Capítulo 13.-Tarde de bohemia.

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(Argo me da risa sentada en ese árbol y Klein siendo un mozo JAJAJAJAJAJA)

Durante todo el día se la había pasado lloviendo, así que los trabajadores de la casa estaban todos adentro del palacio. El ambiente era sumamente aburrido para todos una vez se acabaron los deberes en la casa.

Lo que sí, es que en la cocina se continuaban con las labores, lo que era completamente normal. La comida tenía que estar lista.

Una idea que fue muy bien aceptada por todos debido a que aún se sentía un aura general de tristeza ya que un trabajador resultó sin una pierna tras una explosión de artillería.

Al menos estaba vivo y podría regresar al Noir et blanc, lo que eran suficientes buenas noticias por sí sólo. El problema era, ¿Qué labores ejecutaría ahora?

Se quería calmar un poco el estrés, la fatiga de escuchar malas noticias y, ya de paso, matar el aburrimiento general en la casa.

La idea fue de Alice, quien se la comentó a Kirito. Una tarde de juegos después de la comida no estaría nada mal.

Cuando esta noticia llegó a oídos de Quinella, ella misma se sorprendió ya que era excelente. Claro, los miembros de la casa jugarían con los invitados, y la prole jugaría con sus propios miembros, en mesas diferentes.

En espera de que aquello sucediera, algunos trabajadores ya organizaban apuestas de unos pocos céntimos, incluso de un franco, ya exagerando mucho. Otros, por su lado, buscaban que juegos eran buenos.

Se tenían algunas tablas de ajedrez, Catán, dominós, juegos de la oca, incluso dados.

El día daba a la perfección para un caldo de res...Alice estaba bien al pendiente de que nada se colara en lo que ella preparaba. Desde aquella vez, era más precavida en sus movimientos.

Stacia y Kirito miraban por la ventana, viendo como caían las gotas de agua en el jardín, escuchando su ruido y el de las pequeñas gotas que golpeaban el vidrio de la casa.

-No ha salido el sol en todo el día. –Observó él.

-Y hace más frío de lo normal. –Stacia abrazó a su contrario para "poder darse calor". Él respondió el abrazo más por una obligación moral que por su gusto propio.

-Malamente, así es. Lo bueno es que la tarde de juegos estará acompañada de vino.

-Para buena fortuna. –Ambos se sonrieron.

En cuanto al proletariado, éstos vagaban en los pisos superiores, charlaban entre ellos o adelantaban los juegos con una ronda de dados. Al no apostar, podían ir preparándose para las rondas que tenían dinero de por medio.

Algunas de las mujeres miraban a los hombres jugar dados. Otras, por el contrario, se distraían con una partida rápida de cartas.

Era así: los ricos no jugaban con los pobres y los hombres no jugaban con las mujeres, a excepción de las dueñas de la casa.

Quien no iba a pasar por alto una división así era, aparte de Eugeo, Scheta. Ella tenía una tabla de ajedrez en sus manos, dándole un pequeño golpe a Iskahn con éste.

Él se sorprendió un poco, volteando a ver quién era la persona que lo molestaba. Se tranquilizó al ver que era Scheta.

-¿Jugamos una partida? ¿O te da miedo perder contra mí?

-Tú nunca me darías miedo, mujer. –Sonrió él, aceptando el desafío.

Esa partida de ajedrez llamó la atención incluso de los que jugaban dados, deteniendo todo para ver a aquellos dos encarnizados rivales.

Sword Art Online: Palacio Noir et Blanc (Kirialice)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt