doce.

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Estaba preparando el desayuno más temprano de lo acostumbrado, pero no podía evitarlo si veía esa emoción en el menor porque quería salir a ir a ver tiendas de juguetes. Se felicitaba a sí mismo por haber traído a Mark a la playa, verlo tan sonriente y feliz es todo lo que importaba. No podía evitar sentir ternura por todo lo que pudiera provenir de él, era como un nene de cinco añitos que estaba recién descubriendo el mundo. Era lo más soft que pudiese ver y presenciar por sí mismo.

Jackson poco a poco caía más ante los encantos de Mark.

— ¡Hyung! —se sintió la voz de Mark en todo el pasillo hasta que llegó a su lado todo alborotado por haber corrido — ¿Me veo bonito? ¿Puedo salir así? ¡Es la onda! —mostró su traje de conejo que era a cuerpo completo. Simplemente le encantaba y ahora que al fin lo tenía en sus manos —gracias a Jackson que se lo compró —estaba entusiasmado de lucirlo a cada parte que fuese.

Una instantánea sonrisa se le formó en el rostro al verlo con ese traje. Personalmente él si lo comparaba con un conejo, por lo que no se opuso cuándo Mark de quedó observándolo casi con admiración. Eran idénticos, o eso pensaba para él mismo.

Quería que su pequeño mantuviera esa sonrisa en el rostro, se acercó a él y desordenó sus alborotados cabellos.

— Por supuesto, pequeño conejito —guiño un ojo y rió levemente.

Mark se colgó del cuello en un brinco — ya que era muchísimo más pequeño de estatura que él — y estampó sus labios con los ajenos.

Jackson expandió sus ojos sorprendido por la actitud del menor, pero no se opuso por mucho que esto no era buena idea por su estúpida cabeza que andaba haciéndole una mala pasada. Rodeó la cintura del contrario y lo apegó a su cuerpo siguiendo el beso de manera lenta o mejor dicho...pasional.

A los segundos se separaron, ambos se sonrieron y Jackson no evitó en depositarle un dulce pero corto besito en su frente.

Luego de ese momento, no dejaron más el tiempo pasar y comenzaron a tomar el desayuno con mucho entusiasmo.

•°•°•

Mark estaba casi con su mandíbula en el suelo y las lágrimas inundando el lugar. Estaba emocionado, alegre y muy agradecido con su hyung por haberlo llevado hasta la tienda de juguetes. Estaba impresionado que hayan lugares así en la playa, sentía una gran satisfacción.

¿Cómo podían haber peluchitos tan bonitos? ¡Mas encima de animalitos! No podía evitar chillar de emoción. Había un gran oso gigante, en realidad habían muchos por lo que abrazaba a cada uno de ellos.

Jackson solamente se dedicó a contemplar a su adorable Markie. Estaba más que preparado para morir a causa de una sobredosis de diabetes, su corazón se iría a derretir y simplemente dejaría de vivir. Joder, ¿Quién podría resistirse al ver a un hermoso y adorable pequeño feliz solamente por ver peluches y más encima con un traje de conejito? Aunque sí era sorprendente que a su edad le gustaran y le emocionara ese tipo de cosas que cualquiera podría tachar como infantil. Pero...

Era simplemente irreal, su Mark era irreal.

Fue hasta su lado a pasos lentos y lo abrazó por detrás, dirigió su vista hacía el gran peluche mientras apoyaba el mentón en su hombro.

— ¿Te gusta mucho, verdad? —susurró en su oído provocando un leve estremecimiento en el menor.

Mark se volteó lentamente y asintió frenéticamente con una gran sonrisa en su rostro.

𝐻𝑒𝑟𝑚𝑎𝑛𝑎𝑠𝑡𝑟𝑜 || MarkSon ✓Where stories live. Discover now