𝑿𝑿𝑽𝑰𝑰.- 𝑳𝒂 𝒍𝒖𝒛 𝒆𝒏 𝒎𝒊 𝒐𝒔𝒄𝒖𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅. 🌹

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Zayn.

13 días después...
Domingo, 4:30 p.m.

—Mejor utiliza el rodillo, Zaynie, ya no quiero que estés ahí arriba —dijo Liam, viendo entre sus dedos a su novio pintar las esquinas que unen la pared y el techo con una brocha, montado en una escalera.

—El rodillo no llena bien estas partes, solecito —dijo Zayn—, además ya casi acabo, deja de preocuparte.

Después de la lamentable reacción de Yaser al descubrir la orientación sexual de su hijo, tan solo pasaron 10 días para poder llevas el caso a juicio y discutir sobre quien debería quedarse con la casa.
Dicha construcción estaba a nombre de los tres (Yaser, Trisha y Zayn) por lo que después de que Trisha contó que estaban divorciados y saber cómo dejó a Zayn por una estupidez, no fue difícil que el juez se decidiera por cederles el poder absoluto a ellos dos, además de 4 meses en prisión para el mayor.

Después de haber cambiado las cosas de Yaser de su (ex) habitación al garage, Trisha decidió que ese espacio libre ahora sería como un estudio de arte para Zayn, pues en esos últimos días de desorden emocional para su hijo, pudo ver como este se refugiaba en un nuevo talento que ni siquiera sabía que tenía: el dibujo y la pintura.

Así que le compró varias latas de pintura blanca y unas cuantas más de otros colores, y cuando llegó el viernes pasado de la escuela al hotel, le dio la sorpresa.
Zayn, por supuesto, lo primero que hizo al volver a casa fue correr hasta la de Liam para contarle todo y pedirle que le ayudara a pintar la habitación.

Así que, aquí estaban, ambos solos en la casa pintando el nuevo lugar de "escape" para el moreno, y también de Liam, si él quería.

—Es que me da miedo que te vayas a caer —dijo el castaño—, y no sería una caída muy pequeña que digamos.

Zayn se encogió de hombros.
—Del ataúd no paso, y eso a nadie le afectaría... De hecho, creo que le haría un favor al mundo si me muero.

—Oye, no —quejó Liam, retirando sus manos de su rostro—, mi suegra y yo ¿estamos pintados o qué? Me prometiste que ya no ibas a decir cosas sobre que querías morir o que no vales nada, porque sabes que eso me hace sentir muy triste —añadió, con los ojos cristalizados.

—No, perdón, solecito —Se apresuró a bajar (con cuidado, por supuesto) y envolver a su novio en un fuerte abrazo—. Perdóname, ¿sí? —Depositó un pequeño beso en su cabeza—. Pero no es tan sencillo como parece, las palabras solo llegan y salen, no puedo evitarlo. Aún no puedo procesar ni la mitad de toda esta situación, me jode muchísimo.

—Yo sé, amor —dijo separándose de él y tomándolo por las mejillas—, pero dentro de todo lo malo siempre hay algo bueno de donde sujetarse para evitar hundirse. Sujetate de mí, ¿sí? Yo no te voy a dejar caer nunca.

Una linda sonrisa se curvó en los labios del moreno.
—No sabes cuanto te amo.

—Por supuesto que lo sé —dijo, acariciandole la mejilla con el pulgar—, puedo sentirlo en cada una de tus acciones. Y me atrevo a decirte que te amo con la misma intensidad.

Ambos sonrieron antes de unir sus labios y dar inicio a un lento beso.

—¿Quieres sacar toda la frustración de tu sistema? —cuestionó el rizado, apenas rompieron el beso.

—No solo lo quiero, lo necesito —respondió el azabache.

—Bueno —Liam corrió al otro extremo de la habitación, tomó dos latas de pintura; una roja y una amarilla, y volvió con su chico—, desquítate con la pared.

Rosas: El reflejo del amor || Ziam Where stories live. Discover now