Capítulo 14.-Secretos en el palacio.

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Yuuki: yuyio es MÍ princeso

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Yuuki: yuyio es MÍ princeso

Alice: él me prefirió a mi

Yuuki: nel, perra, yo lo estrené 😏😏

(Ya es canon la discusión de Yuuki y Alice por el princeso 😱😱😱) que recuerdos de Enamorándome de mi profesora.

Serían las casi once de la noche. Habían pasado unas semanas, se llevaría un mes de la muerte de Eldrie. La Tercera tenía problemas en los frentes, como era muy de esperarse.

Ya eran los días de noviembre, por lo que empezaba a hacer bastante frío. Kirito paseaba cautelosamente por los pasillos del palacio siendo escoltado por su buen escudero Klein. Iban a un punto muy en particular.

Horas antes, Klein había entregado una carta a cierta criada, y la carta era por parte de Kirito. Aquella "cierta criada" era Alice, por supuesto.

Mientras que todos dormían en sus habitaciones, incluido el viejo Bercouli y Eugeo, quien era ya el aprendiz de capataz, esos dos caballeros caminaban sin zapatos para no hacer ningún ruido.

Klein avanzaba varios pasos adelante en caso de que fueran descubiertos, así Kirito podría esconderse. Él tenía una vela en la mano, guiando a su señor en el camino que tendrían que recorrer. No era una enorme distancia, pero sí tenían que ser muy cautelosos.

Alice ya esperaba oculta en la cocina, ya que de ahí irían al bosque. Klein los esperaría en la cocina, y llevaba un libro para distraerse, aparte de que hurtaría un poco de postre sobrante de la cocina.

En cuanto el barón y la criada se vieron, se sonrieron bastante amplio.

-Buenas noches, Kleine Sonne. –Saludó el muchacho.

-Kirito...

-Vayan ya. Los esperaré aquí.

Los dos partieron en el frío de la noche, estando bien cubiertos para no enfermarse en las bajas temperaturas. Alice cargaba una linterna de vela, por lo que eso usarían para dirigirse a la suficiente distancia para no llamar la atención. Caminar en línea recta unos cinco minutos sería más que adecuado.

Iban tomados de la mano, y Kirito le quitó la linterna a Alice para que ella no la cargara. La caballerosidad no se limitaba con los miembros de la burguesía o demás nobles.

-¿No tienes frío, Kleine Sonne?

-Un poco en la nariz. Lo demás está bien, no te preocupes, Kirito.

-Me hace feliz saber que me llamas como si fuera un igual. Es obvio que el trato de la servidumbre con la nobleza debe ser de superioridad, pero eso no importa con nosotros.

-¿Por qué, Kirito?

-Es que nos amamos, y eso es lo que nos hace no ser tan diferentes.

Ella se quedó en silencio unos segundos, acercándose para darle un beso en la mejilla a su contrario, quien sonrió de felicidad.

Sword Art Online: Palacio Noir et Blanc (Kirialice)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt