Capítulo 7.-La pequeña invitada.

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Era el para nada ansiado día por Quinella en que su sobrina Lyceris llegaría al Noir et blanc. Su hermana lo sabía, sabía perfectamente que ella odiaba a su pequeña hija, por lo que, tras una pequeña discusión en la que había dinero de por medio, ella decidió desquitarse.

La razón por la cual Quinella odiaba tanto a su sobrina es que ella era muy fría, muy antipática y desobediente. Decía la verdad, por lo que eso hacía que Quinella explotara.

De tan sólo pensar que diría la niña de tener a dos prusianos en la casa, la ponía muy de malas, desquitando esa furia con Egil, quien se mantuvo tranquilo del regaño de su señora.

El negro ya sabía por qué era el tedio de su señora. Todos sabían la razón, menos los dos invitados, por supuesto.

Quinella gritaba a todo pulmón, descargando su ira en Ronye, quien se retrasó un poco en traerle el té de la mañana, puesto que se había acabado. Para los dos invitados era muy incómodo esa escena.

-Por favor, Quinella-Sama. Relajase, es un poco de té. –Mencionó Kirito.

Se notó que ella reprimió el gritarse. Simplemente, sonrió de forma cortés.

-Digamos que el día de hoy mis nervios están un poco mal. Hoy viene mi sobrina, y quiero que todo esté perfecto, por eso es que me encuentro tan explosiva. Una disculpa.

-¿Cuántos años tiene su sobrina? –Preguntó Klein.

-Es pequeña. Tendrá unos once años...pero es muy molesta.

-Lo que madre trata de decir es que mi prima, Lyceris, no es muy...sensible, que digamos. Hace comentarios que pueden llegar a herir a las personas, y parece no importarle. –Explicó Stacia, tratando de calmar el ambiente.

-Entiendo. Hay muchas personas así en Prusia, así que no creo molestarme con su presencia. Relájese, Quinella-sama.

Acabado el desayuno, Kirito y Stacia montaban en el mismo caballo, dando un pequeño paseo por los alrededores del palacio. Ambos se notaban muy felices, ya que sonreían muy ampliamente.

Alice veía desde la ventana del tercer piso...tenía celos. Quizá ella ya había capturado la atención del muchacho, pero la razón por la que él estaba ahí era para casarse con Stacia, nada más por eso.

Recordar ese detalle la ponía triste. Alice se sentó en uno de los sillones de una pequeña sala que daba hacía la ventana, la cual tenía una alfombra de color rojo y verde olivo.

Yuuki pasaba cerca de ahí, observando a Alice. Ella sonrió, por lo que fue con la criada.

-¿Cansada de tanto trabajar? –Preguntó Yuuki, con una sonrisa.

-No es tanto por eso, Yuuki-San.

-¿Hum? ¿No dormiste bien? Tómate un descanso y vayamos a tomar el té en mi habitación.

-Que amable de su parte, Yuuki-san, pero no es por eso. Es algo un poco más personal.

-¿Te puedo preguntar qué es?...claro, respeto tu privacidad.

-Son cosas de amor...¿usted nunca se ha enamorado?

-Hum...en realidad, no. Casi nunca he salido de la casa, siempre me han educado aquí, no como a Stacia, ella si ha podido ir a las escuelas de Paris. No he tenido mucho contacto con los hombres.

-¿Y qué hay de Eugeo?

-Él es un caso especial. Es mi mejor amigo, lo quiero mucho por todo lo que ha hecho por mí. Lo malo es que no puedo ayudarte en tus problemas del amor, Alice. Quizá el viejo Bercouli tenga algo que decirte.

Sword Art Online: Palacio Noir et Blanc (Kirialice)Where stories live. Discover now