dieciocho.

196 32 35
                                    

El frío calaba sus huesos, se vió en la obligación de acurrucarse entre sus sábanas, cerrando los ojos un tanto brusco, sólo buscaba evitar las lágrimas, había llorado sin parar todo el día, haciendo así su situación más atroz y asfixiante.

Miraba hacía el techo de su habitación con detenimiento, como si fuese a encontrar alguna respuesta para cada una de sus dudas, la confusión lo carcomía, pensar en aquel chico de cabellos rubios lo mataba en mil maneras y no estaba ayudando en nada para mejorar.

Pero así fue durante éstos últimos años...

Sus sentimientos con el paso del tiempo fueron incrementándose, Mark, ese pequeño precioso de sonrisa bonita, se adueño completamente de su corazón. Y no era una situación del cuál podía estar orgulloso, porque desde que se habían ido... no volvió a saber de él ni de su madre.

Fue horrible al principio, no sabía qué carajos hacer consigo mismo y como debía continuar con su vida.

Por otra parte también estaba asombrado del gran impacto que tuvo el menor en él, terminó convirtiéndose en su rompecabezas, uno el cuál le faltaba ahora mismo; pero pese a ello se acostumbró al dolor, a la soledad, ni siquiera se dió cuenta cuando poco a poco fue cayendo en un gran pozo sin fondo.

El sonido del teléfono se hizo escuchar en las cuatro paredes, sacándolo de sus pensamientos y haciendo desviar su mirada hacía el aparato con desgano, aún así, hizo un pequeño-gran esfuerzo para estirar su brazo y agarrarlo.

- Jaebeom... -murmuró extrañado al leer el nombre de uno de sus mejores amigos.

No dudó en responder, no solía llamarlo tan a menudo en estos días.

- ¿Qué sucede?

- Ahg, Jackson, sabes que odio cuándo respondes así. No es como si tuviera que suceder algo para que te llame. ¿O sí?

- Ahora no lo has hecho, por eso te lo preguntaba. Pero en fin, ¿Porqué me llamaste?

- Mi querido esposo quedó en ir a una fiesta con compañeros de trabajo y amigos, dijo que podrías unirte a nosotros, me parece una buena idea. ¿Te apuntas?

Se quedó viendo un punto fijo sin saber qué responder, no iba a negar que sí la pasaba genial cuando salía con los chicos y se divertía, pero ahora estaba agarrándole el gusto a quedarse encerrado, viendo cualquier cosa que estuviera en la televisión o también dedicarse a dormir todo un día si es que se le apetecía.

Estaba consciente que no era un hábito del todo sano, estar solo la gran mayoría del tiempo, aislarse, descuidarse en el hábito alimenticio, sólo provocaba que su decaimiento fuera aún peor, su salud física y mental estaban siendo afectadas, pero a estas alturas le daba lo mismo todo.

- ¿Estás ahí?

- Paso, voy a quedarme haciendo unas cosas -medio mintió, porque igual tenía que encargarse en unos asuntos del trabajo, pero no eran del todo urgentes.

- Jackson, has estado dando la misma excusa las tres veces que te pregunté si querías salir con nosotros hace unos días atrás. ¿Pasa algo?

- Está todo bien, sólo que no puedo salir.

- ¿No puedes o no quieres? No hace falta que respondas, iremos por ti de todos modos.

- Pero...

No alcanzó a decir alguna otra palabra, esto le enfurecía, porque realmente no quería salir y estaban obligándolo, no se le apetecía absolutamente nada en estos días, tan solo...

Si pudiera tenerlo, con eso bastaría.

Básicamente su mente seguía proyectando el pasado, en los momentos inolvidables que pasó junto a Mark. Dónde dió por hecho que iban a poder estar juntos para siempre, que iba a poder tener la oportunidad de expresarle sus sentimientos a gusto, besarlo las veces que se le diera la gana. Un sin fin de cosas que no podía hacer en estos momentos porque ya no estaba...

𝐻𝑒𝑟𝑚𝑎𝑛𝑎𝑠𝑡𝑟𝑜 || MarkSon ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora