A Jackson eso le bastaba para estar feliz, sí, verlo a Mark sonriente y entusiasmado le provocaba una felicidad inmensa, aunque ese sentimiento surgió hace muy poco.

¿Porqué? Él no lo sabía, simplemente no lo entendía, pero no le preocupaba ya que no era malo sentirse de esa manera por alguien más.

— Me gusta muchito hyung, pero vámonos, ¿Sí? —su emoción notoriamente se desvaneció.

Frunció levemente el ceño al notar el cambio de Mark, su hermosa sonrisita poco a poco se fue desvaneciendo sin ningún motivo o eso era lo que pensaba él. ¿A qué se debía ese cambio tan drástico? Le preocupaba.

Deslizó sus manos desde sus hombros hasta sus mejillas y las levantó con delicadeza para que lo mirase. Levantó un poco sus comisuras alivianando sus expresiones faciales, dió un leve suspiro y habló:

— ¿Qué ocurre, pequeño conejito? Estabas emocionado por venir aquí y ya te había  comentado que podías elegir los peluches que quisieras, ¿No? — asintió — ¿Y entonces? — alzó ambas cejas.

El menor descendió su mirada hasta un punto fijo.

— Gracias hyung, gracias por hacer y tratarme como realmente debió tratarme mi pa...—negó frenéticamente —. No...nada,  voy a elegir este peluchito entonces — volvió a mirarlo y se puso de puntitas estirando sus labios dándole un corto beso en la mejilla del más alto.

Jackson quedó confundido, ¿A qué se refería Mark? ¿Porqué le había dicho eso?  ¿A quién se refería exactamente el menor al agradecerle por algo que debió de haber hecho su...padre? Porque estaba más que seguro que se refería a él y era lo más lógico también.

Le compró el susodicho y salieron de la tienda, Mark mantenía abrazado con fuerza a su gran osito.

El agradecimiento por parte del menor estuvo más que presente por todo el camino hacia casa, sí, hacia casa porque Mark no tenía ganas de ir a alguna otra parte, Jackson quería llevarlo a tomarse un helado, a un parque de atracciones que habían cerca o simplemente recorrer el lugar con mejor dedicación, pero Mark se negó rotundamente...no estaba bien y eso se podía notar.

En lo que restaba de camino no dijeron absolutamente ninguna palabra, pero Jackson no le quitaba la mirada de encima hasta que cuando llegaron no dudó en sentar al menor a su lado y se acomodó en el sofá.

Antes de hacerle cualquier pregunta, rodeó su cuello y lo acercó a su rostro para estampar sus labios con los suyos.

— ¿Qué es lo que pasa bebé? —quitó el mechón de su cabello y deslizó sus dedos a su mentón para acercarlo aún más.

Mark acomodó su peluchito entre sus piernas y desvió la mirada.

— No es nada Seunie bonito, gracias nuevamente por el mi peluchito. Siempre será mi favorito —inhalo y se puso de pié dándole un último beso a Jackson en sus labios.

Subió por las escaleras rápidamente, pero obviamente Jackson no se iba a quedar sentado como un inútil analizando la situación. No lo pensó dos veces para salir detrás del pequeño, antes que pudiera cerrar la puerta lo impidió adentrando un pié y así pasó sin más. Aseguró la puerta y se subió a la cama donde se encontraba ahora un Mark en posición fetal. Unos sollozos se comenzaron a escuchar, su corazón inevitablemente se estrujó como una uva.

𝐻𝑒𝑟𝑚𝑎𝑛𝑎𝑠𝑡𝑟𝑜 || MarkSon ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora