea lo último que haga. Quizá en esta carta no pueda decir todo lo que mereces escuchar de mí. Pero siento que las palabras no pueden expresar lo que yo quisiera. Te doy un beso con todo el fervor de mi corazón.

Sword Art Online: Palacio Noir et Blanc (Kirialice)Where stories live. Discover now